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CLUB DE POETAS

Nuestro club de poetas

En un rincón del alma.... (Bolero)

En un rincón del alma.... (Bolero)

Armonia escribió este hermoso poema dedicado al canal club de poetas:

 

En este rincón de descanso infinito
Donde se funden los silencios
Las palabras
Donde se hace bosque , el desierto
Donde los duendes , son almas
En este espacio altivo y condescendiente
En el estadillo de lo sublime....
En este rinconcito con o sin estrellas
con un piano que pone acordes a la luna
Aquí , entre los infinitos espacios
Sin prisas ni pausas , 
Donde habita lo sencillo de mi poema
Aquí es donde me desnudo
Entre miradas blancas ,
a la luz  de la mielosa tristeza .
Aquí siempre esta el amig@
El que llora el que ríe el que ama
El que nada espera , nada teme ,nada gana .
Aquí tendida en la mirada al vació
En el espacio nácarado de las madrugadas
Aquí se engrandece noche a noche
Esa amistad  cuajada  de poemas
Donde todo es un suspiro
o mil silencios de palabras .

Armonia.12.06.2010

SEGUIMOS POR AQUÍ....

SEGUIMOS POR AQUÍ....


Despues de un tiempo de silencio, volvemos a publicar nuestro blog del Club de Poetas, con la intención de que sea nuevamente un agradable lugar de entretenimiento tanto para la gente del Club, como para aquellos que lleguen hasta él de modo casual, y decidan quedarse un ratillo por estos lares. Ojalá en esta nueva etapa contemos con el mismo apoyo y comprensión que en la etapa anterior, donde tantos amigos hicieron de este lugar un rincón de poesía y amistad.

¡F E L I Z 2 0 0 7 A TODOS LOS SOCIOS Y AMIGOS DEL CLUB DE POETAS!

¡F E L I Z     2 0 0 7    A TODOS LOS SOCIOS Y AMIGOS DEL CLUB DE POETAS!

IN MEMORIAM: A Pochola de Isbil...

IN MEMORIAM: A Pochola de Isbil...

Tenía una voz rotunda

Y tierna

Jugaba con las silabas

A poemar

Enlazaba palabras con olor de rosas

Era sirena que embelesaba al oyente

Y no lo dejaba indiferente

....Era su alma, hecha voz.

Donde quiera que esté

Mi pequeñito homenaje.

A capela

Isbil.

IN MEMORIAM

IN MEMORIAM


Poema dedicado por Armonia a su amiga Pochola

Paseando entre poetas te encontré
Cerca de las voces celestiales.
Tu coraje y tu saber
Tu sensibilidad y tu arte
Tu discreción, a mi entender
Es lo que te hizo tan grande.
 
En este día de los Santos Inocentes
Donde se crece el amor
Nos dejastes, así, casi de repente
Envueltos en gran dolor
No nos separa la muerte
Esperanos donde estés
Y recitanos un poema,
Al oído otra vez.

Armonia

Desde el Club de poetas, te deseamos que descanses en paz, Pochola, gran rapsoda y mejor persona, y que siempre te acompañen nuestro recuerdo, el afecto de tus amig@s y la poesía que tanto amaste.

De el Club_de_poetas a sus socios

De el Club_de_poetas a sus socios


Este día, es un día para acercarnos a la gente que queremos, desnudos de ornamentos innecesarios.... Hoy somos nosotros, sin nada que distorsione la realidad de lo que late en nuestro corazón, de lo que contiene nuestra alma. En este día entrañable, en el que se conmemora que el hijo de Dios nos eligió como parte de su vida...; en el que se celebra que Dios nació en un pesebre, con el único calor de una mula y un buey, quisiera dedicaros mi cariño, mi sonrisa más cálida, mis mejores deseos.

No sé lo que nos depare el futuro. Supongo que habrá de todo: momentos inolvidables, días duros en los que nos sintamos desfallecer. Lo bueno y lo malo alternando. Yo quisiera poder regalaros los mejores momentos, los minutos mágicos, las imágenes imposibles de borrar. En fin: lo mejor.

Queridos amigos del Club de poetas, gracias por elegirnos. Gracias por haber estado ahí durante todo este año. Y sobre todo, gracias porque seguro que no podreis evitar seguir ahí el año que viene. Al fin y al cabo, somos los mejores, no?

¡QUE EL AÑO NUEVO VENGA CARGADO DE FELICIDAD, Y OS ACERQUE A VUESTROS SUEÑOS...¡POR FAVOR, NO HUYAIS DE ELLOS!

brissa

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE BRISSA

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE BRISSA

Queridos amigos del Club de Poetas, llega una nueva Navidad, que para unos es la fiesta religiosa por excelencia, y para todos una fiesta familiar y entrañable de encuentro. Sea cual sea vuestro caso, os invito a vivirla desde la generosidad del acercamiento a los que sufren, a los menos afortunados....algo que debería ser una constante en nuestras vidas, y que en Navidad nos recuerda el egoismo que impera en nuestra sociedad.

Que seais muy felices, y compartais esa felicidad con todos los que os rodean. Que vuestra alegría se extienda como un manto de luz sobre todo lo cercano. Que vuestro amor llegue hasta donde seais capaces de enviarlo. Que vuestra generosidad alcance cada rincón al que podais llegar. Seguro que allí otro ser humano la recibirá con los brazos abiertos.

Que Jesús, que un día vino al mundo para traernos su mensaje de amor, llegue hasta nuestros corazones, haciéndolos más humanos, más solidarios...

¡¡¡Que tengais una FELIZ NAVIDAD.........y que el NIÑO DIOS OS BENDIGA!!!


Sofía-brissa

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE OPULS

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE OPULS


A todos los miembros del Club, y también a todos los
visitantes del Canal, os deseo una FELIZ NAVIDAD... Y
pido a la Divina Providencia que el próximo año
podamos desearnos lo mismo, porque no se haya cumplido
lo del BOSQUE DEL ADIÓS, ni la DAMA DE BLANCA PALIDEZ
haya tirado de nuestra mano.

¡¡PAZ A TODOS !!

Gonzalo L. Miranda (Opuls )

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE CINDE

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE CINDE

MIS MEJORES DESEOS DE PAZ Y FELICIDAD PARA MIS AMIG@S DEL CLUB DE POETAS

TOÑI_CINDE

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE ARMONIA

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE ARMONIA

Cada año, renace el espíritu de la NAVIDAD en todos los corazones generosos. ¡Queremos cerrar el año buscando la Paz, pero no llega! Mientras tanto, recorremos de la mano los senderos de la vida. En ellos, los niños serán los que tendremos que rescatar de la realidad cruda y dura. Por ellos, y en el amor, nos ocuparemos estos días  de sus sueños; todos sabemos cuales son ...

Soñemos como "pequeños". Os deseo lo mejor, desde el abrazo apalabrado.

¡Felices días a todos los amigos del club, que noche a noche nos juntamos como excusa, en un poema....!

El amor, el desamor, la paz, la guerra... Que no nos dejen sin ELLOS. SOÑEMOS.

El acebo que plantamos en Gijón....

El acebo que plantamos en Gijón....

Un día de abril, de cielo plomizo, un grupo de loc@s.... o de amig@s.... o de loc@s amig@s nos fuimos con una azada -comprada en un chino- a intentar perpetuar la memoria de un mágico encuentro.

El escenario: Gijón.

Los hortelanos: Zenyzienta, muad, habana, mim0, Freedom, la_sin_nick y brissa.

El protagonista: Una cría de acebo, un pequeño esqueje que quisimos fuese el testimonio vivo del encuentro entre un grupo de gente que se sintió unida de un modo difícil de explicar.

Han pasado más de dos meses, y queremos mostraros a los que no pudisteis estar allí esa semana santa maravillosa cómo nuestro acebo crece sano y fuerte, como sana y fuerte crece nuestra amistad. Esta foto que nos envía Zenyzienta es de finales de mayo, así que ya podeis suponer que desde entonces todavía está más grande y hermoso.

Ojalá podamos visitarlo en muchas ocasiones, y verlo crecer vigoroso, como testimonio de lo que los sueños y la ilusión de unos cuantos locos pueden llegar a hacer realidad.

Un abrazo

A María (Hermética) , poema de Elegancia.

A María (Hermética) , poema de Elegancia.

Poema escrito desde el cariño, de Elegancia para hermétika.

A María (Hermética)

Es honda y grande la pena
cuando un amigo se va...
Y así rociera la salve
que yo te supiera cantar,
hasta el Reino de los Cielos -María-
sin duda la haría llegar.
¿Y aún crees que no había cielo? ¡Mira!
Que el dolor y el cansancio lo dejas atrás
¡Cuerpo de mujer, alma de niña!
Más allá de los confines
detrás de la eternidad
dicen que habitas -María-
valiente, tesón alegría
con mil querubines en libertad.
Y mientras... aquí en los cristales
con tu sonrisa intacta
y con tu bondad,
Solo, tan solo estos versos
De amarga dulzura...
¡Cuando un amigo se va!

-elegancia- 01.07.2006

Mi pensamiento contigo (Escrito por Ranyana, para Hermetika)

Ranyana me ha dictado estas palabras para su amiga íntima María (hermetika).
Aquí los pongo; va por ti, María.

Mi pensamiento contigo

Te has marchado volando
arrullada por tu risa,
por tu voz fuerte y grave,
por tu carácter.
Me he quedado con tu sonrisa,
con tus palabras dulces y amables,
con tus consejos.
Compartí contigo momentos inolvidables,
me has dejado sola con tu recuerdo
y me he quedado contigo.

Ranyana 26 de junio del 2006

¡QUÉ VIENE.... QUÉ VIENE....!

¡QUÉ VIENE.... QUÉ VIENE....!

Queridos amigos,ya está ahí, a poco más de mes y medio... Qué vieneeeeee.....¡LA KEDADA DE AGOSTO!

Este año será el sábado cinco de agosto, en Madrid, como ya es tradición, y queremos invitaros a que os animeis todos los amigos del Club, a los que os sea posible estar ahí ese día.

Los que han asistido a la kedada de agosto, desde el primer año en que se organizó, así como los que lo han hecho a las otras que hemos tenido en Sabadell, Murcia o Gijón, pueden testimoniar que son encuentros donde se respira amistad, y se disfruta la alegría de poder salir de detrás de nuestras pantallas, aunque solo sea por unas horas, y abrazarnos y compartir unos momentos que siempre resultan inolvidables.

A falta de fijar el lugar del encuentro, os adelantamos ya la fecha para que podais ir incluyéndola en vuestros planes inmediatos. Ah, y recordad que podeis traer a familiares, amigos, convivientes, amigos invisibles, mascotas etc.etc.etc., todos serán bienvenidos si llegan acompañados de un amigo del Club.

¡Para haceros boca, y que ni os lo penseis, ilustramos esta invitación con una foto de la kedada madrileña del 2004, con nuestro amigo muad como galán del fotograma... ;)

¡ NO FALTEIS, CONTAMOS CON VOSOTR@S!

CRÓNICA DE UN ENCUENTRO (III) por Muad; Segunda parte.

....
MIMO

Es lo más parecido a un vino gran reserva: serio y juguetón. De lo que entiende, entiende un rato largo, compañero agradable en todo momento, no verás en él ni un asomo de acritud. Despierta confianza de una manera natural y posee una inteligencia práctica fuera de lo común. Aportó a la quedada presencia, esencia, experiencia y pitorreo lo que nos permitió disfrutar de su manera de ser y de hacer. Encantado de haberte conocido un poco mejor, Mimo.

FREEDOM

Coletitas es la niña de nuestros ojos. Su manera de hablar, fuerte y si vacilación, su saber estar con los pies sobre la tierra, su acusada juventud madurada a velocidad vertiginosa, le da un tinte peculiar y único. Como compañera es activa y divertida, y en la conversación asoma su sentido común ostensiblemente; por supuesto le sobra cachondeo y si tiene que tomarle el pelo a alguien se lo toma a base de bien. Si digo que es una poetisa fuera de serie no descubro nada nuevo, y si digo que su presencia entre nosotros es imprescindible, tampoco. Gracias por ser tú coletitas.

BRISSA

Brissa es maravillosa. Toda cariño, Toda corazón. Es capaz de irradiar el afecto con la misma naturalidad con la que el sol derrama su calor, ese calor que te impregna, que se apodera de ti y te llena de vida. Y cada vez que la miras, esté donde esté, siempre sorprendes en ella esa risa que te desarma y te invita a sonreír. Donde se necesite una palabra amable allí la pone ella, paño de lágrimas para todo el que la reclame en busca de consuelo.
Su fuerza es la presencia de sus amigos, y cuando se van, su flor delicada y frágil, brilla fugaz en el agua, lágrima viva en un mundo con demasiadas distancias. Nos alimentó material, (¡cómo cocinas compañera!) y espiritualmente, y, sin ser sargento, nos trajo y nos llevó por donde quiso.
Mi entrañable amiga, pedacito de mar, nunca nos dejes.

MIGUEL ÁNGEL

Es físico. Teórico y práctico, pero solo se le nota lo justo, sobre todo cuando ejerce de poeta.
Es un culo inquieto y donde está nada permanece tranquilo. Es de los que tienen todo el día las antenas desplegadas para captar y degustar lo que la vida ofrece, que suele ser mucho más de lo que la gente piensa. Hagas lo que hagas es el compañero ideal y no hay tema de conversación que no puedas tocar con él. Carece de toda afectación y rezuma naturalidad; tiene la azotea muy bien amueblada pero si tiene que darle una patada a la lógica, se la da y se queda tan tranquilo.
A ver si vienes por La Rioja, compañero… te espero.

CRIS

Con ella sé que agotaré los más bonitos y agradables adjetivos del diccionario. Ponedlos todos en fila india, leedlos, y os haréis una idea de lo que es Cris. En el papel de anfitriona se desvivió por nosotros. En el de guía, estuvo perfecta, aunque para seguirla por Gijón tuve que sudar tinta china ¡jolín! que aquí son todos de la cuerda del Alonso ese. Como compañera no es una compañera cualquiera, es “la” compañera. Su delicadeza solo es comparable al tacto del resplandor de la luna, (Muad no te pases), y su simpatía no tiene límites.
Como poetisa es una bicoca y le da cien mil vueltas a muchos que van por el mundo dándoselas de hiperliteratos inasequibles, y cuando recita…bueno, cuando recita uno se olvida de todo.
El último abrazo que di y que me dieron fue el suyo, y casi se me saltan las lágrimas cuando me estrujó con esa suavidad que sólo ella sabe transmitir. Gracias por todo y sobre todo, por la energía que nos regalas.

HABANITA

Me cautivó con su voz, llena de matices melodiosos. En principio. Detrás de su voz se escondía (para mí) una poetisa excepcional a la que yo había leído muy de pasada (mea culpisima) y sobre todo una personalidad humana y cultural que me dejaron estupefacto. Pero lo que acabó por dejarme KO fue su fino sentido del humor y la coña marinera de que hace gala, con una elegancia y un estilo que son dignos de ver. Sus comentarios, sus puntos de vista revelaban una inteligencia de la que ella misma no sé si se da cuenta.
Era el alter ego de Brissa.
Su mirada, con esos ojazos que parecen los botones del cestaño de mi abuela, todos grandes y redondos, manifestaba una tal cantidad de matices que parecía un caleidoscopio. Si se hubiese puesto a hipnotizarme lo habría conseguido.
Un sol.

LA-SIN-NICK

Es el azote de la masculinidad andante y reinante. A pesar de eso me cayó bien en cuanto probé sus “princesitas” así que, como goloso que soy, me conquistó por el estómago.
Eso de entrada.
Luego fue conquistando otras parcelas de mi personalidad.
Cuanto más conoce a la humanidad, más quiere a su perrillo diminuto, pero estoy seguro de que, después de haber estado con nosotros, esa opinión se le habrá tambaleado un poco. No mucho. Algo…
Tiene una risa fácil y explosiva y una ironía demoledora que no tiene reparos en descargar sobre quien se hace acreedor a ella. Pero tiene su punto sensible, su toque de fragilidad, un algo medio escondido que despierta la sonrisa y la complicidad, y acaba por convertirla en algo mucho más atractivo y encantador de lo que ella supongo que piensa y cree. ¡Ja! Conocerte fue un auténtico placer muchacha.

CINDE

Cinde también me conquistó por el estómago. ¡Menudos bombones! Pero quiero hacer constar que sin bombones también me hubiera conquistado.
Tiene una cara de no haber roto un plato en su vida, con unos rasgos de una inocente bondad a prueba de bombas, que te dan ganas de colocarle unas alitas blancas y una corona luminosa.
Como poetisa la conocía de sobra, (a ella sí); ya se sabe que tiene más premios que trofeos de liga el Real Madrid. Su carácter hace juego con su fisonomía y es una delicia estar con ella.
Nada muchacha…a por el Nóbel…


Nos habíamos dado la gran paliza para recoger aquello. Y para dejar las cosas más o menos como estaban. Lo de la cocina fue de órdago pero al final no se notaba gran cosa el pequeño caos que fue. Sólo nos quedamos con la duda de si el microondas se lo cargaron las palomitas, o es que ya estaba tocado del ala. Y de la cola.
En el hiper cargamos con una tonelada de palomitas para microondas, para ponernos morados entre verso y verso; pero nada más meter el primer paquete, y cuando éste se inflaba alegremente en medio del pimpampum, el microondas hizo ¡PORRROOOMMMM!, con fuegos artificiales de verdad, así que, acojonados, lo apagamos por la vía rápida. Adiós a las palomitas. Resignación. ¡SNIFFF!
Con las maletas a buen recaudo, (Freedom para cuando nos levantamos ya había volado, “adiós Coletitas…”), llegó la hora de acompañar a Habanita al bus, con Mimo y Brissa. “Adiós Habanita guapa, cuídate.” Besos, abrazos, lagrimillas, lagrimazas, con el nudo en la garganta cada vez más prieto, nos dejamos caer en un bar desierto para desatascarnos un poco y concedernos un pequeño toque de olvido. Pero el tiempo se nos echa encima y Cris está a punto de venir a buscarnos.


“¿Hasta cuando te quedas?”
Me gustaría quedarme hasta lo último de lo último, pero nada más pensar en el atasco de Bilbao se me ponen los mismísimos hasta donde ya os podéis figurar. Pillar el atasco de Bilbao es una de las experiencias más traumáticas que un ser humano es capaz de experimentar. De modo que, cuando emigramos con armas y bagajes a casa de Zeny y Zeny me dijo “quédate a comer”, planteé lo del atasco en términos dramáticos, para hacerles ver que mi acojono era real como la vida misma.

En casa de Cris, todo luz, dejamos caer nuestras últimas palabras, oímos los últimos poemas y, la verdad, alargar aquello era ya para mí una agonía, ya no por el dichoso atasco, sino porque tenerlos allí y estar con el pensamiento puesto en que dentro de poco los iba a tener que dejar, me ponía melancólico y tontorrón, con que decidí irme. Largos abrazos, largas miradas, brillantes sonrisas que apenas podían disimular su humedad. El último abrazo me lo dio Cris antes de entrar en el ascensor.

Y me quedé solo.


APÉNDICES Y ACLARACIONES

El atasco de Bilbao tuvo lugar exactamente al día siguiente. Eso da una idea de lo alegremente que camino yo por el mundo.

Estos textos han pasado la censura y obtenido la aprobación de todos los que aparecen en ellos. Vean.
NIHIL OBSTAT

El as de picas me lo quedé yo. Y el comodín.

¿Merecería la pena patentar el parchís a tres y el parchís con negritos? Mimo, entérate a ver.

¿Se puede hacer una sección en el club de inventos poéticos?

El año que viene celebraremos el cumpleaños del acebo con tarta de fosfatos nitrogenados y velita. ¿Vale?

El perrito de La-sin-nick es el can más miniaturesco del mundo. Ella dice que va a crecer.
Bueno.
Ya veremos.

Fin (De momento)

CRÓNICA DE UN ENCUENTRO (II) por Muad; 1ª parte.

CRÓNICA DE UN ENCUENTRO (II) por Muad;   1ª parte.

GIJÓN ABRIL 2006

El viaje fue luminoso y lleno de verde monotonía salpicada de casitas blancas con tejados rojos, casitas blancas con tejados rojos, casitas blancas con tejados rojos…De vez en cuando aparecía un azul sin horizonte.
La autovía era un continuo tobogán donde los locos de cada día ponían a prueba la capacidad de Dios para hacer milagros. Parece ser que Dios se mantiene en buena forma.


Mientras resolvía un sudoku insultantemente facilón, Coletitas ponía en pie un batallón de naipes que se erguían unos sobre otros en precario equilibrio en busca de su propia cúspide y de su permanencia efímera…corrí a por la cámara antes de que cualquier meneillo atmosférico diese al traste con el rascacielos. Hay foto… ¡hay foto!...

No era una cocina grande, pero era suficiente. Una mini mesa, unos mini taburetes someramente acolchados, algunos con mini respaldo para mini espaldas.
Tardó en abarrotarse lo que tardamos nosotros en llegar con la compra; lo que hasta entonces fue una cocina suficiente, empezó a parecerse a una estación de metro japonesa en hora punta. De la avidez por la horizontalidad pronto se pasó a la avidez por la verticalidad. El suelo, relativamente pisable hasta ese momento, pasó a convertirse en zona minada parcialmente resbaladiza, y en algunos momentos, descaradamente pringosa. La mesita desapareció de la vista sepultada bajo un sinfín de artilugios y las sillitas parecían cada vez más minúsculas, sólo aptas para minús-culos.
En estas angustiosas condiciones, nuestra amadísima cocinera Brissa tuvo que emplearse a fondo, dar lo mejor se si y sacar adelante sus exquisitos platos… ¡ays, qué mejillones!
Cuando la placa de vitro fue encendida y puesta a la máxima potencia, 6, la potencia brilló por su ausencia, y unas anchoas rebozadas que nos hubiésemos comido crudas, ( a esas horas no estaban nuestras tripas para remilgos,) intentaban freírse sin conseguirlo.
Los ingenieros intervinieron para dilucidar la causa de la escasez de energía, que si el diferencial, que si poca potencia, que si los cables, que si cuernos, hasta que, tras casi una hora de precaria fritura, nuestro genial científico Habanita dio con la clave: la máxima potencia no era 6 sino 1. So bobos.
Para entonces las mandíbulas ya estaban activas y daban cuenta de ciertos embutidos y quesos, y de cuantas exquisiteces de uso inmediato había disponibles. Se abrieron las botellas de clarete de Rioja y las anchoas empezaron a pasar a los habitáculos estomacales saciando unas hambres que ya empezaban a tomar tintes dramáticos. Nadie se sentaba. La excitación del encuentro, las perspectivas inmediatas, las primeros intentos de adecuar el piso a nuestras manías, las primeras conversaciones y el cachondeo que había, todo ello dio lugar a que nuestros culos apenas tocaran silla. Nos dieron las tantas y las cuantas, cosa que iba a ser la tónica general de todos y cada uno de los días, culminando el desatino horario el mismo sábado en el que a las cuatro de la tarde andábamos con un aperitivo de supervivencia y una paella por hacer.

Unos madrugábamos más que otros. Por lo general era yo el que antes amanecía, excepto un día en que Coletitas ya andaba por allí. Las andanzas nocturnas eran escasas y, salvo la primera noche en que tras la segunda meada me salió de la cocina una especie de Habanita que por poco me provoca un infarto del susto que me dio, los sueños transcurrían apaciblemente. Cuando Mimo se incorporaba, una vez duchados y desayunados, (se desayunaba al buen tun tun,) nos liábamos a jugar con los naipes, el dominó o el parchís.
Y fue al iniciar una partida de parchís con tres jugadores cuando se nos ocurrió que las fichas que no eran de nadie las pudiésemos utilizar todos indistintamente en nuestro turno, bien para comer fichas a los otros o bien para obstaculizarles. Fue un exitazo de partida.
Ya de vuelta a casa se lo propuse a las amigas de mi hija pequeña, pero en la modalidad de cuatro jugadores. Cada jugador incorpora a sus fichas una ficha más de color negro, fichas que son comunes y que cada jugador puede mover en su turno si así lo desea. Pues está haciendo furor. Probadlo.

Bajé meteóricamente por la avenida de la Constitución hasta las mismísimas puertas del edificio donde supuestamente ya se encontraban Mimo, Brissa y Habanita. Aparqué en precario y le di caña al móvil hasta que una Brissilla entusiasta me saludó con un “¡hola niñoooooooooooooo!” “Asomaos que estoy aquí.” “Niño, que no estamos en el piso, que estamos más arriba de la avenida y vamos a por la compra…ven a buscarnos…” “Valeeee…”
Vuelta hacia atrás sube que te sube la avenida y allí me los veo en una esquina soleada, Mimo echándome el alto, Brissa con la oreja colgada del móvil y Habanita, tan elegante ella, con una chupa tres cuartos negra y con cara de tempanito primaveral, que los airecillos de Gijón aunque vayan soleados, son puñeteros y calan hasta los tuétanos.
Aparqué en precario, como de costumbre, y me lancé a los besos y a los abrazos, (juraría que Mimo había crecido,) y esperamos a que Brissiña acabara con el móvil, es decir, que acabara de hablar para abrazarla, que ya tenía ganas.

Dos años antes en Sabadell yo era una máquina de perderme por sus calles, laberínticas como pocas con una colección de encrucijadas que te lobotomizaban los mapas y te ponía cachonda la brújula. Gijón es de una sencillez aplastante, si nunca pierdes de vista el norte, es decir, el mar. Así que aunque preguntamos por el hiper dos o tres veces en ninguna de ellas tuvimos que corregir la trayectoria, y aterrizamos en el aparcamiento como si fuésemos de allí de toda la vida.
Era como sentirse en familia, una familia todo lo “sui generis” que se quiera pero familia al fin y al cabo, lanzada a la heroica empresa de aprovisionarse de víveres para afrontar un fin de semana que amenazaba con un asedio feroz a nuestro apetito insaciable.
La verdad es que, ante no sé qué presunta escasez alimenticia, nos entró una especie de pánico tal que empezamos a echar cosas al carro hasta dejarlo a punto de reventar. Nos llamó entretanto Cris para ver de ir a buscar a… ¡Coletitas! Que llegaba a las… ¡dos y cuarto! “Ya cojo yo mi coche y me voy con Charo a por Freedom…” Podíamos seguir tranquilos con nuestra labor de vaciar el hiper. Con las de Gijón al tanto, la ciudad, que aún nos parecía extraña, nos pareció un poco más nuestra, hasta el punto de que se nos quitó esa pestecilla a forastero tan difícil de desprender. Ya éramos de Gijón de toda la vida. O casi.
Nos asomamos al mar, mar de Gijón. El horizonte se disolvía en dudas azules y blancas, sin tener muy claro dónde acabar el mar y dónde empezar el cielo. Olía a nostalgia. Una brisa más que fuertecilla nos vapuleaba sin darnos tregua, entristeciendo un sol que se las daba de chulo brillando en plan luminosillo, pero que en realidad no daba la talla. Era un azul irreal, carne de recuerdo, el típico azul de academia de pintura para señoritas de mirada etérea, un azul envolvente, extrañamente tranquilo en un Cantábrico apacible y dormilón. Así que, en vez de paladear los brebajes en la terraza, decidimos pasar al interior, tras los cristales, donde tuvo lugar la primera de una serie de variopintas tertulias donde se empieza hablando del dichoso chat y se acaba cencerreando por las verdes colinas. Las primeras confidencias asomaban con encantadora timidez, mientras Mimo y algún hambriento más que habían padecido en mayor medida la peripatética y desorganizada comida de aquel primer día del encuentro, se resarcían con cierta voracidad de las penalidades pasadas y asesinaban el gusanillo de un hambre parcialmente (muy parcialmente) saciada.

El sábado transcurría entre naipes y dominós mientras Brissa y Habanita se decidían amanecer en un día sobradamente amanecido. Y el pulpo y sus primos los calamares esperaban impacientes en el frigo a que las expertas manos culinarias de Brissa hicieran con ellos ese extraordinario guisote que, a pesar de lo tardío, mereció la pena catar. Sentados a la mesa. Como si comer juntos fuese la cosa más natural del mundo. Como si hubiésemos comido juntos desde la fundación de Roma, (ab urbe condita.) La sensación…

Bajé a comprar el hacha de guerra, es decir, la azadilla que nos iba a servir para plantar el acebo. Fue una suerte que al otro lado de la calle tuviésemos a nuestra disposición una tienda de chinos más que mediana, benditos chinos, dónde estaríamos ahora sin ellos. Allí comprábamos naipes, cuadernos, bolis, y en definitiva, todas aquellas bobadas totalmente imprescindibles que siempre que sales por ahí te dejas en casa.
Como durante ese día todo había ido tardío y parsimonioso, salimos a por los coches casi con lo puesto rumbo a cierto lugar que ZenyZienta conocía. Saltamos de rotonda en rotonda, nos metimos y nos salimos de una autopista atestada de locos, y encaramos una carretera empinada que se retorcía entre cientos de verdes primaverales. Lloviznaba con esa suavidad con que llovizna en las tierras del Cantábrico, impregnando el silencio de un rumor continuo que pasa totalmente desapercibido si no te pones a escucharlo.
Aparcamos bajo unos eucaliptos apáticos. Desde allí se veía un poquito de cielo, un poquito de mar y un poquito de ciudad. Pasamos la carretera hasta una especie de zona de recreo con un par de mesas y alfombrado con una hierba que crecía espesa y despeluchada; después de oscilar de aquí para allá en busca del lugar adecuado dimos con un rinconcito abrigado, ligeramente inclinado, donde comenzamos a cavar furiosamente y por turnos espontáneos, unos con más estilo, otros con más entusiasmo, todos con un toque de emoción que afloraba sin querer en los gestos y en las palabras. Hasta tal punto llegó el entusiasmo por ahondar el agujero que hubo que parar el carro porque, un poco más y, en vez de plantar el acebo, casi lo enterramos.
Lo colocamos, le echamos tierra y lo tacuñamos. Por fin nos quedamos contemplándolo, allí, como uno más de nosotros, aceptando la tierra y la lluvia que ya hacía brillar sus hojas coronadas de pinchos.
Nos entró la fiebre por las fotos, todos queríamos plasmar y ser plasmados en un escenario único, histórico, como si intuyésemos la importancia que para un grupo humano como el nuestro pudiera tener aquel lugar, aquel momento, hito y referencia para un esperanzador futuro, nuestro futuro como amigos entrañables en busca de lo inacabable, de lo infinito, de lo eterno.
Ojalá que algún día, todos podamos reunirnos de nuevo alrededor del acebo, hijo de nuestros deseos, fruto de lo que cada noche nos regalamos.
La llovizna también ponía brillo en nosotros y en nuestros chubasqueros, aunque iba amainando según la tarde se apagaba. Cris, la guardiana del acebo, estará cerca de él y nos tendrá al tanto de sus primeros pasos en ese rincón donde, si todo va bien, iniciará su camino hacia las estrellas y, después de ver cómo año tras año volvemos a reunirnos a su alrededor, cada vez más viejos, cada vez más sabios y cada vez más amigos, nos sobrevivirá por largos años como testigo de algo hermoso y único.

Cris nos llevó a la cima de un acantilado bastante elevado al que no le faltaba hierba para pastar, lejanía para perderse, azul para soñar, un faro pirulero y un sol que se ruborizaba más y más según se iba cayendo hacia el horizonte, hasta que se puso rojo como un tomate despertando ohs y ahs en las delicadas sensibilidades de poetas y poetisas. Tomamos un camino y, en continua pelea contra el empuje de un viento que la mar nos disparaba, caminamos hacia el fin del mundo de aquella tarde.

Volvimos. Nos esperaba una noche larga e intensa pero antes debíamos ir a casa a encasquetarnos nuestras mejores galas para en acontecimiento que se avecinaba. El piso echaba humo a causa de tanto meneo, tanta ida y tanta venida, tanto entrar y salir, tanto reflejarse y ser reflejado…recomponerse para tan gran acontecimiento trae laboriosos trabajos y onerosas manipulaciones, y nuestros cuerpazos requerían de todo nuestro arte y de todos nuestros afanes. Por fin, después de la batalla, acabamos más o menos deslumbrantes.


No me pidáis orden ni concierto, pues odio las cronologías. Hubo un encuentro. También una despedida. Entre uno y otra, una avalancha de imágenes, una muchedumbre de palabras, un sinfín de gestos y una infinidad de risas, todo ello salpicado del cariño de las miradas y la cercanía de los contactos, los besos y los abrazos. Compartimos techo y mesa, compartimos el aliento, compartimos sueños y decepciones, alegrías, fracasos, todos depositados en la memoria de quienes sabemos que los guardarán cerca del manantial de sus pensamientos, donde vive lo intocable, lo sutil y lo inaprensible. A veces pienso si no fue un sueño lo que vivimos. No puso ser porque fuimos muchos los que lo soñamos. Y me encantaría volverlo a hacer.

Guapos e impecables, tras arduos trabajos cosmético-traperiles, nos lanzamos plano en ristre a buscar el escondido bar nocturno donde habíamos quedado con Zeny y La-sin-nick para degustar una velada poética a la que acudíamos con muchas ganas.
Era la última noche. Todos lo sabíamos. Cada uno para si. Y también que el día siguiente iba a ser morrocotudo, lleno de prisas, ansias, decepción porque a pesar de que tres días son tres días, teníamos la sensación de que el administrador de nuestro tiempo nos había estafado miserablemente.
Y lo peor. Sí. Las despedidas.
Encontramos por fin en una callejuela una puerta con dos farolillos regordetes y entramos en un bar de copas cuyo centro neurálgico era un autobús de los tiempos de mi tatarabuela, muy mono y bien conservado. Desde el interior del autobús, una o dos camareras, según, se afanaban por hacer realidad esos mejunjes de moda que se piden como quien sabe lo que se pide y que se beben sin rechistar y sin leer los ingredientes.
A la izquierda de la entrada había una especie de pequeña alcoba con una mesa y unas sillas austeras, cuyas paredes estaban decoradas con algunas fotos…también de los tiempos de mi tatarabuela, un aparador con artilugios no demasiado modernos y las puertas de entrada a los servicios que le daban a la alcobita un tinte cosmopolita muy campechano pues todos los que querían evacuar tenían que pasar por allí. Pero para nosotros, los poetas, colgarnos de las regiones celestiales y nadar por esas estratosferas ajenas a los vaivenes mundanos, no es ningún problema.
Cris y Charo aparecieron espléndidas, es decir, más espléndidas que de costumbre. Entraron y pasamos a ocupar la pequeña alcoba que parecía preparada para eventos como el nuestro. Pronto, de la superficie de la mesa, empezaron a brotar papeles y carpetas, libros, tabaco, vasos, botellines y toda clase de armatostes que nunca pueden faltar en una velada que se prevé prolongada e interesante.
Todo el mundo recitaba con la emoción subida, dando lo mejor de si, aunque cuando lo hacía Cris todo era más intenso, más crudo, y entraba más adentro. Oí versos que nunca había oído, en alas de las voces amigas, y me dejé llevar sin oponer resistencia olvidando por una noche mis filias y mis fobias poéticas…
LOS VERSOS DE CRISTAL, el libro, nuestro libro, pasó de mano en mano y de voz en voz depositándose mansamente en nuestros pensamientos y siendo conscientes de que el libro salido de nuestras entrañas era algo vivo y palpitaba en nuestras manos.
Nos dieron las tantas. Y las cuantas. Y eso que alguien tenía que madrugar más de la cuenta.

Nos retiramos con pereza, con esa lentitud que a veces adoptamos intentando engañar al tiempo para que zanganee él también con nosotros. La noche, lo que quedaba de ella, nos esperaba afuera. A la luz de las farolas y al abrigo de una esquina recién lloviznada estuvimos un buen rato, dando lugar a que se disiparan las últimas brumas poéticas, depositando algunas risas en medio del silencio de las calles e inaugurando el ritual de despedidas que iba a culminar el día siguiente, dejándonos el corazoncito hecho una piltrafa gelatinosa y fofa.


Cierto día, ciertas mujeres casi amanecen con el crepúsculo. Bueno. Quizás exagere un poquillo. Si ya de por si las despertadas y las levantadas eran tardías a más no poder, aquel día, no me preguntéis cuál porque soy viejo y ya no estoy para trotes, las mujeres se superaron, porque la noche anterior, después de que Mimo y yo nos retirásemos muertos de sueño a nuestros aposentos, se quedaron a rajar y perdieron allí la noción del tiempo, del espacio y del resto de las magnitudes físicas susceptibles de medición hasta la fecha.
Por fin conseguimos salir a palpar el ambientillo de aquel viernes más o menos santo con Miguel Ángel en plan de guía. Así que salimos en busca de Mimo que nos esperaba en la iglesia de San Pedro. Hacia allí nos guió el guía por rutas misteriosas hasta que preguntamos a un amable gijonés para salir de líos. Y salimos de líos justo en el paseo marítimo lleno de luz aquel mediodía y barrido por un vientecillo que poco a poco te iba calando y minando la moral. A lo lejos pudimos ver la iglesia que buscábamos. Y uno de aquellos puntitos que se veían por allí era Mimo que nos esperaba. Sin darnos una prisa excesiva, sesión de fotos viene, sesión de fotos va, recorrimos el tramo de paseo que nos quedaba hasta la iglesia de marras. En la pequeña plaza que había ante la portada, sentado en un banco estaba Mimo. Después de contemplar a la Macarena y a la Dolorosa, cuyo paso intentamos levantar en vano Mimo y yo, (ver foto), subimos por una calle un poquitín empinada hasta lo más alto de un montículo que se asomaba al mar, dominado por una de las típicas paridas de Chillida, (según los entendidos es el no va más en no se sabe qué espacios y oquedades,) que lo mismo te peina un viento que te monta un mitin de rumores de mar. Dice él.
Lo cierto es que pegaba un vetarrón fresquete que nos bamboleó todo lo que quiso y más. Hasta que nos hartamos de tanto vapuleo y, después de hacer el indio subidos al palo mayor__ exactamente a la plataforma de proa y aferrados a las maromas de un barco-parque infantil, __ Miguel Ángel y yo, pretendimos pasar a la posteridad a través de una foto que misteriosamente ha desaparecido, suponiendo que en algún momento apareciese. La posterioridad nos rechazó, es innegable. Pero el año que viene lo volveremos a intentar.


Eran las tres. Tatatá tatatá.
Teníamos hambre y teníamos sed. Tatatá tatatá.
Entramos en un chiringuito a comer y a beber.
Cacahuetes.
Más cacahuetes.
Vino ribera de Duero. Vino ribera del Duero que Mimo sacó…Tototó tototó
¿Qué es eso?
¡Queso!
¡Qué alegrón!
¡Jamón!
Teníamos más hambre que Ro…
Robinson Crusoe. Tototó tototó.

Fue un oasis en medio de un desierto para nuestros estómagos. Pero según vimos que la cosa se quedaba corta y que la presunta paella que deberíamos comer pertenecía tan solo al mundo de lo posible, se decidió enviar una avanzadilla vía taxi urgente al centro de operaciones culinarias para hacer que la paella pasara del mundo virtual al mundo real. ¿Y las llaves? Cuando el taxi caxi arranca se acuerdan de las llaves….

Había un pequeño lío con los billetes. Por lo visto, los afectados sabían cuando iban pero no cuándo venían, es decir, estaban a verlas venir. Así que hubo que ir a la estación de… autobuses. Nos costó un rato encontrarla ya que parecía que íbamos más pendientes de pasear por las acogedoras calles de Gijón sabiéndonos en agradable compañía que de dar con la dichosa estación. Preguntamos a alguien que nos hizo dar un drástico cambio de dirección. Sólo Dios sabe dónde hubiésemos aterrizado si no llegamos a preguntar.
Volvíamos a casa renqueando y con pocas ganas de llegar. Así que, a pesar de tener el frigo hasta los omoplatos de comida, decidimos cenar en un bar muy tranquilo a base de cazuelitas y pamplinas similares. Hablamos de nosotros y de losotros, llamamos a doña olé-olé-y-olé, Ranyana para los amigos, (enemigos es imposible que tenga,) escribimos poemas en el mantel, nos reímos de todo por nada, hicimos y deshicimos planes indistintamente y le dimos vueltas hasta dejarlo del revés a nuestro tema favorito: el canal y sus caminantes.


Cris nos subió al mirador. Todos los vientos vespertinos con sus látigos helados se habían dado cita allá arriba zarandeando a todo bicho viviente sin el más mínimo miramiento. La gente salía de los coches y en cuanto asomaba el moco, se iba, eso sí, después de haber disparado las cámaras, inmortalizando una puesta de sol con mucha luz y poco calor.
Subimos al mirador del mirador, más que para ver más lejos, para que el viento nos acabase de vapulear el cutis, dejándonos esa cara encogida, rojuzca y lacrimógena que suele dejar el viento frío cuando se pone pesadito de verdad. Subimos unas escaleras de esas que parece que te llevan a las esencias celestiales pero que en definitiva se suben con la única finalidad de tenértelas que bajar.
Tras inmortalizar desde las alturas aquella tarde que nos reunió, bajamos a casa donde los restos de los restos de la comida nos saludaron, incluidos unos mejillones que estaban para chuparse los dedos, las manos y hasta los codos.


Encendimos las velas y apagamos la luz. Así que aparecieron los fantasmas, (son a las veladas lo que las guindillas a un buen cocido,) las ouijas, (aparatos que sirven presuntamente para dar el coñazo a los muertos,) las psicologías para anormales, las esencias postmodernas entredibujando energías improbables, filosofías poco de fiar, creencias aguachinadas, esencias indeterminadas y total para acabar haciéndonos la pregunta del millón: ¿Dónde está Wally? Todo muy divertido.
Empiezo de nuevo.

Encendimos las velas y apagamos las luces. Nuestros pensamientos empezaron a cruzarse en la cálida y acogedora atmósfera del salón. Nuestros mundos, los mundos de cada uno, se contemplaron, se sonrieron, se hicieron juntos a la mar, chocaron, se rompieron, volvieron a recomponerse y a recombinarse… éramos nosotros de verdad, desnuda nuestra mirada, con la risa a flor de piel y bajo el control minucioso de nuestros amigos, con ganas de conocer y de ser conocido.
Otra vez.
Encendimos las velas y apagamos la luz.


El chiste tonto lo contó Mimo. Por lo visto era un clásico de otras quedadas, pero yo no lo había oído jamás, y si lo había oído no me acordaba ni por lo más remoto.
¿Que no te lo sabes? Sí, hombre, ese de… ¡muerte o… tatanga! Como comprenderéis no pienso castigaros contándolo aquí, pero si alguna vez aterrizas en alguna quedada y coincides con el inefable Mimo, no dudes en pedirle que te lo cuente. El chiste es soso como él solo, pero tal como lo cuenta se te partirán las partes de risa. El caso es que cualquier ser humano con la azotea medianamente amueblada pensaría que el lema de una quedada de poetisos y poetisas podría ser algo así como… “ponme un lecho de rosas sobre el mar…” o… “no me quiero ir de vuestro lado, antes de tirar el dado…”, yo qué sé, algo empalagosillo ¿no? Pues no. El lema de esta quedada es, por goleada, “…muerte o… ¡tatanga!”, para escarnio de nuestro currículo y diversión de las generaciones futuras.
Aunque… bien mirado, me gusta. Es rotundo, relativamente enigmático, de indiscutible contundencia, sonoro y va sazonado con un punto picante que despierta nuestras más ocultas complicidades y enervadas burbujillas.
Me lo quedo.

continuará...

CRÓNICA DE UN ENCUENTRO (I)

CRÓNICA DE UN ENCUENTRO (I)

Con esta misiva de Brissa a los amigos, nacía un encuentro, que sin pretenderlo, fue fántastico y mágico...:

"Queridos amigos:

A falta de poco más de una semana para la kedada me pongo en contacto con vosotros a fin de concretar algunas cosillas relativas a la misma.

El jueves día 13 de abril, nos reuniremos en el piso que tenemos alquilado para compartir desde el mismo jueves hasta la mañana del domingo 16. La dirección del mismo es:

Avenida etc etc ..... GIJÓN..." (No hace falta decir que los datos sobran).

"....Después de haber hablado con vosotros, parece que empezareis a llegar casi todos el jueves a partir de las 12 de la mañana. A esa hora el piso ya estará disponible, así que debereis dirigiros allí directamente. En el caso de que tengais algún problema para localizarlo, os dejo aquí mi móvil –para los que todavía no lo tengais- ......... "(por supuesto, aquí lo he borrado...)

....“El programa de fiestas”, contando con que dispondremos de tres días completos, se intentará que sea variado y lo más divertido posible. Procuraremos compartir tiempo con los amigos de Asturias que se quieran sumar (Miguel Angel, cinde, Zenyzienta, la sin nick y alma) y también procuraremos ver lo que podamos de Gijón y alrededores, pero sobre todo y por encima de todo, compartiremos nuestro tiempo y ahondaremos en nuestra amistad.

A falta de que Charo (la sin nick) nos haga saber si ha encontrado un lugar de reunión para la la quedada -y el día y la hora- a fin de adaptar el resto de las actividades, deciros que celebraremos el jueves o el viernes una fiesta sorpresa en honor de Habanita, que próximo día 9 está de cumpleaños; será con tarta, piñata y globos jajaja. No hace falta deciros que esto es un secreto y que ella no debe enterarse de nada.
... increible, pero cierto: No se enteró -o quiso hacerse la no enterada- la susodicha

...También, y si es posible, intentaremos plantar un árbol que quede como recuerdo vivo de nuestra estancia en Asturias.

Nada más de momento, si surgen novedades seguimos en contacto. Un abrazo

Brissa - Sofía

¡FELICIDADES FREEDOM22!

¡FELICIDADES FREEDOM22!

Frente a todos aquellos que desconfían de las amistades virtuales, podríamos aportar la experiencia de nuestro Club de Poetas, y las amistades surgidas en él, tan reales y sólidas como cualquier otra que pudiera surgir en la proximidad física.
Desde que el canal existe, o mejor dicho, desde antes, desde los tiempos en que el club no existía y nos encontrábamos en otros canales, algunos hemos mantenido de modo constante el contacto y la amistad, y ésta ha ido creciendo y se ha convertido en un tesoro. Otros se han ido incorporando en el tiempo a este grupo selecto y maravilloso de "amigos". Hoy, todos ellos, los que componemos el grupo de amigos del Club de Poetas, queremos desearte un año más ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, AMIGA LAURA! y manifestarte que tan solo deseamos que sigas presente en nuestras vidas, como la gran amiga que eres, y también que la vida te dé toda la felicidad que tu condición de gran ser humano merece.

Un beso Lauriña, de todos tus AMIG@S del CLUB.

Jesús, el dulce, viene... (Poemas de Navidad)

Jesús, el dulce, viene... (Poemas de Navidad)



Jesús, el dulce, viene...
Las noches huelen a romero...
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!

Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría...
Mas la celeste melodía
suena fuera...
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma...

¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!

Juan Ramón Jiménez

La web del club


Queridos amigos: Os informamos que está en proceso de creación la web del canal Club de Poetas. De momento coexiste con nuestro blog que ya conoceis, pero una vez que esté finalizada será nuestra referencia, y aunque el blog continúe abierto, como referencia inicial, será la web la que sea actualizada diariamente y donde podreis hallar información tanto de programación, compañeros del club etc. como de nuevos proyectos, etc.etc.

La dirección del blog ya la conoceis todos. La de la web, para los que todavía no la conozcais es: http://www.clubdepoetas.es.vg/ y que sepais que el foro de la web está en pleno funcionamiento.

Cualquier cosa con la que querais participar, artículos de opinión, nuevas ofertas temáticas etc., no dudeis en enviarlas al correo del club: clubdepoetas@yahoo.es.

Os esperamos, no falteis y recibid un saludo,

brissa