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CLUB DE POETAS

CINDE

CINDE

AUSENCIA

Cuando te tuve más, más te perdía,
y ahora que ya te vas, te estoy ganando:
encadenado estás, te estoy atando
a mi reja de ayer y celosía.
Aún tu palabra es bálsamo y porfía,
y luz y mar, y afán de cómo y cuándo
has de llegar, amor; vamos remando
a avizorar la misma fantasía.
Los besos que soñamos, ¿no los sientes?,
las manos que extendimos, ¿no las tocas?,
la mirada que abrimos, ¿no la anidas?.
Manos, mirada y besos, como ausentes
deseos fueron, palpitar de bocas,
sólo quedan recuerdos, ¿los olvidas?

LA GUERRA

La guerra tiene labios azulados,
ojos de soledad, carne de frío,
campos de noche eterna, gesto airado,
inviernos sin otoño y sin estío,
la guerra...

tiene niños asombrados,
manitas de miseria y extravío,
cierzos que cortan vidas y sembrados,
grises atardeceres, sol sombrío,
la guerra...

tiene dientes afilados,
cuchillos de acerado desafío,
boquitas de hambre triste y rostro helado,
inmensa podredumbre hacia el vacío,
la guerra...

tiene el ceño ensangrentado,
harapos y negrura de atavío,
alaridos sin nombre y sin soldado,
desbordadas las venas, turbios ríos.

La guerra:
sal en la herida abierta de la tierra.

TU NOMBRE 2

Voy perdiendo tu nombre
por caminos y plazas,
por cristales sin vidrios,
por resquicios
sin sol,
hace frío en mis ojos,
-era hoguera tu nombre-,
y una lluvia de olvido,
sin querer,
lo apagó.

Todo lo era tu nombre:
los sabores, la fruta,
el color de la tarde,
la caricia,
la flor...

Sólo quedan dos letras
que tiritan, perdidas,
en desvanes sin dueño,
esperando
el adiós.

NO TE VAYAS

No te me vayas hoy, vuelve, regresa,
quiero tenerte aquí tibio y silente,
vuelve a mi fe y sáciate en mi fuente,
acaricia mi amor, háblame y besa.
Vuelve a mirarme; envuélveme en sorpresa,
mana en tus manos sol, tócame y siente,
roza la soledad de mi presente,
abrázate al calor de mi promesa.
¿No ves qué luz se ve de parte a parte?
Regrésame a tus ojos para amarte,
matemos este tedio que nos viste.
Desnúdame en la luna desvelada,
deshójame en el raso de tu almohada
y abrásame esta piel tan fría y triste.


TRAS LOS CRISTALES

" y fuese una luz fija la ceguera,
y entre el mirar y el ver quedara el viento... "
LUIS ROSALES

A veces (tantas veces,
tú lo sabes),
nos quedamos mirando
el otro mundo desde la ventana
oscurecida y triste de la tarde,
mirando, -que no viendo-,
cómo el frío
besa la herida abierta de los árboles,
mirando cómo sopla sobre el tiempo
tan viento
a
viento
el tedio del instante...
Silencio en la mirada. En el recuerdo,
aquel amor que nos dejó apagados,
tristemente herrumbrosos
y cobardes.

¡Qué dolor el amor
ya malherido,
y cuántas rosas muertas en los parques!

La mirada, en silencio,
le dicta al corazón sus certidumbres,
dudas del soy, del fui, medias verdades,
y se pierde, se pierde inmensamente
en los brazos alígeros del aire.

Y mientras, en los ojos des-
hojados,
la luz evanescente se hace carne
para habitar el hueco del olvido,
para sabernos vivos, todavía,
y alumbrar los umbrales
de este desasosiego de ser hombres,
de esta rara aventura
sin anclaje.
Bandadas de estorninos
vuelan segando el cielo
y nadie sabe
en qué chopera dormirán sus alas,
hacia qué latitudes
de qué valles
expandirán su espíritu de pájaro.

¡Qué belleza, sin más,
sobre la tarde!

Y así, con el silencio ensimismado
en sus propios sentires
(o pesares),
nos quedamos mirando
esa alta soledad que nos da el cielo,
ese dejar de ser...
tras los cristales.

Antonia Álvarez Álvarez Poema ganador del primer premio en el I certamen de poesía "Poemas sin rostro" canal literatura

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