DE VOCACIÓN, ANDALUZ
(Artículo escrito por BRÍGIDA GALLEGO-COÍN / GRANADA)
Exposición de su obra en el Centro Cultural Cajagranada Puerta Real, hasta el 5 de Junio.
La obra de Amalio García del Moral muestra en el Centro Cultural de CajaGranada el alma de la Andalucía profunda.
Amalio García del Moral saludaba a la primavera arrojando poemas desde lo más alto de la Giralda. Su espíritu de granadino se sentía extraño en la inmensa llanura de Sevilla, por eso buscaba las alturas, para desde allí elevar la vista hasta el horizonte, como los antiguos árabes de la ciudad de la Alhambra. Este pintor y escritor, granadino del Realejo, se movió entre la luz y las tinieblas, entre lo tangible y lo inalcanzable, entre la vida y la muerte.
Su obra es reflejo de un conflicto interior que lo llevó a apoyar a los desfavorecidos y luchar por la justicia social de una forma filosófica, como un Séneca que trascendía la apariencia para, con una clara vocación de andaluz profundo, adentrarse en el interior del alma, en lo más estremecedor de la persona.
De ahí sus retratos dominados por mujeres en silencio, pero que lo dicen todo con la mirada. «Mis gitanas callan. No cantan ni entablan un diálogo. Están. Son pobres gentes hechas a todas las miserias. Su música interior, una música oscura, ancestral, como el color de su tez se les escapa por la mirada», escribió Amalio.
El Centro Cultural de CajaGranada en Puerta Real acoge una amplia exposición de este artista, que supo, a través de los pinceles y de la palabra, avivar la conciencia de los andaluces. «Las actividades de mi padre tienen un denominador común: Andalucía. Se trata de una interpretación pictórica y apasionada de nuestra tierra», explica María José García del Moral, hija del artista y comisaria de la exposición.
La pintura de Amalio, testimonial y poética se plasma en series de cuadros clasificados en distintos grupos: 'Andaluces de la cultura'(retratos de intelectuales embarcados en la empresa del resurgir de la conciencia andaluza); 'Apostolado proletario' (retratos de gente sencilla y trabajadora); 'Andalucía negra' (cuadros como 'Pobre desmontable' y 'La Novia'); y 'Andalucía de la cal y el luto'. En total, 56 óleos y un grabado, además de la prolija producción literaria de Amalio, pueden contemplarse en esta exposición que permanecerá abierta hasta el próximo 5 de junio.
Percepción cambiante
La percepción estética de García del Moral va cambiando conforme el artista alcanza la madurez y se compromete cada vez más con la realidad de su tiempo, los años previos a la transición. Sus primeros cuadros, pintados en su estudio del Caidero, reflejan la alegría de vivir de la escuela granadina. En este momento, Amalio todavía pinta bajo influencias como la de Gabriel Morcillo, lienzos llenos de encanto donde todo es hermoso. Espigadas gitanas del más profundo Sacromonte con sus guitarras y trajes de lunares, retratadas entre pencas de pitas, canastos de mimbre y fulgurantes peroles de cobre, y paisajes de Granada, luminosos y poéticos.
«Se puede fijar con exactitud la fecha en la que mi padre sintió el impulso, de forma más acuciante, del compromiso con el pueblo andaluz. Fue en julio de 1970, a raíz de la injusta experiencia que tuvo que vivir su hermano Antonio, fraile dominico y muy querido por toda la familia», apunta María José García del Moral.
A partir de este momento, la 'pena negra andaluza' se apodera del alma de Amalio, que tomó un clarísimo partido por los más desfavorecidos. Junto con sus compañeros del grupo poético 'Gallo de vidrio' llevó a cabo una serie de exposiciones populares acompañadas de recitales de poesía que prodigaron entre los pueblos y barrios más pobres. Era la forma de estos intelectuales y artistas de hacer resurgir la conciencia andaluza. «Cuando pinta Guadix y, a partir de ahí, 'Los oprimidos', convierte el símbolo en pilar de la poesía y con crudeza refleja la realidad andaluza de aquellos años», apunta la comisaria de la muestra. Uno de los cuadros que mejor expresan esta mentalidad de denuncia de Amalio es 'El pan encadenado', que actualmente se expone en el Reina Sofía de Madrid.
Es el momento en que entabla una relación llena de magia con la gitana Esperanza, sus hijas y sus nietas. Porque Amalio llevó hasta su lienzo al torero olvidado que se veía obligado a vender lotería por las calles de Sevilla, o a la mujer aplastada por el peso de la pobreza y de la tiranía del hombre y la sociedad, a la que no queda otra salida que la resignación.
Su relación casi mística con la gitana Esperanza Montoya, del grupo de los herreros hispalenses, dio lugar a la espectacular serie 'El mundo de Esperanza', tan profundamente realista «que a uno se le estremece el alma», apunta Enrique Pareja López, colaborador en la organización de esta muestra y amigo personal del artista.
«Para llegar a plasmar este carácter único y sacar a la luz ese mundo interior hace falta algo más que la mano maestra que pinta la luz y los colores, hace falta un pintor luminoso y humano, capaz de albergar en su corazón, lleno de humanidad, tanta realidad de pasión, dolor y camino», dice la comisaria.
Según el historiador Álvaro Huerga, Amalio y García Lorca tienen en común su tratamiento del tema gitano. La mujer también ocupa un lugar protagonista en la obra de García del Moral, que denuncia su condición de oprimida por la sociedad, en el lienzo 'Pobre desmontable'. La Andalucía más profunda palpita desde los lienzos de Amalio, la Andalucía 'del dolor y del clamor' que un día no tan lejano existió.
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Nuestra Ranyana es sobrina de Amalio García del Moral, el cual además de pintor, era poeta, Me he permitido la licencia de copiar aquí un poema de Amalio, que acaba de recitarlo Ranyana en el club:
Mi verso es cada arruga en la huella del hombre
que pelea, que sufre, que se rompe
en los días como un acantilado
que el tiempo desmorona.
Mi verso es el efluvio amargo del trabajo.
Callada oscuridad de quienes
no conocen otra voz que el silencio,
mientras hila la angustia el grito de una lágrima.
Mi verso es calendario impregnado de ausencias,
que humaniza cenizas y atraviesa fronteras
de destrucción y llanto,
para que encuentre el hombre
al hombre como hermano y no como una sombra
que pisotee su ira.
Mi verso tiene un tiempo en la concha del ritmo
y una luz encendida detrás de las palabras.
Mi verso es caracola
resonando al oído el surco de vivir.
Amalio García del Moral ( El pan en la mirada)
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