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CLUB DE POETAS

Julia Prilutzky

Julia Prilutzky

DATOS BIOGRÁFICOS

Nació en Kiev (Ucrania) en 1912 y adopto la ciudadanía Argentina. Cursó estudios en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, y fue discípula de Alberto Williams en el Conservatorio Nacional de Música. Fue redactora de la Nación; El Hogar; Para Ti, El Mundo, Mundo Argentino y Clarín. Inauguró la cátedra de Literatura Hispanoamericana en las Universidades de Madrid y Salamanca y dictó cursos y conferencias en universidades de la Argentina y de Latinoamérica. Es una poeta representativa de la generación del 40.

Escribió su primer libro a los dieciocho años (Títeres imperiales) que Eduardo Mallea, publicó por entregas en el diarioLa Nación. Luego siguieron sus libros de poemas: Viaje sin partida (1939) Intervalo (1940) Sonetos (1942) La Patria (1949) Comarcas (1949)El Escudo (1954) Este sabor de lagrimas (1954) Obra poéticas (1959) No es el amor (1967) Hombre oscuro (1968) Dulce y extraño amor (1982).

Antología del amor publicada por primera vez en 1972 , ha tenido veinticinco ediciones y mereció la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores.

Su libro "El Escudo" recoge su poesía sobre Perón y Evita. La "Oración" que fue presentada el 26 de Julio de 1954 en acto público masivo sobre la Avenida 9 de Julio.

La dulzura e intensidad de su Poesía nos llena de placer y ternura al leerla, toda su obra es un canto al Amor y a los sentimientos más profundos.

Su poema "Algún Día te Querré" ha sido musicalizado por Cesar Isella en una zamba que lleva ese nombre.

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SELECCIÓN POÉTICA

UN DÍA TE QUERRÉ...

Un día te querré... Un día: ¿cuándo?
No lo sé, ni me importa, todavía.
Tan segura de amarte estoy, un día,
que ni anhelo ni busco, voy andando.

Mi mano que la espera va ahuecando
hoy reposa indolente, blanda y fría.
Un día te querrá... Hoy sólo ansía
encerrarse en la tuya, descansando.

Mi amor sabe aguardar. No es impaciente:
su deseo es arroyo, y no torrente
que hacia ti, con certeza, sigue andando.

Y una tarde cualquiera y diferente
me ha de dar a tu amor, serenamente.
Un día te amaré: ¿qué importa cuándo?

CÓMO DECIR DE PRONTO...

Cómo decir de pronto:
tómame entre las manos,
No me dejes caer. Te necesito:
acepta este milagro,
tenemos que aprender a no asombrarnos
de habernos encontrado,
de que la vida pueda estar de pronto
en el silencio o la mirada.
Tenemos que aprender a ser felices,
a no extrañarnos
de tener algo nuestro.
Tenemos que aprender a no temernos
y a no asustarnos
y a estar seguros.
y a no causarnos daño.

VOY HACIA TI COMO UNA ROSA VIVA

Voy hacia ti como una rosa viva
deshojada en distancias y en esperas...
No lo sabes aún. Y no aceleras
el encuentro en la hora decisiva.

Voy hacia ti con precisión altiva
y antes que yo -oscuras mensajeras
del porvenir- las grises hilanderas
van tejiendo la trama fugitiva.

Estás en mí. Y no eres el culpable:
algo de tu presencia indescifrable
me dilata en las venas el latido

y se estira en mi piel con grave alarde.
Mis pájaros se alargan en la tarde
y todo es tan perfecto, que ya ha sido.

LLUVIA

Llueve otra vez. Llueve de nuevo. Llueve:
siempre el amor me llega con la lluvia.
Sobre la calle una llovizna breve
y aquí en mi corazón, cómo diluvia...

Llueve. Y el agua cae sin relieve
sobre las piedras, ávidas de lluvia.
Aquí en mi corazón, cómo remueve;
aquí en mi corazón, cómo diluvia.

Siempre el amor me llega así. Sin ruido,
con silencioso paso estremecido:
niebla menuda que después diluvia.

Siempre el amor me llega así, callado,
con silencioso andar desesperado...
Y no sé dónde estás. Y está la lluvia.

ESTE AMOR QUE SE VA, QUE SE ME PIERDE

Este amor que se va, que se me pierde,
esta oscura certeza de vacío:
mi corazón, mi corazón ya es mío
sin nada que le implore ni recuerde.

De pronto, vuelve a ser un fruto verde
sin madurez, ni aroma en el rocío:
ay del que quiere apresurar su estío,
ay de aquél que lo besa o que lo muerde.

Yo sé que algo persiste, todavía.
Pero no existen ya ni la alegría
ni la embriaguez radiante ni la lumbre

ardiendo en la mirada y en los labios.
Ni exaltación ni búsqueda ni agravios:
apenas una cálida costumbre

YO DIGO: ESTOY CANSADA DE LA LLUVIA

Yo digo: estoy cansada de la lluvia,
de la neblina, de la bruma incierta.
Quiero volver al sol y estar contigo
simplemente, en la arena.
Comienzo a odiar el gris, me estorba el humo
y sé que la ceniza es harapienta.
Quiero mares de añil, y no estos ríos
hechos como de lodo y de miseria.
cansada de llevar el duelo
de todas las penumbras, y las nieblas;
quiero un cielo con nubes en retazos
y una noche de estrellas.
Ah, no sentir temor de ser la llama:
no, ni de arder, ni de quemarse en ella.
Toda la vida fue un interrogante
sin eco ni respuesta,
todas las horas fueron lejanías:
hoy quiero ser por fin, una presencia.

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