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CLUB DE POETAS

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Matilde Alba Swann

Matilde Alba Swann


Matilde Alba Swann, es el seudónimo de Matilde Kirilovsky de Creimer, hija de Aliaquin Kirilovsky y Emma Ioffe, y nacida el 24 de febrero de 1912. Casada con Samuel Creimer, fué madre de cinco hijos.

Fue bachiller con la Promoción 1929 del Colegio Superior de Señoritas hoy Liceo Victor Mercante, y se licenció en Derecho en 1933 a los 21 años en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.

Ejerció la profesión durante más de 50 años con el respeto y cariño de sus colegas. Se la recuerda logrando la absolución de la recordada uxoricida Remberta Nieves, o interponiendo resonantes acciones de amparo persiguiendo mejorar la situación de los indefensos. Extracción de sangre de menores tutelados; sufragio de los menores tutelados. Trato inhumano a los internados del Hospital Melchor Romero. Fue presidente de la Comisión de Minoridad del Colegio de Abogados e integró su Tribunal de Disciplina. Fue asesora en temas de minoridad del Ministerio de Acción Social, del Ministerio de Salud y de diversos Gobernadores de la Provincia de Buenos sin distinción de banderías políticas.

(información recogida en http://www.matildealbaswann.com)

SU POESÍA:

LLUVIA

Lluvia, hoy no te siento.
Hoy no eres nada
mas que agua vertical.
Apenas si te escucho
golpear el pavimento
y llamar con tu clave
sobre mi ventanal

Lluvia, hoy no eres nada
para mi desaliento
nocturno y abismal.

Cuando era niña hallaba
en tu cancion un cuento,
y ya en mi adolescencia
me diste un madrigal.
Ahora lluvia tengo
tanta tristeza adentro,
que no me dices nada
solo te oigo golpear.


POBREZA A LOS DIEZ AÑOS

Toda mi angustia tuvo la forma de un zapato.
de un zapatito roto, opaco, desclavado.
El patio de la escuela... Apenas tercer grado...
Qué largo fue el recreo, el más largo el año.
Yo sentía vergüenza de mostrar mi pobreza.
Hubiera preferido tener rotas las piernas
y entero mi calzado. Y allí contra una puerta
recostada, mirando, me invadía el cansancio
de ver cómo corrían los otros por el patio.

Zapatos con cordones, zapatos con tirillas,
todos zapatos sanos. Me sentía en pecado
vencida y diminuta, mi corazón sangrando...
Si supieran los hombres cuánto a los diez años
puede sufrir un niño por no tener zapatos...
Que anticipo de angustia. Todavía perdura
doliéndome el pasado. El patio de la escuela
y aquel recreo largo...

Mi piecesito trémulo, miedoso, acurrucado.
Mi infancia entristecida, mi mundo derrumbado.
Un pájaro sin alas, tendido al pie de un árbol.
La pobreza no tiene perdón a los diez años.


SUEÑO QUE LLUEVE

Sueño que llueve y que me estás queriendo.
Cielo en congoja, mi corazón deshace,
y deshaces con él; lluvia tú mismo
me transcurres lento;
yo me dejo llevar por los canales
inundados de hojas
y de pasos
y un crujido me llora desde el hueso.
El mundo en selva
de colores
viene
a espejarme en nosotros, y a impregnarnos
de misterio, de aroma y de raíces.
A la vera de esta
irrealidad, palpita, un niño tibio
que indeciso arrima
con su barco de papel y quiere
navegar nuestra sangre.
Sueño que llueve; acaso estés soñando
a mi ritmo, y amándome,
y en tanto,
esta lluvia silente, tal vez sueñe
ser mujer, y sufrir.
Avido el suelo que la bebe sueña, quizás,
ser hombre y consumirla; ruedo
como una gota entre tus brazos, vuelco
sollozando tu nombre.
Tu deslizas, compactado llanto, por mi cielo
y rompes; un deshacer unidos,
ya no somos, y despierto.
Sin nosotros, y sin sí mismo, el sueño
se ha quedado soñando
ser la muerte.

PARA LA NIÑA QUE MURIO ELECTROCUTADA

Ay de la niña que quiso cortar una rosa blanca
cruzando el cerco prohibido.
Su corazón de amapola en chispas de azul morado
como un cristal se deshizo.
Quedo la niña pegada, sus alas de mariposa
contra el alambre plomizo.
Un soplo habría bastado, pequeña de rubios rizos
y cien rayos y centellas calcinaron su latido.
Su cabecita doblada sobre el pecho sin sonido,
perfuma para ella sola la rosa que tanto quiso.
Y en el jardín que protege el alambrado encendido,
hay un duelo de corolas y una protesta de trinos.
Con la manito extendida quedaron sus dedos fríos,
sus párpados transparentes como pétalos de lirio.
Una mañana de gloria, de sol y olor a junquillo,
puso mortaja a la niña blanca de rubios rizos.
En el cielo azul intenso, las claras nubes formaban
ramos de rosas y mirtos.
Desde la hamaca cayeron sus mañanas al vacío,
y con cortejo de alas, el sueño de la pequeña
penetró en el infinito.
Aquella noche la luna cortaba como un cuchillo.
En las venas de la niña sangre y cobre derretido,
y la visión de la rosa como dos lotos de armiño,
flotando está en el estanque de sus pupilas de vidrio.
Las luciérnagas se turnan para alumbrar el camino.
El viento gime una ronda, y sollozan las estrellas
una canción de rocío.
Ay, de la niña que quiso cortar una rosa blanca,
cruzando el cerco prohibido.

Canciòn y Grito - 1955

Hora de nutrir a mi niño

Dos misterios de almendra son tus ojos
del color de las nubes
sobre mi seno lleno.
Y tus manos por la breña caliente,
dos corderos pequeños
que deslizan,
su inocencia de dedos.
Una fronda de oro, tu cabeza,
voy soñando en guedejas
la caricia
de un regazo lejano en el recuerdo.
Y me bebes.
Yo me quedo trasvasando a tus venas
y me siento, y me creo,
toda gota de pura y mansa leche.
Mediodía, reiterado en tus labios
como pétalos.
Es la hora del pájaro dormido,
y del silencio verde.
como un río
conducido por peces intocados,
vas llevando mi cuerpo
y este tiempo de abejas y de olivos.
Y me suelto,
andar tibio de pasos succionados,
voy fluyéndome lenta por caminos
de tu sol y tu cielo.
Hora calma,
tu redonda mejilla que aletarga
su corola de luz, sobre mi pecho.


Gestación

No me digan cosas rudas que yo no quiero enojarme.
Hoy quiero saberme, sentirme, hoy quiero sentirme suave
para que tenga dulzura la existencia que en mí late,
esta vida que ya siento que se nutre en mi sangre.
No me digan cosas rudas que va mi hijo a escucharles,
mi hijo que no comprende, mi hijo que nada sabe,
mi niño que está durmiendo en tibio nido de carne.
No me digan cosas rudas, ni me cuenten nada grave,
ni me hagan saber tristeza, ni que me asome a la calle.
Yo quiero mirar jardines, ver el verdor en los parques,
escuchar las tibias notas del gorjeo de las aves.
Que en mis venas se deslice mansa y plácida la sangre
Para que en ella se acune mi niño sin despertarse.
No me digan cosas rudas porque no quiero asomarme.
Necesito que comprendan que ya no estoy para nadie.
Déjenme mirar los peces a la orilla del estanque.
Déjenme que se columpien mis sueños bajo la tarde.
Un arrorró imperceptible trae en sus notas el aire,
Y la sonrisa de un niño se presiente en el paisaje.


Alumbramiento

Yo no temo Señor, esto
me iguala a ti, que me creaste.
Del fondo de mi entraña, torbellino de sombras,
tus siete días nacen.
La cósmica alborada que encendiste gigante,
será un milagro nuevo,
poniendo en resplandores su anuncio por mi carne.
En mi dolor, el caos, aquel que tú ordenaste,
y me oprimen tus rocas, me socavan tus mares,
me atraviesan tus peces de filosas escamas,
y se brota mi cuerpo con tus plantas salvajes.
De la hoguera al rocío,
del fondo del misterio tu fuego por mi río.
Mis raíces se aferran, mi corteza se parte.
Por cavernas y bosques se desgarra mi grito
y en la noche sin bridas se desboca mi sangre.
Mi cansancio desciende con su fina llovizna.
Un helecho que trepa hacia el sol, del abismo;
se incorpora mi fuerza... ya se enciende la chispa.
En el centro del todo va creciendo la nada,
remolinos que giran enredando mis aspas,
y mi lágrima arrastra sus arenas de acíbar.
Y desnuda y abierta, secular amenaza,
va mordiendo mi carne su castigo la Biblia.
Trayectoria de lanzas,
tu génesis recorre mi cuerpo fibra a fibra.
Y tu tierra y tus soles y tu fuego y tu aire,
y tu agua y tus días,
se concentran en torno de mi fragua encendida.
Así fue la mañana.
Arco iris, el llanto que cantó son de vida.
Se soltaron las voces de mis dos fuentes blancas,
y la paz de los lagos:
Bajo un cielo de párpados, mi dolor sonreía.


Momento maternal

Espiga, racimo
mis trigos maduran,
fermenta mi vino.
La tierra se comba,
mi piel, pergamino
se estira y abulta
creciendo mi niño.
El sol en rubores decora la fruta,
naranja dorada
mi niño madura.
Se doran mis prados
y vuelca mi río
su cauce colmado.
El alba destila su luz en la sombra
de nuevas pupilas.
Arrullo de cuna, mecidas en rama,
se duermen las hojas,
mi niño descansa.
Las nubes ovillan sus blancas madejas
trazando mejillas.
Exhalan las horas rumor de existencia,
mis manos me tocan,
asoma a mis venas
miedoso latido,
y siento en mis manos
dos alas que tiemblan,
y tiemblan mis plumas
su gozo de nido.

Matilde Alba Swann
Con un hijo bajo el brazo. 1991.

Primavera del 2006

Primavera del 2006

Y pusimos el 21 de Marzo poemas relacionados con la primavera... he aquí los poemas recitados relacionados con la primavera, durante esa noche. (Dejo entre paréntesis el nick de quien lo recitó).
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(diablerie_)
PRIMAVERA

En las mañanicas
Del mes de mayo,
cantan los ruiseñores,
se alegra el campo.

En las mañanicas,
como son frescas,
cubren los ruiseñores
las alamedas.

Riénse las fuentes
tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca.

Vístense las plantas
de varias sedas,
que sacar colores
poco les cuesta.

Los campos alegran
tapetes varios,
cantan los ruiseñores,
se alegra el campo.

Lope de Vega
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(MigueL^AngeL)
He sentido el Amor , el Amor en mis venas
¡Tantas veces Amor ¡
Pasaron los veranos hacia el otoño ........
Que me hicieron tus ojos
Alfombras en cobre para asirme al invierno
He sentido el Amor , el Amor en mis sienes
Fortalecidas al tiempo.
Flores hacia la primavera
Y entre silencios
Que bailan al son del azar
He dejado descalzos mis pies en tu huella
He dejado mis labios carmín en los tuyos de menta
¡Tantas veces Amor........te he sentido!
Que quisiera morir en tus brazos de arena

Armonia
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(armonia)
Todo ha florecido en
estos campos, manzanos,
azules titubeantes, malezas amarillas,
y entre la hierba verde viven las amapolas.
El cielo inextinguible, el aire nuevo
de cada día, el tácito fulgor,
regalo de una extensa primavera.
Sólo no hay primavera en mi recinto.
Enfermedades, besos desquiciados,
como yedras de iglesia se pegaron
a las ventanas negras de mi vida
y el sólo amor no basta, ni el salvaje
y extenso aroma de la primavera.
Y para ti qué son en este ahora
la luz desenfrenada, el desarrollo
floral de la evidencia, el canto verde
de las verdes hojas, la presencia
del cielo con su copa de frescura?
Primavera exterior, no me atormentes,
desatando en mis brazos vino y nieve,
corola y ramo roto de pesares,
dame por hoy el sueño de las hojas
nocturnas, la noche en que se encuentran
los muertos, los metales, las raíces,
y tantas primaveras extinguidas
que despiertan en cada primavera.

Neruda
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(diablerie_)
La Primavera besaba

La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.

Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recorde-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.

Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
!Juventud nunca vivida
quién te volviera a soñar!

Antonio Machado
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(suza)
DE FLORES

Pido por una voz que me enamore,
de acacias blancas y jacintos rojos,
de amarillas ginestas, y manojos
de dulces violetas donde llore.

Pido por un amor que me encadene
de suaves manos y corazón fiero,
y me vista de azahares y romero,
y de un vivo clavel que me enajene.

De rubianas, cilantro y azucena,
de flores de jazmín, cúbreme toda:
quita después la espina de mi pena.

Bésame entre amapolas, toronjiles,
injerta entre tus labios mil abriles
para abrirme a tu amor florida y plena.

Antonia Álvarez.
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(MigueL^AngeL)
PRIMAVERA NOCTURNA

Silencio, no hables...
Escucha la sincronización
De las mimosas y el color.
Detente en el aroma
que entona melodías
de lilas doblegándose
al paso de los cuerpos.
Silencio, no hables...
es el tiempo que murmura
acordes de rododendros
y camelias rozando
la piel de la noche.
Una brisa avanza
medio dormida por las hojas
del magnolio desnudo
y tu nombre es un eco lejano
rompiendo el silencio.
Las bocas son las hojas
de los gladiolos abiertas y verdes,
de las lenguas nacen espigas
capullos de flores emergentes
de besos encerrados.
Cien gladiolos en hilera
a la sombra de una parra.
Cien gladiolos custodian
el silencio de los besos distantes.

Antía
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(diablerie_)

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun mas hermosas,
sus flores abrirán;
pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!

Gustavo Adolfo Bécquer
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(armonia)

¡Qué luz entre ojos, labios, manos;
qué primavera de latir;
qué tú entre ellos, en nosotros, tú;
qué luz, qué perspectivas
de pecho y frente (joven, mayor, niño),
qué cantar, qué decir,
qué abrazar, qué besar;
qué elevación de ti en nosotros
hasta llegar a ti!,
a este tú que pones sobre ti
para que todos lleguen por la escala
de carne y alma
a esta conciencia desvelada que es el astro
que acumula y completa, en unificación,
todos los astros en el todo eterno.
El todo eterno que es el todo interno.

Juan Ramón Jimenez
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(armonia)
Mientras las ondas de la luz al beso
Palpiten encendidas,
Mientras el sol las desgarradas nubes
De fuego y oro vista,
Mientras el aire en su regazo lleve
Perfumes y armonías,
Mientras haya en el mundo primavera
¡ habrá poesía¡

Gustavo A. Bécquer
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(suza)
Y quién dice

Y quién dice que quiero ser valiente
cuando no puedo ser la que yo era:
la muchacha que amó la primavera
y quiso florecer entre la gente.

Y quién dice que quiero ser paciente
cuando cruza el dolor ante mi espera,
y se lleva en sus brazos la quimera
que quise sujetar a mi presente.

Y quién dice que el verso es necesario
cuando ya nada cuenta sino el diario
deambular por mi voz sin decir nada...

Y quién dice que yo quiero estar viva
cuando soy una muerte fugitiva
vagando por mi lágrima asustada.

Sara Martínez Castro.
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(MigueL^AngeL)

Y DIGO

Poema escrito por Antonia Álvarez (cinde)

Hoy dejo que mi vida se ahogue lentamente
sumergida en tus ojos de sed y abrevadero,
y así como las nubes se enlazan al poniente,
yo digo que te quiero...

Hojas de otoño y niebla palpitan en tu frente,
presagiando tormentas de amor y ventisquero,
y mientras duerme el agua mecida por la fuente,
yo digo que te quiero...

Respiro el aire frío de aguja transparente
-diciembre se ha mojado con lágrimas de acero-,
y mientras tañe el río su plata de serpiente,
aún digo que te quiero...

Podrá la tarde triste llevarme en su corriente
hacia la noche inmensa e insomne del lucero,
pero aunque sólo sea yo un sueño, solamente,
aún digo que te quiero...

Rebrotas en mis ojos cuajado, permanente,
como brotan las hierbas de marzo en el estero,
y a pesar del vacío en tus manos de ausente,
yo digo que te quiero...

Se me ha llenado el alma de rosas, de repente,
y corazones pintan de rojos el sendero:
he llegado a tu orilla para cruzar el puente
y decirte
...te quiero.

___// Antonia Álvarez
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(suza)
PRIMAVERA

Todavía estoy sintiendo la frialdad
de noches del recién pasado invierno
mas el brote del tomillo fresco y tierno,
le da a la primavera realidad

...un trueno me despierta ¡que ansiedad!
¡estalla la tormenta! ¡es un infierno!,
¡se desatan las fuerzas del Averno! ...
... un rayo, rompiendo la oscuridad,

desgarra con su luz la madrugada...
la lluvia se me antoja fría, hermosa...
una vez la tormenta terminada

todo se llena como si tal cosa
del aroma de la tierra mojada,
fragancias de eucaliptos y de rosas.

Valhalla
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(armonia)
La Primavera
En los días de primavera
Los pájaros cantan,
Yo me levanto
Y me voy al campo.
Veo muchos animales
En lo alto de la cima,
Y algunos también
Más abajo, en la colina.
Después, voy al río
y veo muchos grillos,
junto a la orilla
entre las florecillas.

Ana Álvarez Nogales, 2ºA
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(diablerie_)

Rosa, pompa, risa
Con la primavera
mis sueños se llenan
de rosas, lo mismo
que las escaleras
orilla del río.
Con la primavera
mis rosas se llenan
de pompas, lo mismo
que las torrenteras
orilla del río.
Con la primavera
mis pompas se llenan
de risas, lo mismo
que las ventoleras
orilla del río.

Juan Ramón Jiménez
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(elegancia)

Abril
En todo su esplendor como un milagro
renace natural como la vida
una saeta de soles, cual me fascina
a contemplar el paisaje mas esperado.
Estimado hermoso Abril, que renaciente
das paso a una estación , ¡se bienvenido!
el regalo de las flores tu presente
alzándote hacia el cielo derramado.
Las ramas con premura desperezas
bungavillas, alhelíes, todo un cuadro
de rosas de jamines tus balcones
en brote de energía engalanados.
Y a los sauces vi reir ,
y vi peinados los prados
y en su amalgama de colores
al ciruelo pasmado,
sellando al invierno gris
convocando Abril tras tu paso en reposo
A un Mayo florido, cuajado y hermoso.

-elegancia
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(ZenyZienta)

PRIMAVERA

...Y del Amor surgieron Luz y Día,
así apareció Gea,
quizás fue en primavera, no lo sé.

Tal vez fuera en invierno,
en su última noche,
cuando Cronos, el útimo Titán,
castró a su padre Urano,
mal padre, mal marido,
cercenó sus testículos
y los lanzó al Océano.

De sangre derramada,
las Ninfas, los Gigantes, las Erinyes.
De la espuma, Afrodita.
De su gesta, surgió un nuevo tirano,
devorador de hijos.
.
Acaso en su engañoso discurrir
el tiempo se detuvo entre lo oscuro.
De nuevo la batalla,
el complot contra el padre,
el exilio a los infiernos.

El crepúsculo eterno, sigue el caos
de Titanes a Dioses,
de Dioses a Hombres,
de Hombres a ...

...Y del Amor, surgió la primavera,
nacieron Luz y Día,
quizás aún vive Gea, no lo sé.

..ZenyZienta®..
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(armonia)
CON LA LLEGADA DE LA PRIMAVERA
He visto florecer en mi balcón
el geranio, trepar la enredadera,
brotar el alhelí con profusión
y anunciar el jazmín su flor primera,
como avisando con floral canción
el arribo puntual de Primavera.
He notado en mi ser un nuevo aliento
-la juventud que daba por perdida-
el afán de vivir y el sentimiento,
el comenzar de nuevo la partida
con renovado y juvenil intento,
despertando mi alma adormecida.
Me despierta la luz del nuevo día,
de perfumada claridad temprana,
con un clamor repleto de alegría
que repica tenaz en mi ventana.

- CARLOS ABAD LÓPEZ -
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(suza)
TÚ ME ABANDONARÁS EN PRIMAVERA

Tú me abandonarás en primavera,
cuando sangre la dicha en los granados
y el secadero, de ojos asombrados,
presienta la cosecha venidera.

Creerá el olivo de la carretera
ya en su rama los frutos verdeados.
Verterá por maizales y sembrados
el milagro su alegre revolera.

Tú me abandonarás. Y tan labriega
clareará la tarde en el ejido,
que pensaré: Es el día lo que llega.

Tú me abandonarás sin hacer ruido,
mientras mi corazón salpica y juega
sin darse cuenta de que ya te has ido.

Antonio Gala.
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(alipende)
Eres feliz. Saber no quieras
lo que brilla en los ojos humanos.
Sonríe tú como mañana fresca,
como tarde colmada en su ocaso.
Porque eres eso, sí: la tarde pura
en que a veces yo mojo mis manos,
en que a veces yo hundo mi rostro.
¡La tarde pura en su placer dorado!
La savia dulce de la primavera,
toda la luz de la tarde en un cántico,
sube entonces feliz y presurosa
desde tu corazón hasta mis labios.

De «Primavera de la muerte» (1946) Carlos Bousoño
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(armonia)
Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
—sinfónica explosión donde hubo nidos—,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.

Gloria Fuertes
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(Estella^)
LA PRIMAVERA

Era una noche azul; la primavera
inundaba mis sienes y mis manos,
y era el mundo, muchacha, un fruto inmenso,
cálido, abierto, mudo y entregado.

Sentí mi carne desprenderse, irse
por el paisaje misterioso y claro,
mi sangre fue con los arroyos lentos,
mi corazón perdióse en el espacio.

Era hermoso en la piel sentir el roce,
hecho leve suspiro, de los astros,
y tener en la mano, dulcemente,
un murmullo de nubes y de pájaros.

Me fundí con el aire, con las cosas,
sentí el fondo del mundo entre los labios
y palpité, en la noche inmensa, grande,
como un tremendo arcángel derramado.

Rafael Morales
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(diablerie_)
Doña Primavera

Doña Primavera
viste que es primor,
de blanco, tal como
limonero en flor.
Lleva por sandalias
una anchas hojas
y por caravanas
unas fucsias rojas.
¡Salid a encontrarla
por esos caminos!
¡Va loca de soles
y loca de trinos!
Doña Primavera,
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...
No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a entenderlas
entre los jazmines?
¿Cómo va a entenderlas
junto a las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?
De la tierra enferma
en las hondas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.
Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...
Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño
y de abnegación.

Gabriela Mistral
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(Valhalla)
A la Primavera

¡Salud, primavera, princesa encantadora!
saludo engrandecido las gasas de tu velo;
ya orlan tus vestidos el argentino suelo.
¡Salud, reina galana que el trópico atesora!

En la triunfal carroza que llegas, soñadora,
viene la diosa áurea con perfumado vuelo.
¡quién sabe de qué mundo! ¡quién sabe de qué cielo!
¡salud, gentil doncella! ¡tu túnica enamora!

De tus joyas de virgen, los rizos nacarados
se extienden tiernamente con sin igual candor;
por las grandes ciudades, por los desiertos prados,

tus tintes de armonías, tus ecos sublimados,
encierran luengas páginas de ensueños y de amor.
¡salud, reina que llegas de mundos ignorados!

Almafuerte
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Julia Prilutzky

Julia Prilutzky

DATOS BIOGRÁFICOS

Nació en Kiev (Ucrania) en 1912 y adopto la ciudadanía Argentina. Cursó estudios en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, y fue discípula de Alberto Williams en el Conservatorio Nacional de Música. Fue redactora de la Nación; El Hogar; Para Ti, El Mundo, Mundo Argentino y Clarín. Inauguró la cátedra de Literatura Hispanoamericana en las Universidades de Madrid y Salamanca y dictó cursos y conferencias en universidades de la Argentina y de Latinoamérica. Es una poeta representativa de la generación del 40.

Escribió su primer libro a los dieciocho años (Títeres imperiales) que Eduardo Mallea, publicó por entregas en el diarioLa Nación. Luego siguieron sus libros de poemas: Viaje sin partida (1939) Intervalo (1940) Sonetos (1942) La Patria (1949) Comarcas (1949)El Escudo (1954) Este sabor de lagrimas (1954) Obra poéticas (1959) No es el amor (1967) Hombre oscuro (1968) Dulce y extraño amor (1982).

Antología del amor publicada por primera vez en 1972 , ha tenido veinticinco ediciones y mereció la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores.

Su libro "El Escudo" recoge su poesía sobre Perón y Evita. La "Oración" que fue presentada el 26 de Julio de 1954 en acto público masivo sobre la Avenida 9 de Julio.

La dulzura e intensidad de su Poesía nos llena de placer y ternura al leerla, toda su obra es un canto al Amor y a los sentimientos más profundos.

Su poema "Algún Día te Querré" ha sido musicalizado por Cesar Isella en una zamba que lleva ese nombre.

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SELECCIÓN POÉTICA

UN DÍA TE QUERRÉ...

Un día te querré... Un día: ¿cuándo?
No lo sé, ni me importa, todavía.
Tan segura de amarte estoy, un día,
que ni anhelo ni busco, voy andando.

Mi mano que la espera va ahuecando
hoy reposa indolente, blanda y fría.
Un día te querrá... Hoy sólo ansía
encerrarse en la tuya, descansando.

Mi amor sabe aguardar. No es impaciente:
su deseo es arroyo, y no torrente
que hacia ti, con certeza, sigue andando.

Y una tarde cualquiera y diferente
me ha de dar a tu amor, serenamente.
Un día te amaré: ¿qué importa cuándo?

CÓMO DECIR DE PRONTO...

Cómo decir de pronto:
tómame entre las manos,
No me dejes caer. Te necesito:
acepta este milagro,
tenemos que aprender a no asombrarnos
de habernos encontrado,
de que la vida pueda estar de pronto
en el silencio o la mirada.
Tenemos que aprender a ser felices,
a no extrañarnos
de tener algo nuestro.
Tenemos que aprender a no temernos
y a no asustarnos
y a estar seguros.
y a no causarnos daño.

VOY HACIA TI COMO UNA ROSA VIVA

Voy hacia ti como una rosa viva
deshojada en distancias y en esperas...
No lo sabes aún. Y no aceleras
el encuentro en la hora decisiva.

Voy hacia ti con precisión altiva
y antes que yo -oscuras mensajeras
del porvenir- las grises hilanderas
van tejiendo la trama fugitiva.

Estás en mí. Y no eres el culpable:
algo de tu presencia indescifrable
me dilata en las venas el latido

y se estira en mi piel con grave alarde.
Mis pájaros se alargan en la tarde
y todo es tan perfecto, que ya ha sido.

LLUVIA

Llueve otra vez. Llueve de nuevo. Llueve:
siempre el amor me llega con la lluvia.
Sobre la calle una llovizna breve
y aquí en mi corazón, cómo diluvia...

Llueve. Y el agua cae sin relieve
sobre las piedras, ávidas de lluvia.
Aquí en mi corazón, cómo remueve;
aquí en mi corazón, cómo diluvia.

Siempre el amor me llega así. Sin ruido,
con silencioso paso estremecido:
niebla menuda que después diluvia.

Siempre el amor me llega así, callado,
con silencioso andar desesperado...
Y no sé dónde estás. Y está la lluvia.

ESTE AMOR QUE SE VA, QUE SE ME PIERDE

Este amor que se va, que se me pierde,
esta oscura certeza de vacío:
mi corazón, mi corazón ya es mío
sin nada que le implore ni recuerde.

De pronto, vuelve a ser un fruto verde
sin madurez, ni aroma en el rocío:
ay del que quiere apresurar su estío,
ay de aquél que lo besa o que lo muerde.

Yo sé que algo persiste, todavía.
Pero no existen ya ni la alegría
ni la embriaguez radiante ni la lumbre

ardiendo en la mirada y en los labios.
Ni exaltación ni búsqueda ni agravios:
apenas una cálida costumbre

YO DIGO: ESTOY CANSADA DE LA LLUVIA

Yo digo: estoy cansada de la lluvia,
de la neblina, de la bruma incierta.
Quiero volver al sol y estar contigo
simplemente, en la arena.
Comienzo a odiar el gris, me estorba el humo
y sé que la ceniza es harapienta.
Quiero mares de añil, y no estos ríos
hechos como de lodo y de miseria.
cansada de llevar el duelo
de todas las penumbras, y las nieblas;
quiero un cielo con nubes en retazos
y una noche de estrellas.
Ah, no sentir temor de ser la llama:
no, ni de arder, ni de quemarse en ella.
Toda la vida fue un interrogante
sin eco ni respuesta,
todas las horas fueron lejanías:
hoy quiero ser por fin, una presencia.

Fernando Pessoa

Fernando Pessoa

PALABRAS PRELIMINARES

Está considerado uno de los poetas más importantes de la literatura portuguesa. Influido especialmente por los filósofos Nietzsche y Schopenhauer introdujo en su país las corrientes literarias que estaban en auge en su época, tal como el modernismo o el futurismo, y se convirtió en el principal foco estético de la vanguardia portuguesa.

Fernando Pessoa es el poeta que se despersonaliza en la figura de innumerables heterónimos y semi-heterónimos dando forma, a través de sus múltiples voces, a la amplitud y complejidad de sus pensamientos, conocimientos, y percepciones de la vida y el mundo.

Lo curioso es que la palabra pessoa conlleva en sí el simbolismo de este aparente desbordamiento de asumir plenamente varios personajes, pues la palabra persona deviene de las máscaras del teatro de los actores clásicos, origen etimológico de pessoa. Los heterónimos pueden ser vistos como la expresión de diferentes facetas de su personalidad y como la manifestación de una profunda imaginación y creatividad que desde temprano se revela en el poeta —se recuerda que el primer heterónimo, el Chevalier de Pas lo inventó cuando sólo tenía seis años—.

Los más conocidos y con producción literaria más consistente y constante son, entre otros: Alberto Caeiro, Alvaro de Campos y Ricardo Reis. Además de los heterónimos, se desdobló en innumerables semi-heterónimos y seudónimos, personalidades con una biografía trazada con mayor o menor detalle, con vidas literarias más o menos intensas que acompañarán al poeta durante un tiempo muy o poco significativo y que, algunas veces, se desbordan ellas mismas en otras. Teresa Rita Lopes, en su obra Pessoa por Conhecer (Lisboa, Editorial Estampa, 1990, 2 vol.), da a conocer una diversidad muy significativa de estas facetas, algunas muy poco estudiadas y otras inéditas o prácticamente inéditas.

Del período de su visita a Portugal con la familia (entre agosto de 1901 y septiembre de 1902) se conocen algunas personalidades que colaboraron con él en los primeros artículos periodísticos publicados en sus periódicos manuscritos A Palavra y O Palrador —de difusión reservada a sí y a su medio familiar—, en los que se pueden leer textos de diversas índoles escritos en portugués, no obstante la educación en lengua inglesa que había recibido.

Una de esas personalidades es el Dr. Pancrácio, que colabora en ambos periódicos y acompañará al poeta tanto en su regreso a Durban —donde se manifestará a través de un ensayo humorístico, escrito en inglés—, como en el regreso definitivo de Pessoa a Portugal, en 1905. En O Palrador (1902), colaboran, además, Pedro da Silva Salles, redactor, Luiz António Congo, secretario de redacción, José Rodriquez do Valle, en la dirección literaria, y como administrador Antonio Augusto Rey da Silva. Fernando Pessoa crea pues, no sólo un periódico sino también todo el equipo necesario para dar vida al proyecto.

En este periódico colaborará también, Eduardo Lança, un brasileño que fija su residencia en Lisboa, se dedica a su producción literaria y acompaña también a Fernando Pessoa en su regreso a Durban (1903). En esta ciudad se van forjando nuevas personalidades: Alexander Search y su hermano Charles James Search, Robert Annon y David Merrick. A su regreso definitivo a Portugal, en 1905, Pessoa se hace acompañar por estos compañeros.

Además de los hermanos Search, viaja con él un francés: Jean Seul de Méluret. A cada una de estas personalidades, Pessoa les atribuyó proyectos literarios, distribuyendo de este modo su voluntad de intervenir en la vida cultural de la que siempre fue su patria, a la que consideraba empobrecida. En Portugal, Fernando Pessoa retoma sus periódicos manuscritos. A O Palrador, dirigido en esta nueva fase por Gudencio Nabos, se le unen O Phosphoro y O Iconoclasta. Respondiendo a sus planes de intervenir en la sociedad portuguesa, va enseñando textos críticos y humorísticos que tratan, por ejemplo, acerca de la política y la religión. Otra de las muchas personalidades creadas por Pessoa fue la de Joaquim Moura Costa, el cual colabora en estos dos periódicos a través de textos que manifiestan su espíritu satírico y revolucionario.

Pantaleao fue otro de los colaboradores de O Phosphoro. Personalidad multifacetada, se vuelca al periodismo, la poesía y los textos humorísticos. Es militante republicano y teje vehementes críticas a la iglesia católica y a la monarquía. A estas alturas aparece también, como en un desbordamiento de aquél, Torquato Mendes Fonseca da Cunha Rey que, antes de morir, encarga a Pantaleao que publique un texto de su autoría.

En el proyecto de Fernando Pessoa para la Empresa Ibis, en 1907, inmerso en el espíritu patriótico que se manifiesta abiertamente por la voluntad de contribuir en la divulgación de la cultura portuguesa, colaboran Vicente Guedes (personaje muy asociado a Bernardo Soares, este último asumido por Pessoa como semi-heterónimo), Carlos Otto y los ya conocidos Joaquim Moura Costa y Charles James Search. Además de Carlos, surgen también Pantaleao, Joaquim Moura Costa y Fernando Pessoa unidos al periódico O Phosphoro.

Del período del sensacionismo y del interseccionismo, Teresa Rita Lopes nos da cuenta de personalidades como Antonio Seabra, Frederico Reis (probablemente un hermano del heterónimo Ricardo Reis), Diniz da Silva, Thomas Crosse e I.I.Crosse, siendo estos últimos los divulgadores en lengua inglesa del sensacionismo. Parece haber existido otro hermano Crosse, A.A. Crosse, aquel que respondía en periódicos ingleses a concursos de charadas y del cual Pessoa habla a Ophelia (la respuesta a los concurso de charadas no es novedad en el Fernando Pessoa de 1919 ya que, en Durban, disputaba estos concursos a través del nombre de Tagus).

A esta lista se deben añadir: El psicólogo F. Antunes, que surge hacia 1907, Frederick Wyatt y sus hermanos Walter y Alfred (este último con residencia en París donde convive con Mario de Sá-Carneiro, O Barao de Teive, personalidad literaria cuya obra continúa descubriéndose y que expresa la faceta de inadaptación y el sentimiento de exclusión de su demiurgo; Bernardo Soares (a quien acabó por ser atribuido O Livro do Desassossego, pensado tanto para Vicente Guedes como para el propio Fernando Pessoa) y María José que, según Teresa Rita Lopes, habría sido la voz femenina que más se destacó en el universo de las creaciones pessoanas.

Además de los nombres de Botelho y de Quaresma (y de tantos otros) se destaca también el de Antonio Mora, personalidad asociada al paganismo, el que asume el papel de loco (dando expresión a un tema que Pessoa vive con profunda intensidad) de un manicomio de Cascais y que, experimentando como médico, viene a diagnosticar al hombre moderno, detectando al loco-enfermo. Colabora con Pessoa en proyectos para algunas revistas.

Las personalidades más conocidas son los heterónimos Alvaro de Campos, Alberto Caeiro y Ricardo Reis. Para cada uno de estos hombres, Fernando Pessoa diseñó una cuidada biografía, un horóscopo, un retrato físico completo, y trazó sus características morales, intelectuales e ideológicas. Tres personajes diferentes y cada cual con una actividad literaria distinta, personajes que se conocen y entran en polémica unos con otros, tres facetas de un mismo hombre que de las dispersiones parece haber hecho la condición necesaria y suficiente del encuentro consigo mismo.


Ricardo Reis: En lo relativo a su nacimiento, tanto en la mente del poeta, como en su “vida real”, Fernando Pessoa establece fechas distintas. Primero afirma, de acuerdo con el texto de Páginas íntimas y de Auto-Interpretación (p.385), que éste nació el 29 de enero de 1914: “El Dr. Ricardo Reis nació dentro de mi alma el día 29 de enero de 1914 a las once de la noche. Yo había estado oyendo el día anterior una discusión extensa sobre los excesos, especialmente en la realización del arte moderno. Según mi proceso de sentir las cosas sin sentirlas, me fui dejando ir en la onda de esa reacción momentánea. Cuando me di cuenta en qué estaba pensando, vi que había levantado una teoría neoclásica, que se iba desenvolviendo...” Más tarde, en una carta a Adolfo Casais Monteiro fechada el 13 de enero de 1935, altera la fecha de este nacimiento afirmando que Ricardo Reis nació en su espíritu en 1912. Fernando Pessoa considera que este heterónimo fue el primero en revelársele aunque no haya sido el primero en iniciar su actividad literaria. Si Ricardo Reis está latente desde el año 1912, a juzgar por la carta mencionada, es sólo en marzo de 1914 cuando el autor de las Odes inicia su producción, desde entonces continuada e intensa, y siempre coherente e inalterable, hasta el 13 de diciembre de 1933. También en lo que respecta a la biografía de Ricardo Reis, Fernando Pessoa presenta datos distintos. En el horóscopo que hizo de él, sitúa su nacimiento el 19 de setiembre de 1887 en Lisboa a las 4:05 de la tarde. En la carta a Adolfo Casais Monteiro, referida anteriormente, afirma que la ciudad natal de Ricardo Reis es Oporto.

Médico de profesión, monárquico —circunstancia que lo llevó a vivir emigrado algunos años en Brasil—, educado en un colegio de jesuitas, recibió una formación clásica y latinista y fue imbuido de principios conservadores. Domina la forma de los poetas latinos y proclama la disciplina en la construcción poética. Ricardo Reis es marcado por una profunda simplicidad de la concepción de la vida, por una inmensa serenidad en la aceptación de la relatividad de todas las cosas. Es el heterónimo que más se aproxima a su creador, tanto en el aspecto físico —es moreno, de estatura media, camina algo curvado, es magro y tiene apariencia de judío portugués (Fernando Pessoa tenía ascendencia judía)— tanto en la manera de ser como en el pensamiento. Es adepto del sensacionismo que hereda del maestro Caeiro, pero al aproximarlo al neoclasicismo lo manifiesta en un plano distinto. Fernando Pessoa lo refiere como sigue, en “Páginas Intimas e Auto Interpretaçao”,(p. 350): Caeiro tiene una disciplina: las cosas tienen que ser sentidas tal como son. Ricardo Reis tiene otra disciplina diferente: las cosas deben ser sentidas, no sólo como son, también de modo que se integren en un cierto ideal de medida y reglas clásicas.

Se asocia el paganismo de Caeiro y sus concepciones del mundo al estoicismo y al epicureísmo (según Frederico Reis la filosofía en la obra de Ricardo Reis se resume en un epicureísmo triste —en Páginas Intimas e Auto Interpretaçao, p.386—). Su forma de expresión la busca en los poetas latinos y afirma, por ejemplo, que debe de haber, en el más pequeño poema de un poeta, cualquier cosa donde se note que existió Homero.

Alberto Caeiro, el maestro, en torno al cual se determinan los otros heterónimos, nació en Lisboa, en abril de 1889, aunque vivió la mayor parte de su vida en una quinta en el Ribatejo, donde conocería a Alvaro de Campos. Su educación se limitó a la instrucción primaria, lo cual concuerda con la simplicidad y naturalidad que reclama para sí mismo. Rubio, de ojos azules, estatura media, un poco más bajo que Ricardo Reis, está dotado de una apariencia muy diferente al de los otros heterónimo. También es frágil, aunque no lo aparenta mucho, y murió precozmente (tuberculoso), en 1915. El maestro es aquel de cuya biografía menos se ocupa Pessoa. Su vida eran sus poemas, como dice Ricardo Reis: La vida de Caeiro no puede narrarse pues no hay en ella más que contar. Sus poemas son lo que hubo en su vida. En todo lo demás no hubo incidentes, ni hay historia (en Páginas Intimas e Auto Interpretaçao, p. 330)

Se presenta en Fernando Pessoa el 8 de marzo de 1914, de manera aparentemente no planeada, cuando el poeta se debatía en la necesidad de ultrapasar el paulismo, el subjetivismo y el misticismo. Es en ese momento conflictivo que aparece, de repente, una voz que se ríe de esos misticismos, que rabia contra el ocultismo, niega lo trascendental defendiendo la sinceridad de la producción poética. Es un ser manifiestamente apologista de la simplicidad, serenidad y nitidez de las cosas, dotado de una naturaleza positivo-materialista y que rechaza doctrinas y filosofías. Es este ser que el 8 de marzo escribe de corrido más de 30 poemas de O Guardador de Rebanhos. Gran parte de la producción poética de Ricardo Reis parece haber sido siempre escrita de este modo impetuoso en momentos de súbita inspiración. A esa voz, Pessoa da el nombre de Alberto Caeiro.

Según Fernando Pessoa, la obra de Caeiro representa una reconstrucción integral del paganismo en su esencia absoluta, que ni griegos ni romanos pudieron hacer justamente porque, al vivir inmersos en esa creencia, les faltó distancia para pensarlo.

Se presenta como el poeta de las sensaciones; su poesía sensacionista se asienta en las sustitución del pensamiento por la sensación (soy un guardador de rebaños / el rebaño es mis pensamientos / y mis pensamientos son todos sensaciones). Alberto Caeiro es el poeta de la naturaleza y actitud antimística (si quisieran que yo tuviera misticismo, está bien, lo tengo / soy místico, pero sólo como cuento / mi alma simplemente no piensa / mi misticismo es no querer saber / y vivir es no pensar en eso).

Es el poeta del objetivismo absoluto. Ricardo Reis afirma que Caeiro, en su objetivismo total, o antes, en su tendencia constante hacia un objetivismo total, es frecuentemente más griego que los propios griegos. Es también el poeta que repudia las filosofías cuando escribe, por ejemplo, que los poetas místicos son filósofos enfermos (doentes) / y los filósofos son hombres dolidos y niega el misterio en lo que refiere a la búsqueda del sentido íntimo de las cosas: El único sentido íntimo de las cosas/ Es que ellas no tienen ningún sentido íntimo...

Fernando Pessoa dejó un texto en que explicita el valor de Caeiro y un mensaje que este poeta nos dejó y puede servir de base para la comprensión de su obra: A un mundo sumergido en diversos géneros de subjetivismo viene a surgir el Objetivismo Absoluto, más absoluto de lo que los objetivistas paganos tuvieron jamás. A un mundo ultracivilizado viene a sustituir una Naturaleza Absoluta. A un mundo hundido en humanitarismos, en problemas operarios, en sociedades éticas, en movimientos sociales, tras un desprecio absoluto por el destino y por la vida del hombre, lo que puede considerarse excesivo, es para él, al final, un correctivo natural magnífico. (Páginas Intimas e Autointerpretaçao, p.375)

Álvaro de Campos nació en Tavira, en 1890 y es ingeniero de profesión. Estudió en Escocia y se formó en Glasgow en ingeniería naval. Fue a Oriente y navegando por el Canal de Suez, escribió el poema Opiário dedicado a Mario de Sá-Carneiro. Desilusionado de esa visita regresa a Portugal, donde lo espera el encuentro con el maestro Caeiro y el inicio de un intenso viaje por las teorías del sensacionismo y del futurismo o del interseccionismo. Lo espera aún un cansancio y un sonambulismo poético como prevé en el poema Opiário: Vuelvo a Europa descontento, y de paso / de llegar a ser un poeta sonambúlico.

Conoció a Alberto Caeiro en una visita al Ribatejo y se convirtió en su discípulo: Lo que el maestro Caeiro me enseñó fue a tener claridad, equilibrio, organismo en el delirio y en el desvairamiento, y también me enseñó a procurar no tener filosofía ninguna, pero con alma (Páginas Intimas e Auto Interpretaçao, p.405)

Entre tanto, se aleja del objetivismo del maestro al aproximarse a movimientos modernistas, tales como el futurismo y el sensacionismo. Percibe las sensaciones distanciándose del objeto y centrándose en el sujeto. Un subjetivismo que acabará por encaminarse en la conciencia del absurdo, la experiencia del tedio, la desilusión (grandes son los desiertos, y todo es desierto / grande es la vida, y no vale la pena haber vivido) y de la fatiga (lo que hay en mí es sobre todo cansancio / no de esto ni de aquello, / sin siquiera de todo o de nada: / cansancio así mismo, él mismo, /Cansancio).

Alvaro de Campos experimentará la civilización y admirará la energía y la fuerza, transportándolas al dominio de su creación poética (en los textos Ultimatum y Ode Triunfal). Es el poeta modernista que escribe las sensaciones de la energía y del movimiento, así como las sensaciones de sentir todo de todas las maneras. Es quien más expresa los postulados del sensacionismo, elevando hasta el exceso ese ansia de sentir, de percibir toda la complejidad de las sensaciones.

Su primera composición data de 1914 y aún el 12 de octubre de 1935 firmaba poesías, es decir, poco antes de la muerte de Fernando Pessoa, el cual dejará de escribir textos antes que Alvaro de Campos.

Semiheterónimos

Además de los heterónimos Alvaro de Campos, Alberto Caeiro y Ricardo Reis, Pessoa escribió una serie de textos atribuidos a unos semi-heterónimos, personajes no totalmente independientes de la figura del poeta. Entre ellos se encuentran:

Pedro Botelho: escribió una serie de cuentos como “El Prior de Burcos”, “Cuaresma”, “La Muerte del Dr. Cerdeira”, “La experiencia del Dr. Lacroix”, “El Eremita de la Sierra negra”, “El vencedor del tiempo”, de los cuales sólo se conservan algunos fragmentos.

Antonio Mora: Filósofo, escribió varios textos sobre el paganismo, y sobre los heterónimos como el libro “Alberto Caeiro y la renovación del paganismo”, en el que cuenta la relación maestro-discípulo que había entre los heterónimos y reflexiona sobre sus posturas paganas.

Fausto: A este semi-heterónimo se le atribuye un poema dramático incompleto en que se hace una reflexión sobre el conocimiento, el mundo, el placer y el amor, la muerte ...

Alexander Search: Es una de las primeras personalidades que aparecen en Pessoa, autor de sus primeras composiciones. Escribe en inglés.

Bernardo Soares: Contable al que se le atribuye el “Libro del Desasosiego”, publicado en 1982. También escribió algunos poemas.

Frederico Reis: Es el hermano del heterónimo Ricardo Reis.

Barón de Teive: Sólo se conocen notas sueltas para un libro que no llegó a terminar como “La educación del estoico”. Al igual que Soares, Pessoa afirma que nació a partir de rasgos particulares de su personalidad.

Vicente Guedes: Hay teorías que afirman que fue el primer autor del “Libro del Desasosiego” aunque algunos de los textos incluidos en este libro fueron publicados con anterioridad adjudicándose su autoría el propio Pessoa.

Por último, en otras ocasiones Pessoa escribía bajo su propia personalidad pero tras un seudónimo, algunos de ellos fueron:

Raphael Baldaya
A.A.Cross
Thomas Crosse
Pantaleao
Chevalier de Pas
Charles Robert Anon
Maria Jose
Adolf Moscow
Jean Seul de Méleuret

DATOS BIOBIBLIOGRÁFICOS

Fernando Antonio Nogueira Pessoa nació en Lisboa el 13 de junio de 1988. Entre 1896 y 1905 vivió en Durban, Sudáfrica, donde su padre era cónsul. El inglés se convirtió en su segunda lengua y trabajó como traductor técnico. Sus primeros trabajos están escritos en este idioma.

En 1906 se matricula en el Curso Superior de Letras, en Lisboa, pero lo abandona un año más tarde.

En 1914 empieza a escribir poemas de sus heterónimos (distintas personalidades dentro de sí). Colabora en revistas culturales como Orpheu (1915), Atena —dirigida por él mismo y Ruy Vaz a partir de 1924—, y O Presença en 1927.

En 1926 requiere la patente de invención de un Anuario Indicador Sintético, por nombres y otras clasificaciones, consultable en cualquier lengua. En esta época dirige junto con su cuñado la Revista de Comercio y Contabilidad. En 1934 aparece Mensagem el único libro que se publicó mientras vivía.

El 30 de noviembre de 1935 muere en Lisboa a los 47 años.


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SELECCIÓN POÉTICA

ABDICACIÓN

Tómame, oh noche eterna, en tus
brazos y llámame hijo.

Yo soy un rey que
voluntariamente abandoné mi
trono de ensueños y cansancios.

Mi espada, pesada en brazos
flojos, a manos viriles
y calmas entregué;
y mi cetro y corona yo los dejé
en la antecámara, hechos pedazos.

Mi cota de malla, tan inútil,
mis espuelas, de un tintineo tan fútil,
las dejé por la fría escalinata.

Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
y regresé a la noche antigua y serena
como el paisaje al morir el día.

¡AH! LA ANGUSTIA

Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación
De no yacer en mí mismo desnudo
Con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón
En un último, austero alarido!

Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido:
Sufro -Soy yo.
Ah, extraer de la música el secreto, el tono
De su alarido!

Ah, la furia -aflicción que grita en vano
Pues los gritos se tensan
Y alcanzan el silencio traído por el aire
En la noche, nada más allí!

Enero 15 de 1920

AMOR ES LO ESPECIAL

Amor es lo esencial.
Sexo, mero accidente.
Puede ser igual
O diferente.
El hombre no es un animal:
Es carne inteligente,
Aunque algunas veces enferma.

EL POETA ES UN FINGIDOR

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.

Y, en el dolor que han leído
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.

Y así en la vía se mete,
distrayendo a la razón,
y gira, el tren de juguete
que se llama corazón.

COMO SI CADA BESO

Como si cada beso
Fuera de despedida,
Cloé mía, besémonos, amando.
Tal vez ya nos toque
En el hombro la mano que llama
A la barca que no viene sino vacía;
Y que en el mismo haz
Ata lo que fuimos mutuamente
Y la ajena suma universal de la vida.

CORÓNAME DE ROSAS

Coróname de rosas,
de verdad coróname
De rosas
Rosas que al quemar
Sobre una frente queman
Demasiado Rápido!
Coróname de rosas
Y con el volátil follaje,
Que así sea.

COSECHADORA

Pero no, es abstracta, es un pájaro
De sonidos en el aire del encumbrado aire,
Y su alma canta sin molestar
Porque el canto es lo que la hace cantar.

ESTO

Dicen que pretendo o miento
En cuanto escribo. No hay tal cosa.
Simplemente
Siento imaginando.
No uso las cuerdas del corazón.

Todo cuanto sueño o pierdo,
Que pronto cae o muere en mí,
Es como una terraza que mira
Hacia otra cosa más allá.
Esa cosa me arrastra.

Y así escribo en medio
De las cosas no junto a mis pies,
Libre de mi propia confusión,
preocupado por cuanto no es.
Sentir? Dejemos al lector sentir!

HE PASADO TODA LA NOCHE SIN DORMIR

He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar

Las noches temáticas: Pedro Salinas

Las noches temáticas: Pedro Salinas

La noche del sábado día 25 nuestro Club se vistió de gala para recibir los versos de Pedro Salinas. Este gran poeta español nacido en Madrid en 1891 y fallecido en Boston en 1951, que fué profesor en las universidades de Sorbona y Cambridge, y conferencista en varias Universidades de América -donde vivió desde 1936-, está considerado como uno de los grandes exponentes de la Generación del 27, y nos ha dejado un legado poético que merece ser conocido y honrado, con obras como Presagios (1923), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931)ó La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) (algo más pesimista, aparecen los límites del amor) y Largo lamento (1939).

A continuación podeis disfrutar de una selección de sus poemas:

Y SÚBITA DE PRONTO...

Y súbita, de pronto,
porque sí, la alegría.
Sola, porque ella quiso,
vino. Tan vertical,
tan gracia inesperada,
tan dádiva caída,
que no puedo creer
que sea para mí.
Miro a mi alrededor,
busco. ¿De quién sería?
¿Será de aquella isla
escapada del mapa,
que pasó por mi lado
vestida de muchacha,
con espumas al cuello,
traje verde y un gran
salpicar de aventuras?
¿No se le habrá caído
a un tres, a un nueve, a un cinco
de este agosto que empieza?
¿O es la que vi temblar
detrás de la esperanza,
al fondo de una voz
que me decía: «No»?
Pero no importa, ya.
Conmigo está, me arrastra.
Me arranca del dudar.
Se sonríe, posible;
toma forma de besos,
de brazos, hacia mí;
pone cara de mía.
Me iré, me iré con ella
a amarnos, a vivir
temblando de futuro,
a sentirla de prisa,
segundos, siglos, siempres,
nadas. Y la querré
tanto, que cuando llegue
alguien
-y no se le verá,
no se le han de sentir
los pasos- a pedírmela
( es su dueño... era suya ),
ella, cuando la lleven,
dócil, a su destino,
volverá la cabeza
mirándome. Y veré
que ahora sí es mía, ya.


¡SÍ, TODO!

¡Sí, todo con exceso:
la luz, la vida, el mar!
Plural, todo plural,
luces, vidas y mares.
A subir, a ascender
de docenas a cientos,
de cientos a millar,
en una jubilosa repetición sin fin,
de tu amor, unidad.
tablas, plumas y máquinas,
todo a multiplicar,
caricia por caricia,
abrazo por volcán.
Hay que contar los números.
Que cuenten sin parar,
que se embriaguen contando,
y que no sepan ya
cuál de ellos será el último;
¡qué vivir sin final!
Que un gran tropel de ceros
asalte nuestras dichas
esbeltas, al pasar,
y las lleve a su cima.
Que se rompan las cifras,
sin poder calcular
ni el tiempo ni los besos.
Y al otro lado ya
de cómputos, de sinos,
entregarnos a ciegas
-¡exceso, qué penúltimo-!
a un gran fondo azaroso
que irresistiblemente
está
cantándonos a gritos
fúlgidos de futuro:
«Eso no es nada, aún.
Buscaos bien, hay más.»


LA FORMA DE QUERER TÚ

La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos,
me dirán que tú existías,
que me quisiste: Jamás.
Me lo dicen hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.


EL SUEÑO

El sueño es una larga
despedida de ti.
¡Qué gran vida contigo,
en pie, alerta en el sueño!
¡Dormir el mundo, el sol,
las hormigas, las horas,
todo, todo dormido,
en el sueño que duermo!

Menos tú, tú la única,
viva, sobrevivida,
en el sueño que sueño.
Pero sí, despedida:
voy a dejarte cerca,
la mañana prepara
toda su precisión
de rayos y de risas.
Afuera, afuera, ya,
lo soñado flotante,
marchando sobre el mundo,
sin poderlo pisar,
porque no tiene sitio,
desesperadamente.

Te abrazo por vez última:
eso es abrir los ojos.
Ya está. Las verticales
entran a trabajar,
sin un desmayo, en reglas.
Los colores ejercen
sus oficios de azul,
de rosa, verde, todos
a la hora en punto. El mundo
va a funcionar hoy bien;
me ha matado ya el sueño.
Te siento huir, ligera,
de la aurora, exactísima,
hacia arriba, buscando
la que no se ve estrella,
el desorden celeste,
que es sólo donde cabes.
Luego, cuando despierto,
no te conozco casi,
cuando, a mi lado, tiendes
los brazos hacia mí
diciendo: "¿Qué soñaste?".
Y te contestaría: "No sé,
se me ha olvidado",
si no estuviera ya
tu cuerpo limpio, exacto,
ofreciéndome en labios
el gran error del día.


Tu vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tu tocas.
De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.
Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
Ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.
Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.
Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encapricho una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.


NO RECHACES LOS SUEÑOS POR SER SUEÑOS...

No rechaces los sueños por ser sueños.
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
«Yo soy el sol, los cielos, el amor.»
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.

NICANOR PARRA

NICANOR PARRA VIDA
Nació en 1914 en San Fabían de Alico, cerca de Chillán.Estudios en Chillán y Lautaro. Luego Estudia Matemáticas en la Universidad de Chile. Profesor de Matemáticas en el Liceo de Chillán y en la Universidad de Chile. Dicta cursos de Física en Inglaterra. Estudió Física Nuclear en Estados Unidos. Ha viajado por Europa , Latinoamerica y Estados Unidos, dando recitales y ofreciendo talleres y charlas.

Nicanor Parra, poeta y antipoeta chileno, Premio Nacional de Literatura 1969, Premio Juan Rulfo, Premio Prometeo de Poesía, además de otros galardones: Premio Municipal de Poesía de Santiago, Premio de Poesía Juan Said de la Sociedad de Escritores de Chile, Premio Sindicato de Escritores de Chile. Premio Luís Oyarzún.

Es Miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Hijo Ilustre de Chillán. Doctor Honoris Causa de la Universidad de Concepción.

Es el más grande poeta chileno en la actualidad (1998) y ha sido candidato al Premio Nobel de Literatura en innumeras ocasiones. Sus trabajo poético fue estudiado por varias universidades de Estados Unidos (300 profesores universitarios pidieron el Nobel para Parra) y ha sido traducido a diversos idiomas.

TRABAJO POÉTICO

Si bien la antipoesía viene de antaño, Nicanor Parra revolucionó el ambiente literario con su entrada, enfrentándose a monstruos de la poemática, a corrientes literarias, a movimientos artísticos, aires renovadores a la poesía hermética, oscura e indescifrable en que había caído la tarea de ciertos poetas.

Su habla es coloquial, cáustica y humorística, rescatando la picardía criolla. Las cosas las dice sin recovecos y de frente. En su aparente prosaísmo hay un estudio intenso de las actitudes humanas y el humor es corrosivo, aplicándolo para recordar o mostrar debilidades. Es genial en su trabajo y tiene amplia acogida en la juventud que abarrota los recitales, los escasos recitales que ha dado.

Interpreta el genio popular y los sentimientos del hombre contemporáneo.

Merced a su trabajo ,Nicanor Parra ha logrado que los chilenos se interesen más en leer poesía, puesto que su tarea es sencilla, aunque desacralizadora, simple, aunque desmistificadora, sabia, aunque innovadora, risueña aunque golpeadora, etc.

Como toda cumbre, tiene adversarios y admiradores. Ha creado, sin quererlo, una escuela antipoética. Sin embargo, según algunos, esta escuela ha sentado malos precedentes, puesto que sus discípulos no están a su altura, no han evolucionado ni se han preocupado de profundizar el enfoque, deviniendo en una forma poética que no es tal, mediocratizando el entorno cultural.

Los admiradores suman legiones y su popularidad ha trascendido las fronteras nacionales, siendo ampliamente conocido en el mundo entero. Junto con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro, forma parte de los Cuatro Grandes de la Poesía Chilena.

OBRA

- Cancionero sin nombre.1937, Poemas y Antipoemas.1954., La cueca larga. 1958

- Versos de salón.1962., Discuso.con Pablo Neruda.1962, Manifiesto.1963, Canciones Rusas.1967

- Poemas.1969, Obra Gruesa.1969., Los Profesores.1971, Poemas de Emergencia.1972

- Antipoemas.1972, Poesía Rusa contemporánea.1972, Artefactos.1972

- Sermones y prédicas del Cristo de Elqui.1979, Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui.1979

- El antilázaro.1981, Ecopoema de Nicanor Parra.1982

- Poema y antipoema de Eduardo Frei.1982, Chistes para desorientar a la poesía.1983, Coplas de navidad.1983

- Poesía política.1983, Hojas de Parra 1983.1996, Poemas para combatir la calvicie.1996.

ALGUNOS DE SUS POEMAS

COPLAS DEL VINO

Nervioso, pero sin duelo
A toda la concurrencia
Por la mala voz suplico
Perdón y condescendencia.
.
Con mi cara de ataúd
Y mis mariposas viejas
Yo también me hago presente
En esta solemne fiesta.
.
¿Hay algo, pregunto yo
Más noble que una botella
De vino bien conversado
Entre dos almas gemelas?
.
El vino tiene un poder
Que admira y que desconcierta
Transmuta la nieve en fuego
Y al fuego lo vuelve piedra.
.
El vino es todo, es el mar
Las botas de veinte leguas
La alfombra mágica, el sol
El loro de siete lenguas.
.
Algunos toman por sed
Otros por olvidar deudas
.
Y yo por ver lagartijas
Y sapos en las estrellas.
.
El hombre que no se bebe
Su copa sanguinolenta
No puede ser, creo yo
Cristiano de buena cepa.
.
El vino puede tomarse
En lata, cristal o greda
Pero es mejor en copihue
En fucsia o en azucena.
.
El pobre toma su trago
Para compensar las deudas
Que no se pueden pagar
Con lágrimas ni con huelgas.
.
Si me dieran a elegir
Entre diamantes y perlas
Yo elegiría un racimo
De uvas blancas y negras.
.
El ciego con una copa
Ve chispas y ve centellas
Y el cojo de nacimiento
Se pone a bailar la cueca.
.
El vino cuando se bebe
Con inspiración sincera
Sólo puede compararse
Al beso de una doncella.
.
Por todo lo cual levanto
Mi copa al sol de la noche
Y bebo el vino sagrado
Que hermana los corazones.
.
Nicanor Parra ( Chile, 1914 - )

ES OLVIDO

Juro que no recuerdo ni su nombre,
mas moriré llamándola María,
no por simple capricho de poeta:
por su aspecto de plaza de provincia.
¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
supe de la su muerte inmerecida,
nueva que me causó tal desengaño
que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!,
y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
por la gente que trajo la noticia
debo creer, sin vacilar un punto,
que murió con mi nombre en las pupilas,
hecho que me sorprende, porque nunca
fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
relaciones de estricta cortesía,
nada más que palabras y palabras
y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
sólo queda un puñado de cenizas),
pero jamás vi en ella otro destino
que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegué a tratarla
con el celeste nombre de María,
circunstancia que prueba claramente
la exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡quién es el que no besa a sus amigas!,
pero tened presente que lo hice
sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
su inmaterial y vaga compañía
que era como el espíritu sereno
que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
la importancia que tuvo su sonrisa
ni desvirtuar el favorable influjo
que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aún, que de la noche
fueron sus ojos fuente fidedigna.
Mas, a pesar de todo, es necesario
que comprendan que yo no la quería
sino con ese vago sentimiento
con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo sucede, sin embargo,
lo que a esta fecha aún me maravilla,
ese inaudito y singular ejemplo
de morir con mi nombre en las pupilas,
ella, múltiple rosa inmaculada,
ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
que se pasa quejando noche y día
de que el mundo traidor en que vivimos
vale menos que rueda detenida:
mucho más honorable es una tumba,
vale más una hoja enmohecida,
nada es verdad, aquí nada perdura,
ni el color del cristal con que se mira.
Hoy es un día azul de primavera,
creo que moriré de poesía,
de esa famosa joven melancólica
no recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
como una paloma fugitiva:
la olvidé sin quererlo, lentamente,
como todas las cosas de la vida.
---------------------------
Nicanor Parra

Durante medio siglo

Durante medio siglo
la poesía fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
y me instalé con mi montaña rusa.
Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
echando sangre por boca y narices.

Nicanor Parra

Cartas a una desconocida

Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo sólo sea un hombre que amó,
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!

NICANOR PARRA

MANIFIESTO
.
Señoras y señores
ole
Ésta es nuestra última palabra.
—Nuestra primera y última palabra—
Los poetas bajaron del Olimpo.
.
Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.
.
A diferencia de nuestros mayores
—Y esto lo digo con todo respeto—
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.
.
Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.
.
Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.
.
Éste es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todos estos señores
—Y esto lo digo con mucho respeto—
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.
.
Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.
.
No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.
.
Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.
.
Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.

Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.
.
Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
«Libertad absoluta de expresión».
.
Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.
.
¡Qué lo van a asustar con poesías!
.
La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Éste es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.
.
Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
—Y esto sí que lo digo con respeto—
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.
.
Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
—Cabeza fría, corazón caliente
buenas
Somos tierrafirmistas decididos—
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
.
Los poetas bajaron del Olimpo.
.
Nicanor Parra ( Chile, 1914 - )

Test

Qué es un antipoeta:
un comerciante en urnas y ataúdes?
un sacerdote que no cree en nada?
un general que duda de sí mismo?
un vagabundo que se ríe de todo
hasta de la vejez y de la muerte?
un interlocutor de mal carácter?
un bailarín al borde del abismo?
un narciso que ama a todo el mundo?
un bromista sangriento
deliberadamente miserable?
un poeta que duerme en una silla?
un alquimista de los tiempos modernos?
un revolucionario de bolsillo?
un pequeño burgués?
un charlatán?

un dios?

un inocente?

un aldeano de Santiago de Chile?
Subraye la frase que considere correcta.

Qué es la antipoesía:
un temporal en una taza de té?
una mancha de nieve en una roca?
un azafate lleno de excrementos humanos
como lo cree el padre Salvatierra?
un espejo que dice la verdad?
un bofetón al rostro
del Presidente de la Sociedad de Escritores?
(Dios lo tenga en su santo reino)
una advertencia a los poetas jóvenes?
un ataúd a chorro?
un ataúd a fuerza centrífuga?
un ataúd a gas de parafina?
una capilla ardiente sin difunto?

Marque con una cruz
la definición que considere correcta.

Nicanor Parra

UNA VEZ ANDANDO

Una vez andando
por un parque inglés
con un angelórum
sin querer me hallé.
Buenos días, dijo,
yo le contesté,
él en castellano,
pero yo en francés.
Dites moi, don ángel,
Comment va monsieur.
Él me dio la mano,
yo le tomé el pie:
¡hay que ver, señores,
cómo un ángel es!
Fatuo como el cisne,
frío como un riel,
gordo como un pavo,
feo como usted.
Susto me dio un poco
pero no arranqué.
que te sonríen tristes y...
Le busqué las plumas,
plumas encontré,
duras como el duro
cascarón de un pez.
¡Buenas con que hubiera
sido Lucifer!
Se enojó conmigo,
me tiró un revés
con su espada de oro,
yo me le agaché.
Angel más absurdo
non volveré a ver.
Muerto de la risa
dije good bye sir,
siga su camino,
que le vaya bien,
que la pise el auto,
que la mate el tren.
Ya se acabó el cuento,
uno, dos y tres.

Nicanor Parra

ÚLTIMO BRINDIS
.
Lo queramos o no
Sólo tenemos tres alternativas:
El ayer, el presente y el mañana.
.
Y ni siquiera tres
Porque como dice el filósofo
El ayer es ayer
Nos pertenece sólo en el recuerdo:
A la rosa que ya se deshojó
No se le puede sacar otro pétalo.
.
Las cartas por jugar
Son solamente dos:
El presente y el día de mañana.
.
Y ni siquiera dos
Porque es un hecho bien establecido
Que el presente no existe
Sino en la medida en que se hace pasado
Y ya pasó...,
como la juventud.
.
En resumidas cuentas
Sólo nos va quedando el mañana:
Yo levanto mi copa
Por ese día que no llega nunca
Pero que es lo único
De lo que realmente disponemos.
.
Nicanor Parra ( Chile, 1914 - )

EL HOMBRE IMAGINARIO
.
El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario
.
De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios
.
Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios
.
Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario
.
Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario
.
Nicanor Parra ( Chile, 1014 - )

Madrigal

Yo me haré millonario una noche
gracias a un truco que me permitirá fijar las imágenes
en un espejo cóncavo. O convexo.

Me parece que el éxito será completo
cuando logre inventar un ataúd de doble fondo
que permita al cadáver asomarse a otro mundo.

Ya me he quemado bastante las pestañas
en esta absurda carrera de caballos
en que los jinetes son arrojados de sus cabalgaduras
y van a caer entre los espectadores.

Justo es, entonces, que trate de crear algo
que me permita vivir holgadamente
o que por lo menos me permita morir.

Estoy seguro de que mis piernas tiemblan,
sueño que se me caen los dientes
y que llego tarde a unos funerales.

NICANOR PARRA

PREGUNTAS A LA HORA DEL TÉ
.
.
Este señor desvaído parece
Una figura de un museo de cera;
Mira a través de los visillos rotos:
Qué vale más, ¿el oro o la belleza?,
¿Vale más el arroyo que se mueve
O la chépica fija a la ribera?
A lo lejos se oye una campana
Que abre una herida más, o que la cierra:
¿Es más real el agua de la fuente
O la muchacha que se mira en ella?
No se sabe, la gente se lo pasa
Construyendo castillos en la arena.
¿Es superior el vaso transparente
A la mano del hombre que lo crea?
Se respira una atmósfera cansada
De ceniza, de humo, de tristeza:
Lo que se vio una vez ya no se vuelve
A ver igual, dicen las hojas secas.
Hora del té, tostadas, margarina.
Todo envuelto en una especie de niebla.
_________________
Nicanor Parra

CAMBIOS DE NOMBRE
.
A los amantes de las bellas letras
Hago llegar mis mejores deseos
Voy a cambiar de nombre a algunas cosas.
.
Mi posición es ésta:
El poeta no cumple su palabra
Si no cambia los nombres de las cosas.
.
¿Con qué razón el sol
Ha de seguir llamándose sol?
¡Pido que se llame Micifuz
El de las botas de cuarenta leguas!
.
¿Mis zapatos parecen ataúdes?
Sepan que desde hoy en adelante
Los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese y publíquese
Que los zapatos han cambiado de nombre:
Desde ahora se llaman ataúdes.
.
Bueno, la noche es larga
Todo poeta que se estime a sí mismo
Debe tener su propio diccionario
Y antes que se me olvide
Al propio dios hay que cambiarle nombre
Que cada cual lo llame como quiera:
Ese es un problema personal.
.
Nicanor Parra ( Chile, 1914 - )

CATALINA PARRA
.
Caminando sola
Por ciudad extraña
Qué será de nuestra
Catalina Parra.
.
Cuánto tiempo ¡un año!
Que no sé palabra
De esta memorable
Catalina Parra.
.
Bajo impenitente,
Lluvia derramada
Dónde irá la pobre
Catalina Parra.
.
¡Ah, si yo supiera!
Pero no sé nada
Cuál es tu destino
Catalina Pálida.
.
Sólo sé que mientras
Digo estas palabras
En volver a verte
Cifro la esperanza.
.
Aunque sólo seas
Vista a la distancia
Niña inolvidable,
Catalina Parra.
.
Hija mía, ¡cuántas
Veces comparada
Con la rutilante
Luz de la mañana!
.
Ay, amor perdido,
¡Lámpara sellada!
Que esta rosa nunca
Pierda su fragancia.
_______________
Nicanor Parra

Los Profesores

Los profesores nos volvieron locos
a preguntas que no venían al caso
cómo se suman números complejos
hay o no hay arañas en la luna
cómo murió la familia del zar
¿es posible cantar con la boca cerrada?
quién le pintó bigotes a la Gioconda
cómo se llaman los habitantes de Jerusalén
hay o no hay oxígeno en el aire
cuántos son los apóstoles de Cristo
cuál es el significado de la palabra consueta
cuáles fueron las palabras que dijo Cristo en la cruz
quién es el autor de Madame Bovary
dónde escribió Cervantes el Quijote
cómo mató David al gigante Goliat
etimología de la palabra filosofía
cuál es la capital de Venezuela
cuándo llegaron los españoles a Chile

Nadie dirá que nuestros maestros
eran unas enciclopedias rodantes
exactamente todo lo contrario:
unos modestos profesores primarios
o secundarios no recuerdo muy bien
-eso sí que de bastón y levita
como que estamos a comienzos de siglo-
no tenían para qué molestarse
en molestarnos de esa manera
salvo por razones inconfesables:
a qué tanta manía pedagógica
¡tanta crueldad en el vacío más negro!

Dentadura del tigre
nombre científico de la golondrina
de cuántas partes consta una misa solemne
cuál es la fórmula del anhídrido sulfúrico
cómo se suman fracciones de distinto denominador
estómago de los rumiantes
árbol genealógico de Felipe II
Maestros Cantores de Nuremberg
Evangelio según san Mateo
nombre cinco poetas finlandeses
etimología de la palabra etimología

Ley de la gravitación universal
a qué familia pertenece la vaca
cómo se llaman las alas de los insectos
a qué familia pertenece el ornitorrinco
mínimo común múltiplo entre dos y tres
hay o no hay tinieblas en la luz
origen del sistema solar
aparato respiratorio de los anfibios
órganos exclusivos de los peces
sistema periódico de los elementos
autor de Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis
en qué consiste el fenómeno llamado es-pe-jis-mo
cuánto demoraría un tren en llegar a la luna
cómo se dice pizarrón en francés
subraye las palabras terminadas en consonante

La verdad de las cosas
es que nosotros nos sentábamos en la diferencia
quién iba a molestarse con esas preguntas
en el mejor de los casos apenas nos hacían temblar
únicamente un malo de la cabeza
la verdadera verdad de las cosas
es que nosotros éramos gente de acción
a nuestros ojos el mundo se reducía
al tamaño de una pelota de fútbol
y patearla era nuestro delirio
nuestra razón de ser adolescentes
hubo campeonatos que se prolongaron hasta la noche
todavía me veo persiguiendo
la pelota invisible en la oscuridad
había que ser búho o murciélago
para no chocar con los muros de adobe
ése era nuestro mundo
las preguntas de nuestros profesores
pasaban gloriosamente por nuestras orejas
como agua por espalda de pato
sin perturbar la calma del universo:
partes constitutivas de la flor
a qué familia pertenece la comadreja
método de preparación del ozono
testamento político de Balmaceda
sorpresa de Cancha Rayada
por dónde entró el ejército libertador
insectos nocivos a la agricultura
cómo comienza el Poema del Cid
dibuje una garrucha diferencial
y determine la condición de equilibrio

El amable lector comprenderá
que se nos pedía más de lo justo
más de lo que estrictamente necesario:
¿determinar la altura de una nube?
¿calcular el volumen de la pirámide?
¿demostrar que raíz de dos es un número irracional?
¿aprender de memoria las Coplas de Jorge Manrique?
déjense de pamplinas con nosotros
hoy tenemos que dirimir un campeonato
pero llegaban las pruebas escritas
y a continuación las pruebas orales
(en unas de fregar cayó Caldera)
con una regularidad digna de mejor causa:

teoría electromagnética de la luz
en qué se distingue el trovador del juglar
¿es correcto decir se venden huevos?
¿sabe lo que es un pozo artesiano?
clasifique los pájaros de Chile
asesinato de Manuel Rodríguez
independencia de la Guayana Francesa
Simón Bolívar héroe o antihéroe
discurso de abdicación de O'Higgins
ustedes están más colgados que una ampolleta

Los profesores tenían razón:
en verdad en verdad
el cerebro se nos escapaba por las narices
—había que ver cómo nos castañeteaban los dientes—
a qué se deben los colores del arcoiris
hemisferios de Magdeburgo
nombre científico de la golondrina
metamorfosis de la rana
qué entiende Kant por imperativo categórico
cómo se convierten pesos chilenos a libras esterlinas
quién introdujo en Chile el colibrí
por qué no cae la Torre de Pisa
por qué no se vienen abajo los jardines flotantes de Babilonia
¿por qué no cae la luna a la tierra?
departamentos de la provincia de Ñuble
cómo se trisecta un ángulo recto
cuántos y cuáles son los poliedros regulares
éste no tiene la menor idea de nada

Hubiera preferido que me tragara la tierra
a contestar esas preguntas descabelladas
sobre todo después de los discursos moralizantes
a que nos sometían impajaritablemente día por medio
¿saben ustedes cuánto cuesta al estado
cada ciudadano chileno
desde el momento que sale de la universidad?
¡un millón de pesos de seis peniques!

Un millón de pesos de seis peniques
y seguían apuntándonos con el dedo:
cómo se explica la paradoja hidrostática
cómo se reproducen los helechos
enuméreme los volcanes de Chile
cuál es el río más largo del mundo
cómo se reproducen los elefantes
inventor de la máquina de coser
inventor de los globos aerostáticos
ustedes están más colgados que una ampolleta
van a tener que irse para la casa
y volver con sus apoderados
a conversar con el Rector del Establecimiento

Y mientras tanto la Primera Guerra Mundial
Y mientras tanto la Segunda Guerra Mundial
La adolescencia al fondo del patio
La juventud debajo de la mesa
La madurez que no se conoció
La vejez
con sus alas de insecto.

NICANOR PARRA

BIBLIOTECA QUIJOTESCA: Vida de don Quijote y Sancho por Miguel de Unamuno

BIBLIOTECA QUIJOTESCA:   Vida de don Quijote y Sancho por Miguel de Unamuno Y si la bondad nos eterniza, ¿qué mayor cordura que morirse? «Verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno»; muere a la locura de la vida, despierta de su sueño.
Hizo Don Quijote su testamento y en él la mención de Sancho que éste merecía, pues si loco fue su amo parte a darle el gobierno de la ínsula, «pudiera estando cuerdo darle él de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece». Y volviéndose a Sancho, quiso quebrantarle la fe y persuadirle de que no había habido caballeros andantes en el mundo, a lo cual Sancho, henchido de fe y loco de remate cuando su amo se moría cuerdo, respondió llorando: «¡Ay, no se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más!» ¿La mayor locura, Sancho?

Y consiento en mi morir
con voluntad placentera
clara y pura;
que querer hombre vivir,
cuando Dios quiere que muera,
es locura,

pudo contestarte tu amo, con palabras del maestre don Rodrigo Manrique, tales cuales en su boca las pone su hijo don Jorge, el de las coplas inmortales.
Y dicho lo de la locura de dejarse morir, volvió Sancho a las andadas, hablando a Don Quijote del desencanto de Dulcinea y de los libros de caballerías. ¡Oh, heroico Sancho, y cuán pocos advierten el que ganaste la cumbre de la locura cuando tu amo se despeñaba en el abismo de la sensatez y sobre su lecho de muerte irradiaba tu fe, tu fe, Sancho, la fe de ti, que ni has muerto ni morirás! Don Quijote perdió su fe y murióse; tú la cobraste y vives; era preciso que él muriera en desengaño para que en engaño vivificante vivas tú.

Miguel de Unamuno (1864-1936), Vida de Don Quijote y Sancho (1904), capítulo LXXIV

(Texto extraído de: http://www.ucm.es/info/especulo/bquijote/q_unamun.htm)

JAIME SABINES

JAIME SABINES (1926-1999) Poeta mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; el 25 de marzo de 1926. Hijo de un libanés emigrado. Vivió alternativamente ahí y en la ciudad de México. Estudió medicina, pero abandonó estos estudios, posteriormente estudió letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se licenció en Lengua y Literatura Española. En su juventud participó en programas de radio. Fue diputado federal por el estado de Chiapas de 1976 a 1979 y diputado en el Congreso de la Unión en 1988 por el Distrito Federal. Fue poeta calificado por el presidente de México, Ernesto Zedillo, como uno de los más importantes del país en el siglo XX, falleció el 19 de marzo de 1999 en México, Distrito Federal, víctima de un cáncer a la edad de 72 años. Sus poemas son viajes al fondo oscuro de las emociones, siempre con fuerza y siempre desgarradores. De su interior sacó poemas toscos y abruptos. A veces acertó y a veces no, pero cuando lo logró sus poemas, hablen del amor o de la muerte del padre, tienen una fuerza y una tenacidad en donde el ritmo del lenguaje y la potencia de las expresiones dejan sin aliento al lector, seguro de haber tocado una verdad. Fue Premio Villaurrutia en 1973 y Premio Nacional de Literatura en 1983. Sus libros son Horal (1950), La señal (1951), Adán y Eva (1952), Tarumba
> (1956), Yuria (1967), Maltiempo (1972), Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (1973) y Uno es el hombre (1990). Su obra está recopilada en Nuevo recuento de poemas (1977).

RECITAL

LA LUNA

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

AMOR MÍO, MI AMOR....

Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.

Te quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,

voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.

No es que muera de amor

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
Inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

TE QUIERO PORQUE TIENES....

Te quiero porque tienes
las partes de la mujer en el lugar preciso
y estás completa.
No te falta ni un pétalo,
ni un olor, ni una sombra.

Colocada en tu alma,
dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo,
leche de luna en las oscuras hojas.
Quizás me ves,
tal vez, acaso un día,
en una lámpara apagada,
en un rincón del cuarto donde duermes,
soy la mancha, un punto en la pared,
alguna raya que tus ojos, sin ti,
se quedan viendo.

Quizás me reconoces
como una hora antigua
cuando a solas preguntas, te interrogas
con el cuerpo cerrado y sin respuesta.

Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lágrimas que lloro.
¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla.

PASA EL LUNES...

Pasa el lunes y pasa el martes
y pasa el miércoles y el jueves y el viernes
y el sábado y el domingo,
y otra vez el lunes y el martes
y la gotera de los días sobre la cama donde se quiere
dormir,
la estúpida gota del tiempo cayendo sobre el corazón
aturdido,
la vida pasando como estas palabras.
lunes, martes, miércoles,
enero, febrero, diciembre, otro año, otro año, otra vida.
La vida yéndose sin sentido, entre la borrachera y la conciencia,
entre la lujuria y el remordimiento y el cansancio.

Encontrarse, de pronto, con las manos vacías,
con el corazón vacío,
con la memoria como una ventana hacia la obscuridad,
y preguntarse: ¿qué hice?, ¿qué fui?, ¿en donde estuve?
Sombra perdida entre las sombras,
¿cómo recuperarte, rehacerte, vida?

Nadie puede vivir de cara a la verdad
sin caer enfermo o dolerse hasta los huesos.
Porque la verdad es que somos débiles y miserables
y necesitamos amar, ampararnos, esperar, creer y
afirmar.
No podemos vivir a la intemperie
en el solo minuto que nos es dado.
¡Qué hermosa palabra "Dios", larga
y útil al miedo, salvadora!
Aprendemos a cerrar los labios del corazón
cuando quiera decirla,
y enseñémosle a vivir en su sangre,
a revolcarse en su sangre limitada.

no hay más que esta ternura que siento hacia ti,
engañado,
porque algún día vas a abrir los ojos
y mirarás tus ojos cerrados para siempre.
no hay más que esta ternura de mí mismo
que estoy abierto como un árbol,
plantado como un árbol, recorriéndolo todo.

He aquí la verdad: hacer las máscaras,
recitar las voces, elaborar los sueños,
Ponerse el rostro del enamorado,
la cara del que sufre,
la faz del que sonríe,
el día lunes, y el martes, y el mes de marzo
y el año de la solidaridad humana,
y comer a las horas lo mejor que se pueda,
y dormir y ayuntar,
y seguirse entrenando ocultamente para el evento final
del que no habrá testigos.

PEQUEÑA DEL AMOR

Pequeña del amor, tú no lo sabes,
tú no puedes saberlo todavía,
no me conmueve tu voz
ni el ángel de tu boca fría,
ni tus reacciones de sándalo
en que perfumas y expiras,
ni tu mirada de virgen
crucificada y ardida.

No me conmueve tu angustia
tan bien dicha,
ni tu sollozar callado
y sin salida.

No me conmueven tus gestos
de melancolía,
ni tu anhelar, ni tu espera,
ni la herida
de que me hablas afligida.

Me conmueves toda tú
representando tu vida
con esa pasión tan torpe
y tan limpia,
como el que quiere matarse
para contar: soy suicida.
Hoja que apenas se mueve
ya se siente desprendida:
voy a seguirte queriendo
todo el día.

Tu cuerpo está a mi lado

Tu cuerpo está a mi lado
fácil, dulce, callado.
Tu cabeza en mi pecho se arrepiente
con los ojos cerrados
y yo te miro y fumo
y acaricio tu pelo enamorado.
Esta mortal ternura con que callo
te está abrazando a ti mientras yo tengo
inmóviles mis brazos.
Miro mi cuerpo, el muslo
en que descansa tu cansancio,
tu blando seno oculto y apretado
y el bajo y suave respirar de tu vientre
sin mis labios.
Te digo a media voz
cosas que invento a cada rato
y me pongo de veras triste y solo
y te beso como si fueras tu retrato.
Tú, sin hablar, me miras
y te aprietas a mí y haces tu llanto
sin lágrimas, sin ojos, sin espanto.
Y yo vuelvo a fumar, mientras las cosas
se ponen a escuchar lo que no hablamos

LOS DÍAS INÚTILES

Los días inútiles son como una costra
de mugre sobre el alma.
Hay una asfixia lenta que sonríe,
que olvida, que se calla.
¿Quién me pone estos sapos en el pecho
cuando no digo nada?
Hay un idiota como yo andando,
platicando con gentes y fantasmas,
echándose en el lodo y escarbando
la mierda de la fama.
Puerco de hocico que recita versos
en fiestas familiares, donde mujeres sabias
hablan de amor, de guerra,
resuelven la esperanza.
Puerco del mundo fácil
en que el engaño quiere hacer que engaña
mientras ácidos lentos
llevan el asco a la garganta.
Hay un hombre que cae días y días
de pie, desde su cara,
y siente que en su pecho van creciendo
muertes y almas.
Un hombre como yo que se avergüenza,
que se cansa,
que no pregunta porque no pregunta
ni quiere nada.
¿Qué viene a hacer aquí tanta ternura fracasada?
¡Díganle que se vaya!

LOS AMOROSOS

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.

Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

Te desnudas igual

Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.

¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!

(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)

ME DUELES

Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza. Córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.

Entre los escombros de mi alma, búscame,
escúchame.
En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama,
pide tu asombro, tu iluminado silencio.

Atravesando muros, atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.

¡Qué claridad de rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujo de miel sobre hojas de agua!

Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.

VIEJA LA NOCHE...

Vieja la noche, vieja,
largo mi corazón antiguo.

¡Qué de brazos adentro
del pecho, fríos,
se mueven y me buscan,
viejo amor mío!

La noche, vieja, cae
como un lento martirio,
sombra y estrella, hueco
del pecho mío.

Y yo entretanto, ausente
de mi martirio,
entro en la noche, busco
su cuerpo frío.

No hay luna, locos,
desde hace siglos.
Sólo un breve milagro
cuando hace frío.

Codiciada, prohibida...

Codiciada, prohibida,
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO APUNTES BIOGRÁFICOS:

Francisco Álvarez Hidalgo nació en Cantabria, España; estudió Filosofía en Salamanca, y tras un breve periodo de profesorado, dio un giro a su vida ingresando en el mundo financiero, ejerciendo sus actividades profesionales en Madrid (España), Montreal (Canadá) y Los Ángeles (USA), donde en la actualidad reside.
Su actividad literaria, aparte de sus poemas de juventud, se ha desarrollado exclusivamente en los últimos cuatro años, en que ha escrito profusamente. De esta época datan sus obras "Versos de hoy", "Intima desnudez", "Encuentros", "Es de noche sin ti", "Por las comarcas del sentir", "Conexiones", etc.

Su obra encaja en el subtítulo general de "Diario sentimental", un peregrinaje íntimo por el mundo de las relaciones personales.
Su forma se adhiere casi de una forma radical a los cánones clásicos de ritmo y rima. Son poemas para ser leídos en voz alta. Su estilo es espontáneo, diáfano, directo.

Su producción se halla diseminada a lo largo de unas 400 'webpages' en internet, en varias series interconectadas por medio de enlaces.

SU OBRA:

Francisco Álvarez Hidalgo, poeta nacido en Los Corrales de Buelna, Cantabria, (España), y residente en Los Ángeles, California (EE.UU.), dispone de una depurada técnica y magistral estilo, que le permite elaborar sus prolíficas y bellas poesías, como aquel artesano experto de su oficio que al parecer realiza su trabajo sin ningún esfuerzo.

Este poeta ha ido elaborando en el espacio de pocos años una valiosa producción poética fruto de su gran calidad, laboriosidad y tenacidad.
Se ha propuesto alfombrar la Internet de un enorme mosaico de sus bellas composiciones, que reparte mensualmente con generosidad a una larga lista de admiradores (principalmente admiradoras) que reclaman con entusiasmo sus puntuales envíos.
La poesía de Francisco Álvarez abarca todos los estilos de estrofa y de rima, aunque él se siente más cómodo y más completo, escribiendo poesías con perfectas rimas consonantes de sonoro relieve y profundo argumento.
Numerosas son las poesías cortas -que él ha bautizado como "breverías"-, estrofas no superiores a los ocho versos; a través de ellas va reflejando sus hondos sentimientos.
Su estilo principal es la poesía amorosa en donde introduce, en muchas de ellas, una desbordante imaginación cargada de sensualidad. Una buena parte de ellas, entran de lleno en la clasificación de poesía erótica, pero escritas con una sutil elegancia y belleza que evitan discurrir por senderos de dudoso mal gusto.
En toda su inmensa obra se pone de relieve el gran dominio que ejerce sobre la literatura española, y su correcta ortografía nos da un buen ejemplo de todo ello.

Con la elaboración de estas páginas dedicadas a este poeta español residente en California, queremos dar a conocer una pequeñísima muestra del estilo que se cultiva en la poesía en español, dentro de los Estados Unidos de América.

RECITAL:

METAMORFOSIS

Cada palabra mía, cada gesto
es golpe de cincel y de martillo
que al bloque opaco otorga forma y brillo,
y poniéndote va de manifiesto.

Enigma ciego en mármol, donde he puesto
mi mano exhumadora; qué sencillo
me resulta erigirme en lazarillo
dándote a un mundo que sin ti detesto.

Tu perfil por estratos desentraño,
más cabal cada vez, menos extraño,
y en él mis rasgos estampados dejo.

Y al arrancar al fin la última pieza,
pienso con inequívoca certeza
que al mirarte me veo en el espejo.

BREVERÍAS

Al fondo de tus ojos la mazmorra
de mi recuerdo, en sombra y en descuido,
donde se pudre mi supervivencia.
Y el tiempo, que implacable todo borra,
mañana indagará: "¿Quién ha venido?"
"Nadie", responderá tu indiferencia.

El tigre macho roza su lujuria
sobre la hembra que la espalda arquea,
su vientre sobre el lomo se recrea,
muerde la nuca en controlada furia.
.
Así quiero asaltarte yo en el suelo,
adosando a tu espalda mi figura,
estrujando tus senos con ternura,
y entrando a tí, mordiéndote en el pelo.

BREVERIAS

Le diré al pensamiento que se duerma,
y un sueño en blanco regirá mi mente.
No quiero que tu imagen se presente
y mate mi alma, que de tí esta enferma.

MUJER SOLA

En esta soledad que me acrecienta
la sed de ti, impidiéndome absorberte;
en esta desnudez, húmeda y lenta,
que te inventa a mi lado, sin tenerte;
en este ofrecimiento que consume
mis horas de ansiedad, inaceptado;
en esta noche que verá el perfume
de mi piel en el aire evaporado;
en este lecho, que de ti vacío,
se transforma en inhóspita meseta;
en este abrazo en que te estrecho mío,
y que tu abrazo, ausente, no completa...

La breve llama de la vela erguida
sobre la palmatoria, en el estante,
se desborda en la cera derretida,
símbolo fálico desafiante.
De mis labios se va un soplo ligero,
y al momento la sombra me circunda;
el roce firme de tu mano espero,
y el fiero impulso que mi entraña inunda.
Y he de suplir la ausencia de tu tacto
con los dictados de mi fantasía,
a solas consumando el mismo acto
que contigo, mi amor, consumaría.

UN BESO

Un beso de rodillas atrevidas,
de labios húmedos, voluptuosos,
mano impúdica, dedos temblorosos,
figuras lentamente desvestidas.

Beso requeridor de varias vidas
para agotar sus fondos amorosos,
desdeñador de afectos nebulosos
más huérfanos de espuelas que de bridas.

Beso que he fabricado en muchos años
en modos, longitudes y tamaños
que nadie fue capaz de merecer.

Traigo este beso para ti, absorbente,
encrespado, expansivo, irreverente,
porque sé que le vas a responder.

DE PASO

Siempre de paso, sin dejar impresa
mi huella ni en poblado ni en desierto,
con la mentalidad del aeropuerto,
donde uno viene y va, cruza y regresa.

Siempre de paso, y a distinta mesa
sentarse cada vez; de cada huerto
cortar la flor; y anclando en cada puerto,
besar y despedir a quien nos besa.

Peregrinar ligero de bagaje
sin arraigarse a un único paisaje,
reciclando la piel y las ideas.

Arroyo que a la vez se queda y fluye,
tiempo que permanece mientras huye,
mar que va reiterando las mareas.

El verdadero triunfo es de quien gana,
ni en la derrota juzgo haber perdido,
pues la vida me da cada mañana
la sensación de verme renacido.
Los golpes me convierten en campana,
rodando por el valle mi tañido.
Voz de dolor tal vez, mas quien la escucha
sabrá que no hay fracaso; sólo hay lucha
Cubrirás huellas decrépitas que el viento
indolente no ha borrado todavía;
de tus dedos nacerá nueva armonía,
y a mi aliento vendrá el soplo de tu aliento.

Paso a paso, día a día, tacto a tacto,
te descubro, me iluminas, y te aprendo;
sobre ti, lento crepúsculo, me extiendo,
sobre mí trepa tu roce tibio, exacto.

SENSUALIDAD

Desnúdate a la luz, tan lentamente
que mi deseo intente espolearte.
y al semidescubrirme, cada parte
deba frenar el ímpetu impaciente.

Es cada pliegue un diablo irreverente
que descubre y encubre, sin mostrarte
en tu esplendor total, y he de gozarte
en pausado proceso intermitente.

Mis ojos se han de transformar en mano
que compelida de fervor pagano
te arrancará la blusa de un tirón

Y en reciprocidad anudaremos
nuestras extremidades, y caeremos
de los retozos en la convulsión.

Vengo sobre las alas de la aurora
a ti, que de tan sola no has dormido;
mírame sin palabras; extinguido
sigue todo murmullo en esta hora.

La luz no entiende de rumor, ignora
cuanto vibra, el silencio es su sonido;
ella me guía, y de silencio ungido,
a tu piel impaciente me incorpora

Si la noche fue larga, desvelada,
más se dilatará esta madrugada,
eslabonando al fin noches y días.

Qué amanecer tan claro, tan extenso,
oyendo lo que piensas, lo que pienso,
sin palabras decrépitas, vacías.


SEPARACIÓN


Percibirás mañana en mi mirada
esa caricia prolongada y triste
del que a la despedida se resiste;
y al partir quedarás en mí encerrada.

Vestida irás de mí, galvanizada
por el mismo fervor que en mí encendiste,
bajo el velo de besos que aún persiste
sobre tu ávida piel arrebatada.

Y cuando te hayas ido, y estés lejos,
me verás en el agua, en los espejos,
en la nube, en el pájaro, en la flor.

Y así yo te he de ver, omnipresente,
en cada rostro mustio o sonriente,
en la nostalgia, el sueño y el dolor.

LATE CONMIGO

A tu más íntimo rincón me admites,
y el miembro dejas aherrojado en grillos;
de tal forma contraes los anillos
que el movimiento apenas le permites.

He de gritar al tiempo que tú grites
al compás de descargas de martillos;
en mis ojos idénticos los brillos
que del cristal de tu mirada emites.

Y al expirar los últimos gemidos,
antes de sosegar adormecidos,
sigue abrazándome una y otra vez.

Sumérgete en quietud, late conmigo,
cúbranos el sensual, cálido abrigo,
de nuestra fulgurante desnudez.

DISPARIDAD

Te siembras en la noche y no germinas;
tu surco, abandonado,
sin abrirse a la reja del arado;
desiertas, como el valle, las colinas.
Estéril tierra que labrar quisiera,
tornándola fecunda
con esta irrigación de primavera
que en ti pudiera penetrar profunda.
Pero mi regadío no te llega,
se me pierde en quebradas y vertientes,
y yo tampoco arribaré a la siega,
yermas, como tu surco, mis simientes.
Oh qué disparidad inadecuada:
Yo, labriego, de tierra careciendo,
y tan lejos de aquí, languideciendo,
tu tierra descuidada.

QUÉDATE

Oigo sordo fragor de cristalera
en el fondo nocturno de tu ausencia,
como si el alma, ciega en su inocencia,
diera un traspiés mortal en la escalera.

Hoy tus brazos no son la enredadera
trenzadora de firme dependencia;
son otoño grisáceo que silencia
lo que bullicio fue de primavera.

Nubes rotas, estrellas apagadas,
y un dolor, asesino a dentelladas,
interponiendo angustia entre los dos..

Tú, que fuiste requiebro en mis auroras,
tú, que tal vez si lloro, también lloras,
quédate en mí, no digas aún adiós.

SIN MÁS ESPERA

Huérfanos son mis besos de tu boca,
y huérfanas mis manos de tu piel;
huérfano estoy de ti, como el pincel
del color que el artista no convoca.

Cada mañana mi ansiedad invoca
tantas razones para serte infiel…
Si tantos libros hay en mi anaquel,
¿por qué uno solo tu memoria evoca?

No quiero releer lo ya leído,
quiero ese libro tuyo y, sumergido
entre sus líneas, conocerte entera.

Quiero estrenar tus páginas, leerte
con ojos, manos, voz, y retenerte;
sin orfandad de ti, sin más espera.

DE MUJER A MUJER

Tríptico

I

Soy la mujer que impúdica ha besado
la zona de tu vientre, tus pezones,
quien rueda un manantial de sensaciones
que antes de ti no había imaginado.

Eres el mar, soy el acantilado,
reviente en mí tu furia de emociones
irrumpiendo en mis húmedos rincones
la dulce intensidad que he presagiado.

Deja tu voz acariciar mi oído
con ese lánguido, sensual tañido,
de campana en crepúsculos herida.

El último vestigio del recato
borrado ya, dobla por mí a rebato,
y escúchame gemir estremecida.

II

Sin estar junto a mí estabas conmigo,
sombra de piel sobre mi piel desnuda;
te vio la oscuridad, íntima y muda,
de mis ojos cerrados al abrigo.

¿Mis manos o las tuyas? Te persigo
a través de mi cuerpo; se me anuda
tu tacto en la cintura, se hace aguda
filigrana la lengua en el ombligo.

Tripula mi bajel en estos mares,
que aún no son, por abiertos, familiares,
aunque conozca brújula y afán.

Iza mis velas, colma mi bodega,
navégame entre muslos, que ya llega
rodando irracional el huracán.

III

La tempestad ha roto arrolladora
en descarga de lluvias y crujidos;
jadeante el deseo en los sentidos
es pantera que lúbrica devora.

La noche carnal muere, y en la aurora
del sosiego se duermen los sonidos,
y la mente retraza recorridos
que habrá de repetir en otra hora.

Vencidas las palabras, suavemente
yacen sobre el teléfono. Se siente
una entrañable paz a ambas orillas.
Dos mujeres se amaron a distancia;
y tal vez queda más en cada estancia
que un ligero temblor en las rodillas.

VEN, YACE JUNTO A MI

En la estación de la hojarasca, amiga,
en los meses de lluvia persistente,
en los días de viento intermitente
cuyo látigo el rostro nos fustiga.

Cuando la nieve pertinaz obliga
a añadir otro leño al leño ardiente;
al percibir que lo único presente
es la ausencia, el deseo y la fatiga.

¿Qué mérito es amar en primavera,
entre rosas, al pie de la palmera,
o en la inmóvil molicie del estío?

Quiéreme ahora, mujer, en este invierno
que al golpear mis puertas se hace interno;
ven, yace junto a mí, que tengo frío.

Luis Palés Matos

Luis Palés Matos @Elegancia> Bueno chicos, comenzamos la noche con DESCUBRIENDO A....

Esta noche he intentado sorprenderos un poquito, si es que en alguna ocasión os hemos sorprendido, ¡ claro está!

Dado que nuestra compañera y amiga Armonía hoy no podrá estar, he buceado un poquito por la red, saliéndome un pelín de nuestro Club e intentando buscar a otros poetas, si bien no demasiado conocidos, pero que también merecen de nuestro reconocimiento por sus letras.

Intentaremos que sea lo más ameno posible este ratito, hoy sin receta de nuestra "Arguiñana" favorita, que desde aquí y siempre que nos falta, se nota su huequecito , el vacío de su espontáneidad, la frescura que deja en el canal y su simpatía. Un besito cariñoso Armo y que todo haya ido bien, que te espero aquí, que no he querido ensañarme en nadie hasta que vengas.

Dicho eso pasamos con nuestro poeta elegido para esta noche y que os pongo su página, por si os animáis y queréis participar.

http://www.los-poetas.com/k/pales1.htm#FRONTIS

empezamos con su biografía

LUIS PALÉS MATOS
(1898-1959)
Poeta puertorriqueño. Nació en Guayama y murió en Santurce. En su familia hubo varios poetas: sus padres y dos de sus hermanos. Pero, al parecer, solamente él sobresalió como artista reconocido.
A la edad de dieciséis años, publicó Azaleas, su primer libro de versos. En este su primer libro se ve claramente la influencia de los poetas modernistas hispanoamericanos de sus tiempo: Rubén Darío, Julio Herrera y Reissig y Leopoldo Lugones, entre otros.
Siendo aún joven, falleció súbitamente su padre. Debido a ello, tuvo que dejar los estudios universitarios para ayudar económicamente a su familia. Nunca volvió a la universidad para terminarlos.
Se casó con Natividad Suliveres, muchacha a quien había conocido en la escuela secundaria. Poco después de haberse casado, Natividad falleció de tuberculosis. A la muerte de su esposa, Palés se trasladó a San Juan y allí trabajó como canciller en el Consulado de Santo Domingo. Luego pasó al Departamento de Salud, en donde conoció a María de Lourdes Valdés Tous, con la que se casó.
Participó mucho en la política de la Isla, exhibiendo grandes dotes de orador. En la campaña política de 1929, se involucró mucho en el movimiento independista de Puerto Rico.
y luego seguimos con la biografía,

va un poemita de este Poeta

EL RELOJ

Con una incontrastable isocronía
canta el reloj las horas que transcurren,
y cual gnomos, por su armazonería,
como suspiros, rápidas, se escurren.
Quizá el tedio lo mata, y a porfía
las dos agujas del reloj, se aburren,
de estar marca que marca todo el día,
arcano idioma que ellas no discurren.
Mirado desde lejos, tiene aspecto
extraño y mitológico, de insecto
que ye correr la vida, indiferente;
y el péndulo, una lengua centelleante,
hiperbólicamente jadeante
que se mofa del tiempo eternamente.

FRONTIS

Lector, vas a beber en una fuente,
donde al bajar el labio y la mirada,
encontrarás tu imagen retratada
en la seda de su onda transparente;
vas a beber el agua de un torrente
hecha de Todo y en resumen Nada,
que sabe de la estrella inmaculada
y de la sima negra y atrayente...
Ese es mi verso; profundiza un poco.
No compadezcas mi dolor, si loco
te lanza entre la sombra su saeta;
sigue, a tientas quizás: Jasón perdido,
y toparás al cabo sorprendido,
el vellocino de oro del poeta.

gracias Luzz_
este poema es precioso

siguiendo con la biografía..
La primera edición de "Tuntún de pasa y grifería" vio la luz en San Juan en 1937. Este primer volumen le consiguió el primer premio de literatura concedido por el Instituto de Literatura Puertorriqueña. Siguió con su novela Litoral. Se publicó por entregas, tanto en el semanario de la Universidad de Puerto Rico como en el periódico El Diario de Puerto Rico..

Después de sufrir un infarto, Palés viajó por Estados Unidos. En esta gira participó en muchas presentaciones de sus obras y le otorgaron toda clase de honores, tanto de grupos culturales como de varias universidades norteamericanas.

Los años que siguieron fueron duros para él. Además de la muerte de su primera esposa Verónica y de su hijo Edgardo, su primera nieta falleció en 1958. Había puesto en ella toda su ilusión y su gran amor. Poco duró, sin embargo, este gran vacío en su vida, porque al año siguiente, fallece él también en Santurce, a la edad de sesenta y un años.

continuemos con el recital..

EL RIO

El río es una melancolía estirada y sofocante.
El río es una irritación de piedras, calcinante.
Está seco, no tiene lágrimas porque el sol quemante
lo ha mirado con pupila penetrante...
.
El río está sediento... rememora anhelante,
cuando espejeó la nieve de un semblante
y adormeció a un cuerpo fragante...
¡Oh el perfume en su onda voluptuosa y palpitante!
.
Voló a otras regiones el martinete errante;
y está marchita en su margen la flor odorante.
El lirio no genuflexiona arrogante...
.
El río embiste la vista plúmbeo y abrasante;
el río es un pesar petrificado y punzante...
El río es una melancolía estirada y sofocante.

(Para Carmelo Obén)

El letargo padece despertamientos;
palpita entre las frondas rumor de oleaje,
y una llovizna sueña desgreñamientos
de cristales sutiles, sobre el ramaje.
Como un orientalismo de ensoñamientos
la neblina recoge su tul de encaje.
¿Qué efervescencia pone sacudimientos
en la pereza rústica del paisaje?
Un trino cristalino lejano suena,
y Polimnia desflora su cantilena
en el glú-glú risueño de la fontana:
Febo guiña indeciso detrás del monte,
y explota en llamaradas el horizonte
al ósculo candente de la mañana.

Claro de luna
.
Guayama se duerme toda, como un ala
fresca, bajo el fresco de la luna llena;
y por su blancura solemne resbala
una mescolanza de alegría y de pena.
.
La luna revienta cual luz de bengala
que arde en absoluta piedad nazarena,
y quita el coraje de la novia mala,
y hace hostial la mano de la novia buena.
.
Gordas de paisaje las calles se estiran:
lenguas fabulosas por donde suspiran
los azules jóvenes en tropa bohemia;
.
rompe la sincera serenata alegre,
y para que un chorro de ideal la integre
la luna les vuelca su jarra de anemia.
.
Luis Pales

Rafael de León

Rafael de León BIOGRAFÍA

Rafael de León y Arias de Saavedra, nació un jueves 6 de febrero del bisiesto 1908 en Sevilla, en la misma calle en donde casi 34 años antes nació el poeta Manuel Machado. Era el primogénito de la pareja formada por José de León y Manjón y de María Justa Arias de Saavedra y Pérez de Vargas, condes de Gómara.
El año 1916 ingresa Rafael de León en el internado del colegio jesuita "San Luís Gonzaga" del Puerto de Santa María (Cádiz), pueblo natal del poeta Rafael Alberti, con el que, por ser casi coetáneos coinciden en dicho colegio: Años antes, había pasado por allí el alumno Juan Ramón Jiménez, otro insigne poeta andaluz.
Años más tarde, estudiaría en otros colegios privados de órdenes religiosas en las localidades andaluzas del Palo de Málaga y de Utrera (Sevilla). En el año 1926 inicia en la universidad de Granada, los estudios de la carrera de Derecho. Allí llegó a conocer a otro insigne poeta: Federico García Lorca, con quien entabla una buena amistad.
Tiene Rafael, -a decir de algunos de sus estudiosos-, una impregnación del estilo poético de García Lorca que se rezuma a través de toda su obra.
No se conoció que Rafael ejerciera trabajo alguno relacionado con sus estudios universitarios, pues se dedicó a vivir de las holgadas rentas paternas, gastando sus dineros en asistir a los cafés cantantes y teatros de variedades de Sevilla.
Al año siguiente, 1932, Rafael se traslada a Madrid bajo la influencia del gran músico sevillano Manuel Quiroga, que junto con el autor teatral Antonio Quintero, llegaría a formar el prolífico trío "Quintero, León y Quiroga" con el que tienen registradas más de cinco mil canciones. Al producirse la guerra civil española, Rafael de León se encontraba en Barcelona; allí es encarcelado, como tantos otros del mundo de la farándula, toreros, cantantes etc., y allí en la cárcel, quizás para hacer valer su condición de neutral o tal vez de simpatizante de la causa republicana, quizás por estricto sentido de la verdad, declara tener una buena amistad con destacados poetas republicanos como León Felipe; Federico García Lorca y Antonio Machado. Llegan luego los años de posguerra en los que Rafael continúa contactando con el universo de las varietés, que alimentados por los típicos aires de aquella dictadura, de nacionalismo a ultranza y bloqueo internacional, se prestan a la creación de un género muy influenciado del tipismo andaluz y que dio en llamarse "folklore español".
A partir de la década de los sesenta, cae la barrera del aislamiento cultural y muchos jóvenes antifranquistas junto a la progresía izquierdista, en actitud militante comienzan a despreciar ostensiblemente casi toda la música española e hispanoamericana y con ella la copla y la canción andaluza que tan bien había representado el sello "Quintero, León & Quiroga".
A partir de esa época, vienen unos años bajos para la obra de canciones y poesías de nuestro gran poeta Rafael de León, el cual un jueves madrileño frío y gris (9-12-82), muere nuestro insigne poeta en el más cruel olvido sin ni siquiera haberse llevado en vida la satisfacción de un merecido homenaje de cariño y agradecimiento a toda su importante y prolífica obra poética.

SU OBRA

Rafael de León pertenece por derecho propio a la denominada "Generación del 27" de los poetas españoles, aunque un incomprensible olvido ha hecho que nunca figure en esa nómina. De ningún poeta español de este siglo que acaba, han sido tan recitadas sus poesías y tan cantadas las letras de sus canciones, pero incomprensiblemente sigue siendo el gran ausente al hacer recuentos dentro del ámbito de la cultura popular española de posguerra.

La obra poética de Rafael de León, queda dividida en esos dos grandes apartados: poesías propiamente dichas, y letras para canciones. Su primer libro de poesías «Pena y alegría del amor» aparece publicado en 1941.

De las colaboraciones del poeta a la hora de firmar su obras hemos de reseñar lo siguiente:
- Las poesías «Profecía»; "Romance de la serrana loca" y miles de letras de canciones con Antonio Quintero.
- Las canciones: "Coplas"; "Arturo"; "Cinelandia"; "Cine sonoro"; "La Rajadesa"; "La deseada"; "Manolo Reyes"; "Siempre Sevilla"; con Antonio García Padilla “Kola”.
- Escribió para los cantantes Nino Bravo, Raphael y Rocío Dúrcal, y miles de letras de canciones que harían inacabable esta biografía.

A continuación pasamos a dar muestra de su obra poética, esperamos vuestra colaboración, gracias.

RECITAL

Profecía

«Y me bendijo a mi mare;
y me bendijo a mi mare.
Diez séntimos le di a un pobre
y me bendijo a mi mare.
¡Ay! qué limosna tan chiquita,
qué recompensa tan grande.
¡Qué limosna tan chiquita,
qué recompensa tan grande!»

¿A dónde vas tan deprisa
sin desirme ni ¡con Dió!?
Me puedes mirá de frente,
que estoy enterao de tó.
Me lo contaron ayer
las lenguas de doble filo,
que te casaste hase un mé
y me quedé tan tranquilo.
Otro cualquiera en mi caso,
se hubiera echao a llorá,
yo, crusándome de brasos
dije que me daba iguá.
Y ná de pegarme un tiro
ni liarme a mardisiones
ni apedrear con suspiros
los vidrios de tus barcones.
¿Que t'has casao? ¡Buena suerte!
Vive sien años contenta
y a la hora de la muerte,
Dios no te lo tenga en cuenta.
Que si al pie de los artares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi mare
que no te guardo rencor.
Porque sin sé tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
yo fui quien más t'ha querío,
con eso tengo bastante.
_ _ _

-¿Qué tiene er niño, Malena?
Anda como trastornao,
tié la carilla de pena
y el colorsillo quebrao.
Y ya no juega a la tropa,
ni tira piedras al río,
ni se destrosa la ropa
subiéndose a coger níos.
¿No te parese a ti extraño,
no ves una cosa rara
que un chaval de dose años
lleve tan triste la cara?
Mira que soy perro viejo
y estás demasiao tranquila.
¿Quieres que te dé un consejo?
Vigilia, mujé, ¡vigila!

Y fueron dos sentinela
los ojitos de mi mare.
-Cuando sale de la escuela
se va pa los olivare.
-Y ¿qué busca allí? -Una niña,
tendrá el mismo tiempo que él.
José Migué, no le riñas,
que está empesando a queré.
Mi pare ensendió un pitillo,
se enteró bien de tu nombre,
te regaló unos sarsillos
y a mí un pantalón de hombre.

Yo no te dije "te adoro"
pero amarré en tu barcón
mi laso de seda y oro
de primera comunión.
Y tú, fina y orgullosa,
me ofresiste en recompensa
dos sintas color de rosa
que engalanaban tus trensas.
-Voy a misa con mis primos.
-Bueno, te veré en la hermita.
Y qué serios nos pusimos
al darte el agua bendita.
Mas luego en el campanario,
cuando rompimos a hablar:
-Dise mi tita Rosario
que la sigüeña es sagrá,
y el colorín, y la fuente,
y las flores, y el rosío,
y aquel torito valiente
que está bebiendo en el río;
y el bronse de esta campana,
y el romero de los montes,
y aquella línea lejana
que la llaman... ¡horisonte!
¡Todo es sagrao: tierra y sielo
porque así lo quiso Dió!
¿Qué te gusta más? -Tu pelo.
¡Qué bonito me salió!
-Pues, ¿y tu boca, y tus brasos,
y tus manos reonditas,
y tus pies fingiendo el paso
de las palomas suritas?
Con la puresa de un copo
de nieve te comparé;
te revestí de piropos
de la cabesa a los pié.
A la vuerta te hise un ramo
de pitiminí, presioso
y a luego nos retratamos
en las agüitas de un poso.
Y hablando de estas pamplinas
que inventan las criaturas,
llegamos hasta tu esquina
cogíos por la sintura.
Yo te pregunté: -¿En qué piensas?
Tú dijiste: -En darte un beso.
Y yo sentí una vergüensa
que me caló hasta los huesos.
De noche, muertos de luna,
nos vimos por la ventana.
-¡Chssss! Mi hermaniyo está en la cuna,
le estoy cantando la nana.

¯«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».

Y mientras que tú cantabas
yo, inosente me pensé
que nos casaba la luna
como a marío y mujé.

¡Pamplinas! ¡Figurasiones
que se inventan los chavales!
Después la vida se impone:
tanto tienes, tanto vales;
por eso, yo al enterarme
que llevas un mes casá,
no dije que iba a matarme,
sino que me daba iguá.
Mas como es rico tu dueño,
te vendo esta profesía:
tú, por la noche, entre sueños
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde
que mi boca te besó
y te llamarás "¡cobarde!"
como te lo llamo yo.
Y verás, sueña que sueña,
que me morí siendo chico
y se llevó la sigüeña
mi corasón en su pico.
Pensarás: "no es sierto ná,
yo sé que lo estoy soñando";
pero allá en la madrugá
te despertarás llorando,
por el que no es tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
sino el que más te ha querío.
Con eso tengo bastante.
Por lo demás, tó se orvía.
Verás cómo Dios te manda
un hijo como una estrella;
avísame de seguía,
me servirá de alegría
cantarle la nana aquella:

¯«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».

Pensarás: "no es sierto ná,
yo sé que lo estoy soñando".
Pero allá en la madrugá
te despertarás llorando.

Porque sin sé tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
yo soy... quien más t'ha querío...
¡Con eso tengo bastante!

Encuentro

Me tropecé contigo en primavera,
una tarde de sol delgada y fina,
y fuiste en mi espalda enredadera
y en mi cintura, lazo y serpentina.

Me diste la blandura de tu cera
y yo te di las sal de mi salina.
Y navegamos juntos, sin bandera,
por el mar de la rosa y de la espina.

Y después, a morir, a ser dos ríos
sin adelfas, oscuros y vacíos,
para la boca torpe de la gente...

Y por detrás, dos lunas, dos espadas,
dos cinturas, dos bocas enlazadas
y dos arcos de amor de un mismo puente.

Necesito de ti

Necesito de ti, de tu presencia,
de tu alegre locura enamorada.
No soporto que agobie mi morada
la penumbra sin labios de tu ausencia.

Necesito de ti, de tu clemencia,
de la furia de luz de tu mirada;
esa roja y tremenda llamarada
que me impones, amor, de penitencia.

Necesito tus riendas de cordura
y aunque a veces tu orgullo me tortura
de mi puesto de amante no dimito.

Necesito la miel de tu ternura,
el metal de tu voz, tu calentura.
Necesito de ti, te necesito.

Réquiem por Federico

I

Lo mataron en Granada,
una tarde de verano
y todo el cielo gitano
recibió la puñalada...

Sangre en verso derramada,
poesía dulce y roja
que toda la vega moja
en amargo desconsuelo
«sin paño de terciopelo
ni cáliz que la recoja».

(Por cielos de ceniza
se va el poeta;
la frente se le riza
como veleta.
Toda Granada
es una plazoleta
deshabitada)

II

«Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos».
En la plama de sus manos
como un niño lo traían...

Las mujeres se rompían
los volantes de la enagua,
y el Darro bailaba el agua
en un triste soniquete
que sonaba a martinete
y a cante grande de fragua...

(¡Encended los faroles;
romped el velo;
cantad por "caracoles",
que viene el duelo!
¡Como una espada,
llevadlo, así, entre "oles"
por su Granada)

III

No te vayas buen amigo
quédate aquí con nosotros;
están soltando los potros
junto a lo verde del trigo...

Están soñando contigo
temblando de calentura,
gitanas de piel oscura
y brillante cabellera
y hay una boca que espera
morderte labio y cintura...

(Desnúdate deprisa,
que vengo herido;
quédate con la risa
como vestido...
Quiero beberte
y que luego dormido
venga la muerte...)

IV

«Rosa de los Camborios
gime sentada a la puerta»
medio viva y medio muerta
entre paños mortuorios.

A la luz de los velorios,
con pena de jazmín chico,
cual dos palomas sin pico
muestra sus pechos helados,
heridos y acuchillados
lo mismo que Federico.

(¡Que doble, bronce y plata,
la Vela, Vela,
que se ha muerto la nata
de la canela!
Mi bien amado
de limón y ciruela
va amortajado...)

V

«Ignacio Sánchez Mejías
con toda su muerte al hombro»
sale pálido de asombro
a las barandas sombrías...

Todas las ganaderías
mugen a la misma hora
y en el filo de la aurora,
junto a los bravos erales,
sobre el mar de los trigales,
la brisa también lo llora...

(¡Ignacio, dame el vaso
con el ungüento;
no puedo dar un paso,
ya no me siento!
Quiero abrazarte,
pero me ciega un viento
de parte a parte...)

VI

Dentro de su traje oscuro
te nombra Bernarda Alba...
la tarde pinta de malva
la rosa blanca del muro.

En la calle pisa duro
un caballo sin jinete;
dan en la torre las siete
y Angustias, con voz sombría,
solloza un Ave María
derrumbada el el poyete.

(Por la tapia del huerto
te llamé en vano...
—¡Dime que no está muerto
Pepe, el Romano!—
Ciego de zambra,
con un Ángel gitano
va por la Alhambra...)

VII

—¿De quién es ese lamento
que sobre la noche rueda?...
—De Marianita Pineda,
que está bordando en el viento...

Con hilos de sentimiento,
a la vez que borda y canta
y con mano fina planta
entre sangrientos jardines
una rosa de carmines
que enjoyará su garganta...

(¿Qué bordas, Marianita,
sobre esa tela?
La flor para una cita
que me desvela...
¡En seda cuaja
lo que Granada grita
que es su mortaja...)

VIII

«¡Hijo con un cuchillito
que apenas cabe en la mano»,
de tu romance gitano
cortaron la flor del grito!

¡Ay, qué dolor infinito
de pedernal y de rosa;
voy y vengo como loca
sin que consolarme pueda
porque ni un hijo me queda
para llevarme a la boca!

(Aquel traje de pana
que se ponía...
Aquella faja grana
que se ceñía...
¡Tanto cuidarlo,
y una flor de canana
para matarlo!).

IX

Desde su balcón volado,
pálida, triste y mocita,
te llama Doña Rosita,
con el aliento apagado...

Un heliotropo morado
le acuchilla las ojeras
y corta con sus tijeras
adormecidas de herrumbre
su corazón hecho lumbre
por cincuenta primaveras...

(¿Quién cambió los papeles
en el piano?
¿Quién secó los claveles
de mi verano...?
¡Ay, qué tormento!
¿Dónde estás, primo hermano,
que no te siento?)

X

Sobre el hoyo de la cama
donde su flor se le mustia
igual que un río de angustia
una mujer se derrama...

Llama en vano, llama y llama
al hijo que se le esconde...
—¿En qué jardines, en dónde,
hallar mi nardo de esperma...?

Grito preñado de Yerma
al que el hijo no responde...

(¡A la nana, mi niño,
que es madrugada...!
¡A la nana, cariño,
flor de Granada!
¡Si yo pudiera
quedarme embarazada
yo te pariera!)

XI

«Antonio Torres Heredia
Camborio de dura crin»,
llora al filo de la media
noche por el Albaicín...

Suena la voz de un muecín
como una fuente delgada,
y desde Sierra Nevada,
una paloma doliente,
baja a besarle la frente
al poeta de Granada...

(¿A dónde vas, amigo,
con tu secreto?
Te llevarás conmigo
voz y soneto...
¡Cómo gemía
dentro de tu esqueleto
la poesía!)

Pena y alegría del amor

Mira cómo se me pone
la piel cuando te recuerdo...

Por la garganta me sube
un río de sangre fresco
de la herida que atraviesa
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos
y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona
hecha de alfileres negros.

Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao
¡y sin embargo, te quiero!

Entre tu casa y mi casa
hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas,
de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras
y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca
lo pueda saltar el pueblo
que anda rondando la llave
que guarda nuestro secreto.
¡Y yo bien sé que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
y lo sabemos los dos
y nadie puede saberlo.

¡Ay, pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, alegría,
quererte como te quiero!

Cuando por la noche a solas
me quedo con tu recuerdo
derribaría la pared
que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos
de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos,
y te estaría besando
hasta quitarte el aliento.
Y luego, qué se me daba
quedarme en tus brazos muerto.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Nuestro amor es agonía,
luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida,
luna, rosa, sol y viento.
Es morirse a cada paso
y seguir viviendo luego
con una espada de punta
siempre pendiente del techo.

Salgo de mi casa al campo
sólo con tu pensamiento,
por acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo
cuando venías del pueblo
y que no te he dicho nunca,
mi vida, que yo lo tengo.
Y lo estrujo entre mis manos
lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales
y las repito en silencio
para que ni el campo sepa
lo que yo te estoy queriendo.

Ayer, en la Plaza Nueva,
—vida, no vuelvas a hacerlo—
te vi besar a mi niño,
a mi niño, el más pequeño,
y cómo lo besarías
—¡ay, Virgen de los Remedios!—
que fue la primera vez
que a mí me distes un beso.
Llegué corriendo a mi casa,
alcé mi niño del suelo
y sin que nadie me viera,
como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola
mordió mi boca tu beso.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y pongan nuestra bandera
de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

La luna y el toro

La luna se está peinando
en los espejos del río,
y un toro la está mirando
entre la jara escondido.
Cuando llega la alegre mañana
y la luna se escapa del río,
el torito se mete en el agua
embistiendo al ver que se ha ido.
Ese toro enamora o de la luna,
que abandona por las noches la maná,
es pintao de amapola y de aceituna,
y le puso «Campanero» el mayoral.
Los romeros de los montes le besan la frente,
las estrellas de los cielos le bañan de plata,
y al torito, que es bravío de casta valiente,
el rocío de las flores le lava la cara.
La luna viene esta noche
con una bata de cola
y el toro la está esperando
entre la jara y las sombras.

Trigo limpio

María Manuela, ¿me escuchas?
Yo de vestíos no entiendo,
pero... ¿te gusta de veras
ese que te estás poniendo?
Tan fino, tan transparente,
tan escaso y tan ceñío,
que a lo mejor por la calle
te vas a morir de frío.
Te sienta que eres un cromo,
pero cámbiate de ropa,
si es un instante, lo justo
mientras me tomo esta copa.
Ponte el de cuello cerrao
que te está de maravilla
y que te llega dos cuartas
por bajo de la rodilla.
Cada vez que te lo pones
te encuentro tan elegante
que dentro de mí murmuran
los duendecillos de un cante.
"La rosa que me entregaron
al pie del altar mayor
lleva las sayas cumplías
y nadie le ve el color".
Pero antes de que te vistas
coge un poco de agua clara
y afuera los melinotes
que te embadurnan la cara;
ni más carmín, ni más cremas,
ni más tintes en el pelo;
no te aguanto más colores
que los que te puso el cielo.
Se acabó enseñar las piernas,
y los brazos, y el escote,
y el rostro no te lo pintes
ni aunque te salga bigote;
que te hizo Dios tan hermosa
como una rosa temprana
y se va a enfadar contigo
por enmendarle la plana.
Y a tu prima le devuelves
la pulsera de brillante,
son mucho lujo esas piedras
pa la mujer de un tratante.
Te quiero guapa y sencilla
como yo te conocí,
no tienes que engalanarte
pa nadie más que pa mí.
Ni más zapatos de Gilda,
Ni más turbantes de raso;
para presumir te sobra
con cogerte de mi braso;
y como un día te vea
que enciendes un cigarrillo
vas a echar, sentrañas mías,
el humo por los tobillos.
No quiero que me pregunten
"Esa gachona, ¿quién es?,
¿una secretaria de esas
que beben champán francés?"
Ni tú eres mujer moderna
ni quiero que lo aparentes
que yo te prefiero antigua
y oliendo a mujer decente.
Que con el triguito limpio
toito er mundo te compare,
que por defuera y por dentro
te parezcas a mi mare.
¿Te cambiaste ya el vestío?
Pues andando p'al teatro,
ya verás tú con qué envidia
nos contemplan más de cuatro:
"¡Vaya un marío con suerte
y una mujer bien plantá,
es una vara de nardos
con la carita lavá!".
Y al salir yo te prometo
cantarte por alegrías,
lo mismo que te cantaba
cuando tú eras novia mía:
"Mi novia es la más hermosa
y no se pinta la cara
la tiene como una rosa
tan sólo con agua clara"
El barco de mis amores
no tiene más que una vela
remendaita y graciosa
igual que María Manuela

Se conforma mi niña con un vestío
y le basta y le sobra con un marío.
De percal que se ponga,
¡viva el salero!,
es mi María Manuela
la reina del mundo entero.

Ojos verdes

—¿De dónde vienes tan tarde?
¡Dime, di! ¿De dónde vienes?
—Vengo de ver unos ojos
verdes como el trigo verde.
El sueño juega y se esconde
en la plaza de mi frente;
cabalgo por las ojeras
de unos ojos en relieve.
El cuarto se va llenando
de mar, de barcos y peces,
acuarium improvisado
sobre el barniz de los muebles,
mientras que la media luna
de junio roja y solemne
se suicida sobre el filo
de la mañana que viene.
—¿De dónde vienes cantando?
¡Dime, di! ¿De dónde vienes?
—Vengo de ver unos ojos
verdes como el limón verde.
Por el río de la siesta
pasa un pregón hecho nieve
persianas atravesando:
"¡Chumbos frescos, ¿quién los quiere?!"
La sábana de la cama
en silencio se defiende
amortajando suspiros
bajo la cal de sus pliegues
contra dos cuerpos desnudos
que su blancura oscurece;
muslos de trigo en mis muslos
brazos delgados y ardientes
que como ríos morenos
iluminados de fiebre
se precipitan sin pulso
por la llanura del vientre
en una lucha romana
de mirtos y de laureles.
—¿Dónde naciste? —En Tarifa,
¿Y tú? —En Sevilla.
Mis sienes
están preñadas de olivos
como tus ojos de verdes.
El silencio apuñalado
vuelve a sembrar las paredes
y un sueño de torres altas
y de relojes ausentes
sobre la cama cansada
echa su capa de nieve.
—¿De dónde vienes borracho?
¡Dime, di! ¿De dónde vienes?
—Vengo... vengo de la viña
y el olivarito verde.
—¿Qué mala hierba pisaste,
quién te atravesó las sienes
con ese mal fario...? ¡Dime!
—Son las cosas de la suerte,
unos la encuentran de espaldas,
otros la encuentran de frente,
y yo me encontré a sus ojos
verdes como el trigo verde.
—¿Quieres que te haga una taza
de hierbabuena caliente?
—Quiero su voz, luna y plata
diciéndome que me quiere.
—¿Quieres que te ate un pañuelo
y te lo anude a la frente?
—Quiero sus brazos de trigo
y su cintura de aceite.
—¿Quieres que cante una nana
para ver si así te duermes?
—Quiero sentirme en el cuello
su aliento de flauta breve.
—Entonces... mi corazón,
dime, ¡por Dios! lo que quieres.
—Quiero sus ojos. Sus ojos
verdes como el trigo verde,
como el limón y la albahaca,
como el mar y los cipreses,
como las almendras nuevas,
el romero y los laureles...
Si no me traes sus ojos,
¡dile que venga la muerte!

Centinela de amor

Te puse tras la tapia de mi frente
para tenerte así mejor guardado
y te velé, ¡ay, amor!, diariamente
con bayoneta y casco de soldado.

Te quise tanto, tanto, que la gente
me señalaba igual que a un apestado;
¡pero qué feliz era sobre el puente
de tu amor, oh, mi río desbordado!

Un día me dijiste: —No te quiero...
y mi tapia de vidrios y de acero
a tu voz vino al suelo en un escombro.

La saliva en mi boca se hizo nieve,
y me morí como un jacinto breve
apoyado en la rosa de tu hombro.

Soneto

Bebiéndome la dulce primavera
me sorprendió la tarde junto al río
y pude contemplar a mi albedrío
el idilio del agua y la palmera.

Me zambullí desnudo en la pecera
buscando un corazón igual que el mío,
y no encontré ni un faro ni un navío
que me hiciera señales de bandera.

La noche iba saltando por la orilla
y puso en mi cabeza despeinada
el filo verde-azul de su cuchilla.

Mas cuando ya se ahogaba mi fortuna,
quiso el viento mandarle a mi jugada
el blanco salvavidas de la luna.

Glosa a la soleá

¿Te acuerdas de aquella copla
que escuchamos aquel día
sin saber quién la cantaba
ni de qué rincón salía?
Pero qué estilo, qué duende,
qué sentimiento y qué voz;
creo que se nos saltaron
las lágrimas a los dos.
"Toíto te lo consiento
menos fartarle a mi mare
que a una mare no se encuentra
y a ti te encontré en la calle".
No vayas a figurarte
que esto va con intensión.
Tú sabes que por ti tengo
clavao en mi corasón
el queré más puro y firme
que ningún hombre sintiera
por la que Dios uno y trino
le entregó por compañera.
Pero es bonita la copla
y entra bien por soleares:
"Toíto te lo consiento
menos fartarle a mi mare..."
Y me enterao casuarmente
de que le fartaste ayé
y nadie me lo ha contao,
nadie, pero yo lo sé.
Yo tengo entre dos amores
mi corasón repartío
si le encuentro a uno llorando
es que el otro le ha ofendío;
y mira, nunca me quejo
de tus caprichos constantes.
¿Quiere un vestío? ¡catorse!
¿quiere un reló? ¡de brillantes!
Ni me importa que la gente
vaya de mí murmurando
que si soy pa ti un muñeco,
que si me has quitao er mando
que en la diestra y la siniestra
tienes un par de agujeros
por donde se va a los baños
el río de mis dineros...
¡Y a mí qué...?

Con tal de que de mi lao
tú nunca te desepares
toíto te lo consiento
menos faltarle a mi mare.
Porque esa mimbre de luto
que no levanta la voz
que no ha tenío siquiera
contigo ni un sí ni un no;
que anda como una pavesa,
que no gime ni suspira,
que se le llenan los ojos
de gloria cuando nos mira;
que me crió con su sangre;
que me llevaba la mano
para que me santiguara
como todo fiel cristiano
y en las candelas del hijo
consumió su juventú
cuando era cuarenta veses
mucho más guapa que tú.
Tienes que haserte a la cuenta
que la has visto en los artare
y jincarte de rodillas
antes de hablarle a mi mare;
porque el amó que te tengo
se lo debes a su amó,
que yo me casé contigo
porque ella me lo mandó.
Conque a ver si tu consiensia
se aprende esta copla mía
mu semejante a aquer cante
que escuchamos aquer día
sin sabé quién lo cantaba
ni de qué rincón salía.

"A la mare de mi arma
la quiero desde la cuna;
por Dios, no me la avasalles
que mare no hay más que una
y a ti te encontré en la calle".

FRANCISCO ARIAS SOLÍS

FRANCISCO ARIAS SOLÍS

Notas biográficas:

Encontrar algo de este autor ha resultado bastante difícil, decir que es un biógrafo bastante prolífico.

Nace en Málaga, completa sus estudios de bachiller en Ronda, universitarios en Granada y Madrid dónde estudia Ingeniero de montes. Trabaja en Cádiz en Prevención de riesgos laborales. Colabora con varios periódicos, revistas culturales y literarias.

En 1992 funda la Asociación cultural artística y literaria foro libre y cinco años mas tarde la Asociación Internacional de Internautas por la Paz y la Libertad.

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RECITAL:

UN CORAZÓN QUE SUPO AMAR

Aquí nadie yace,
todo es falso
y la muerte aún no la comprendo.
A mis amigos dejé de visitarlos
porque debía de partir,
otros me esperaban desde siempre en silencio
y temía ya no reconocerlos.
Ahora estoy con ellos
y hablamos de la lluvia.
Aquí nadie yace,
los cementerios están vacíos
y las flores no saben llorar.
Si quieres recordarme... vete,
búscame entre las cosas
y más allá de las cosas
sobre los sueños.
La muerte nunca la comprendí
y quizá por eso
permaneceré siempre vivo.

AL SENTIR TU BRISA

Porque quiero quererte y no te quiero,
porque sueño soñarte y no te sueño,
porque anhelo anhelarte y no soy dueño
de aquello que prefiero y no prefiero.
Porque busco tu paso en el sendero
mientras huyo no huyendo de mi empeño,
y me siento pequeño, tan pequeño,
que no logro en mi vida ser sincero.
Por haberte vivido sin vivirte
y haberte amado tanto sin amarte,
puedo soñar contigo limpiamente.
Porque al sentir tu brisa sin sentirte,
pudiera en la caricia desearte
gozando de tu ausencia plenamente.

TE DEVORO A CARICIAS

Con estos labios que ha de comer la tierra,
te beso limpiamente los mínimos cabellos
que hacen anillos de ébano, minúsculos y bellos
en tu cuello, lo mismo que el pinar en la sierra.
Te muerdo con los dientes, te hiero en esta guerra
de amor en que enloquezco. Sangras. Y pongo sellos
a las heridas tibias con besos, besos... Ellos
que han de quedar comidos, mordidos por la tierra.
Tal ímpetu me come las entrañas, que sorbo
tu carne palmo a palmo, cerco de llama el sexo,
te devoro a caricias, y a besos, y a mordiscos.
Ni la muerte, ni el ansia, ni el tiempo son estorbo.
El abrazo es lo mismo si cóncavo o convexo,
y yo soy un cordero que trisca en tus apriscos.

CIEGO DE AMOR

He de sembrar tu tierra, amada mía,
de esta semilla amante, huracanada,
que me duele en el alma, aprisionada
por esta piel, o cárcel, o agonía.

No sé que fuerza, con tenaz porfía,
me convoca en tu entraña. A su llamada
marcha hacia ti mi sangre enamorada,
increíble, ancestral, cálida, umbría.

Ciego de amor, en proceloso anhelo
voy desde el corazón a tu figura,
delirante de instinto y de desvelo.

Llena mi soledad, mi noche oscura
y el cósmico silencio de este cielo
que amenaza mortal desde la altura.

LOS POBRES DE TODOS LOS DOMINGOS

¿Cómo serán los pobres, dime, madre?
¿Cómo será esa gente sucia y fea
que todos los domingos encontramos
y nos pide a la puerta de la iglesia?
¿Cómo serán sus casas, dime, madre?
¿Tendrán televisión como la nuestra?
¿Se cambiarán de sábanas los jueves?
¿Usarán en invierno estufa eléctrica?
¿Cómo serán sus fiestas, dime, madre?
¿O es que los pobres nunca van a fiestas?
¿Beberán en porrón, por ahorrar copas?
¿Conocerán la música moderna?
¿Cómo son sus amigos, dime, madre?
¿Son pobres como ellos? ¿Veranean?
¿Y de qué hablan con ellos cuando salen?
¿De fútbol? ¿De política? ¿De ciencia?
¿Se divierten los pobres, dime, madre?
¿Van a cafeterías, van a tiendas?
¿Van a cines de barrios, o a piscinas,
o están pidiendo siempre por las puertas?
Y los hijos, los hijos de los pobres,
dime, madre, ¿con qué juguetes juegan?
¿Tienen ellos también los Reyes Magos?
¿Se comen a las cinco la merienda?
¿Nos odiarán los pobres, dime, madre?
Nos odiarán o les dará vergüenza
sentirse tan pequeños y tan pobres,
comparar nuestro coche y su miseria?
¿Cómo serán los pobres, dime, madre?
¿Se enamoran? ¿Sonríen? ¿Sufren? ¿Rezan?
¿Cómo será esa gente que nos pide
y que al salir de misa nos molesta?

ÁMAME ESTA NOCHE

¡Qué amante
no será dichoso esta noche,
qué amante no tendrá esta noche su dicha,
su amor, su fiel amor contra su pecho!
Ese amante soy yo,
yo soy ese alma desolada entre la felicidad de los otros,
entre los dichosos suspiros y los oscuros abrazos
de los que pasan bajo la luna pisando la música
desgajada y caída sobre la tierra nocturna.
¡Ah! La flor del amor me ha sido negada.
¿Qué hago entonces aquí?
Mas la esperanza existe mientras vive el amor.
Ámame esta noche, amor mío,
ámame y no rompas este corazón que te pertenece
y cuya enfermedad tiene tu mismo nombre
y tu rostro y tu alma
y tu cuerpo y tu gracia y toda tu figura.

AL SENTIR TU BRISA

Porque quiero quererte y no te quiero,
porque sueño soñarte y no te sueño,
porque anhelo anhelarte y no soy dueño
de aquello que prefiero y no prefiero.

Porque busco tu paso en el sendero
mientras huyo no huyendo de mi empeño,
y me siento pequeño, tan pequeño,
que no logro en mi vida ser sincero.

Por haberte vivido sin vivirte
y haberte amado tanto sin amarte,
puedo soñar contigo limpiamente.

Porque al sentir tu brisa sin sentirte,
pudiera en la caricia desearte
gozando de tu ausencia plenamente.

DÍA DE FIESTA

Madre, que vienen los ricos,
pon cara de pena.
Madre, saca el cartelito
y trae la muleta.
Madre, que esta mañana
va bien la faena.
Madre, se ve que hoy la plática
les ha hecho mella.
Madre, ya va siendo tarde,
hagamos las cuentas.
Madre me quedo yo diez duros
que es día de fiesta.
Madre, que quiero comprarme
un bollo de crema.
Madre, ¡que ya estoy harto
de pan con acelgas!
Madre, te veo cansada,
¿te sientes enferma?
Madre, ¿por qué estás llorando?
¡Que yo no te vea!
Madre, cuando yo sea hombre
me iré a las Américas.
Madre, o mejor a Alemania
que pilla más cerca.
Madre, ¡verás cuantos duros
traeré cuando vuelva!
Madre, y así ya no pides
cuando seas vieja.
Madre, ¡pondremos un puesto
muy grande, en la acera!
¡Madre, y dentro una estufa
y una radio nueva!
Madre..., que ya es mediodía
y padre reniega.
Madre..., y tú no le cuentes
mi bollo de crema.
¡Madre, que viene más gente,
los ricos se acercan!
Madre, pon cara de frío
¡y trae la muleta!

LAS OLAS DE TUS MUSLOS

Sentirte bajo mí en la suave arena;
sentir los tiernos peces de tus senos,
las olas de tus muslos, la espuma de tus risas,
la resaca sutil de tus abrazos,
las gaviotas sin fin de tus gemidos...
Sentir sobre los hombros, sobre el alma
el cómplice rielar de la primera estrella
y una brisa profunda y encendida,
fragante de perdidas caracolas.
Sentir en tus caderas las algas del deseo
tesoros prometiendo al navegante,
y en tu sangre sentir latidos de nereida.
Sentir en los corales y perlas de tu boca
la ira cruel, demencial, de tempestades;
sentir en tus cabellos la quietud y dulzura
de un tálamo solar, de una colcha de pétalos;
sentir en la emoción de tu mirada
el mundo renaciendo como un abril latino,
y en llamas el espacio ceñido al mar constante;
sentir, sentir tan sólo la luz de este momento.

HUELEN A TI LAS SÁBANAS

Huelen a ti las sábanas, amor, y todavía
está tu libro abierto encima de la mesa
y hay ropa por el suelo y discos y tabaco.

Aunque aquí ya no estés mi cuerpo aún te busca.
Y en este fingimiento de abrazarte, en la almohada
persigo tu recuerdo, tu delgada cintura.

Por suerte no es un sueño y quizá en el baño
mi cepillo me espere, húmedo de tu boca,
o toallas que secaron tu pelo.

Huelen a ti las sábanas. El barrio se despierta.
Hay voces en la calle y luz tras la persiana.
El sol debe estar alto. Qué corta fue la noche.

AL ROJO DEL CALOR

Entrar en ti, mi umbral, mi patio umbrío,
entrar y descubrirte en tu reposo,
lenta resina, miel, vino oloroso;
entrar en ti, brocal, gozo sombrío.
Entrar en ti, zaguán, entrar con brío,
cámara oscura, aljibe, sudoroso,
perfumado lagar, bodega, foso,
tibio aposento, ardiente escalofrío.
Apostándome así, contra tu vera;
entrar en ti, despacio, recorrerte
a tientas con paredes de salmuera.
Entrar en ti, subiéndote, sin verte,
y el vértigo verter para que fuera
ensillada y sin mí quede la muerte.

BASTA EL SILENCIO

Estoy desnudo, el sol con fuego dice
cuanto diría el hombre enamorado.
Basta el silencio a confesarlo todo,
si tendido en la orilla de algún río
el hombre calla y en su pecho, mudo.
un sol como el cielo resplandece.
Ya lo sabemos todo. Que son rojos
los labios que se besan en la orilla,
que la vida es un breve y dulce abrazo
y que con la mañana una alegría
sin nombre nos invade silenciosa.
Ya no necesitamos las palabras.
Ya basta el sol que besa, basta el río
que nos lleva en sus ondas lentamente,
y el viento que los ojos acaricia,
la verde sombra que en la boca tiembla.

Vuelvo a sentir tu vida
Tenerte cerca. Hablarte.
Y besarte en silencio.
Y sentir el contacto
caliente de tu cuerpo.
Sentir que vives, trémula,
aquí contra mi pecho.
Que mis brazos abarcan
tus límites perfectos.
Que tu piel electriza
las yemas de mis dedos.
Que la vida se ahoga
en el hilo de un beso.
Que así, en la sombra, a tientas,
bajo la noche, ciegos,
topándonos a oscuras
mientras todo es silencio,
nos amamos y somos
casi dioses rugiendo.
Vuelvo a palpar tu carne,
vuelvo a besarte, vuelvo
a estrecharte en la sombra
ciega contra mi pecho.
Vuelvo a sentir tu vida
trémulamente. Siento
que el desamparo pone
su soledad, su cerco,
en torno de nosotros.
El mundo está desierto.
Mudo. Tú y yo arrojados
a un destino violento,
aquí, sobre la tierra,
abrazándonos ciegos.
Y entonces te recojo,
te amparo, te sujeto,
pequeña, débil, mía,
cobijada en mi aliento,
sostenida en mis brazos,
cubierta con mis besos.
Pero mi pequeñez
en seguida comprendo.
Mi inútil protección,
castillo sin cimientos,
rueda deshecha frente
al enorme Universo.
¡Qué poco puede un hombre!
Y me refugio en medio
de tanta soledad
en tu caliente cuerpo,
para que entre tus brazos
me mezas con tu tierno
amor. Niño asustado,
busco tu amor materno.
Los dos en la tiniebla
abrazados, pequeños,
frente a la eternidad,
lloramos en silencio.
La noche continúa
mudamente cubriéndonos.

COMO UN VAHO DE AMOR

Tú que me miras, mírame hasta el fondo.
Tú que me sabes, sábeme.
Porque falta muy poco, porque el tiempo
arrecia vendavales
que se llevan ventanas y gemidos,
besos, ruidos de calles,
este silbido agudo que ahora escuchas
en el vecino parque,
las nubes delicadas que se juntan
en los azules gráciles
y el corazón con que me miras hondo
queriendo acariciarme.
Nada puedes hacer. Nada podrías
hacer. Déjate suave.
Es más fácil así. Vayamos juntos,
llevados por el aire,
si envejeciendo en el ciclón horrible,
unidos, esenciales,
mirándonos al fondo de la vida
y viendo allí la imagen
de nuestros cuerpos paseando dulces
por huertos virginales...
Eras tan clara. Junto al aire tanto
te amé... En la tristeza grave
tú me arrancabas la melancolía
como una espina aguda de la carne;
me acompañabas en las horas puras;
me rozabas tan suave
con tus dedos sutiles, con tu dulce
modo de acompañarme...
...Fuiste como una niebla, como un vaho
de amor, como un vapor imponderable
que me envolviese en cálidas vislumbres
las duras realidades,
y que después, pasadas las aristas
crudas, me rodease
y me dijese: "-Existe en el mundo.
Ven ya hacia el mundo. Ámame".

TUS LABIOS

Quizá perdí mi juventud, quizá
perdí Floridas increíbles.
Quizá perdí otras cosas, pero tengo
la sal ardiente de tus labios.
Una infancia perdí, quizá un deseo
de una luz entre pinos y el mar puro.
Perdí el cielo del sur, pero ahora tengo
la sal y el fuego de tus labios.
Sí, perdí mi bahía, donde el tiempo
no parecía existir sino soñando.
Unos sueños perdí, pero te tengo
y contigo a tus labios.
¿Perdí a Dios? Una noche sentí oscura
la soledad, la muerte entre los brazos.
Y helado el corazón. Más luego tuve
la honda caricia de tus labios.
Ya no estaré más sólo. Quiera el mundo
herir con frío o con puñal mi alma.
Ya no estaré más solo porque tengo
la compañía de tus labios.

GOZO PURO

¡Gozo de un labio! ¡Gozo de un suspiro!
¡Gozo de un cuerpo fiel! ¡Gozo de un beso!
¡Gozos del poseedor y del poseso,
que hacen candeal el celo y su respiro!

¡Gozo de la caricia en que me miro!
¡Gozo hecho carne, gozo puro, ileso...!
¡Gozos del barro en flor, gozos sin peso,
que estrofan, gozo en gozo, como un giro!

Gozo para ser más, lúcido instante,
de deliciosa entrega derramada,
rica en temblor, en fuego y lozanía.

Gozo que al convertirme en pleno amante,
trueca mi errante sangre recatada
en una apoteosis de osadía.

POEMA DE NAVIDAD

Paz y libertad
Porque un Niño ha nacido
en esta tierra,
que suenen los tambores,
cese la guerra.
Porque el Niño se hizo
pan y alimento,
que no quede en la tierra
ningún hambriento.
Porque un Niño nos trajo
paz y libertad,
que a todos ilumine
hoy la Navidad.

Ciego de amor

He de sembrar tu tierra, amada mía,
de esta semilla amante, huracanada,
que me duele en el alma, aprisionada
por esta piel, o cárcel, o agonía.

No sé que fuerza, con tenaz porfía,
me convoca en tu entraña. A su llamada
marcha hacia ti mi sangre enamorada,
increíble, ancestral, cálida, umbría.

Ciego de amor, en proceloso anhelo
voy desde el corazón a tu figura,
delirante de instinto y de desvelo.

Llena mi soledad, mi noche oscura
y el cósmico silencio de este cielo
que amenaza mortal desde la altura.

BLAS DE OTERO

BLAS DE OTERO (Resumen de la noche temática del sábado 18 de mayo del 2005, dedicada a Blas de Otero)

Breves apuntes biográficos

Poeta español, nacido en Bilbao en 1916 y fallecido en Majadahonda (Madrid)en 1979. Hizo sus primeros estudios en su ciudad natal. Alumno de los jesuitas recibe una fuerte formación religiosa y emprende en Madrid la carrera de leyes que luego terminaría en Valladolid. Al término de la Guerra Civil, fue durante un breve espacio de tiempo abogado en una industria vizcaína, y en 1952 tuvo una experiencia laboral en una mina de hierro de La Arboleda (Vizcaya), junto con los pintores Agustín Ibarrola e Ismael Fidalgo. Cántico espiritual (1942) es su primera entrega poética y en ella se percibe el mismo aliento místico que en la obra homónima de san Juan de la Cruz; en Ángel fieramente humano (1950), su segundo libro, es audible también el eco del místico abulense -y aun de Góngora-, pero la religiosidad del poeta es aquí agónica, como lo fuera la de su paisano Unamuno; en esa obra, como en Redoble de conciencia que la sigue en 1951, hay una ardorosa denuncia de la sordera de Dios al grito angustiado del hombre. En 1958 se publicó en Barcelona Ancia, una refundición de los dos libros antes citados cuyo título estaba formado por las sílabas primera y última de ambos, y que llevaba un prólogo de Dámaso Alonso. Esta obra recibió en 1962 el premio Fastenrath de la Academia. Antes, en 1955, había aparecido Pido la paz y la palabra, donde el poeta -que dedica el libro «a la inmensa mayoría» y afirma su solidaridad con una generación «desarraigada sin más destino que apuntalar las ruinas»-, adopta una voz nueva para clamar por el hombre de la calle, para gritar contra un tiempo donde las injusticias se producen cotidianamente. Esta asunción cívica del poeta, coincidente con sus estancias en París y La Habana y con sus viajes a la Unión Soviética y China, vuelve a afirmarse en sus obras posteriores (En castellano, París, 1959; Esto no es un libro, Puerto Rico, 1963; Que trata de España, 1964; Mientras, 1970), al tiempo que el verso, barroco en sus inicios, va haciéndose cada vez más enjuto y preciso, más funcional y articulado al concepto, en un equilibrio de forma y contenido que ha hecho de la poesía oteriana una de las más interesantes de nuestro tiempo. Las incursiones de Blas de Otero por el romancero español, su conocimiento de los maestros del Siglo de Oro y, también, sus particulares preferencias por poetas tan originales como César Vallejo, y antes san Juan de la Cruz, participan en gran medida en su capacidad de síntesis, en los juegos lingüísticos que el poeta logra con la ruptura formal de algunos versos tradicionales,del uso magistral del hipérbaton, de los encabalgamientos y de otros recursos poéticos. Son también obras del autor: Expresión y reunión (1969), Verso y prosa (1974), Todos mis sonetos (1977), Poesía con nombres (1977) y Viejo camarada (1978).

RESUMEN DE LOS POEMAS RECITADOS

Besas como si fueses a comerme.
Besas besos de mar, a dentelladas.
Las manos en mis sienes y abismadas
nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme,

me declaro vencido, si vencerme
es ver en ti mis manos maniatadas.
Besas besos de Dios. A bocanadas
bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme,

tiras de mi raíz, subes mi muerte
a flor de labio. Y luego, mimadora,
la brizas y la rozas con tu beso.

Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte
bastara un beso, un beso que se llora
después, porque, ¡oh, por qué!, no basta eso.

UN RELAMPAGO APENAS

Besas como si fueses a comerme
Besas besos de mar, a dentelladas
Las manos en mis sienes y abismadas
nuestras miradas. Yo sin lucha, inerme,
me declaro vencido, si vencerme
es ver en ti mis manos maniatadas.
Besas besos de Dios. A bocanadas
bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme,
tiras de mi raíz, subes mi muerte
a flor de labio. Y luego mimadora,
la brizas y la rozas con tu beso.
Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte
bastara un beso, un beso que se llora
después, porque, ¡oh por qué!, no basta eso.

AIRE LIBRE

Si algo me gusta, es vivir.
Ver mi cuerpo en la calle,
hablar contigo como un camarada,
mirar escaparates
y, sobre todo, sonreír de lejos
a los árboles...

También me gustan los camiones grises
y muchísimo más los elefantes.
Besar tus pechos,
echarme en tu regazo y despeinarte,
tragar agua de mar como cerveza
amarga, espumeante.

Todo lo que sea salir
de casa, estornudar de tarde en tarde,
escupir contra el cielo de los tundras
y las medallas de los similares,
salir
de esta espaciosa y triste cárcel,
aligerar los ríos y los soles,
salir, salir al aire libre, al aire.

CIEGAMENTE

Porque quiero tu cuerpo ciegamente.
porque deseo tu belleza plena.
Porque busco ese horror, esa cadena
mortal, que arrastra inconsolablemente.

Inconsolablemente. diente a diente,
vos bebiendo tu amor, tu noche llena.
Diente a diente, Señor, y vena a vena
vas sorbiendo mi muerte. Lentamente.

Porque quiero tu cuerpo y lo persigo
a través de la sangre y de la nada.
porque busco tu noche toda entera.

Porque quiero morir, morir contigo
esta horrible tristeza enamorada
que abrazarás, oh, Dios, cuando yo muera.

TÚ, QUE HIERES

Arrebatadamente te persigo.
Arrebatadamente, desgarrando
mi soledad mortal, te voy llamando
a golpes de silencio. Ven, te digo

como un muerto furioso. Ven. Conmigo
has de morir. Contigo estoy creando
mi eternidad. (De qué. De quién.) De cuando
arrebatadamente esté contigo.

Y sigo, muerto, en pie. Pero te llamo
a golpes de agonía. Ven. No quieres.
Y sigo, muerto, en pie. Pero te amo

a besos de ansiedad y de agonía.
No quieres. Tú que vives. Tú que hieres
arrebatadamente el ansia mía

DESAMOR

Cuando tu cuerpo es nieve
perdida en un olvido deshelado,
y el aire no se atreve
a moverse por miedo a lo olvidado;
y el mar, cuando se mueve
e inventa otra postura,
es sólo por sentirse de este lado
más ágil de recuerdos y amargura.

Cuando es ya nieve pura, y tu alma señal de haber llorado,
y entre cartas y besos
amarillos suspiras porque, al verlas,
no te serán ya ésos
más que -pendientes de los ojos- perlas;
y las rosas ilesos,
y los blancos sin roce,
entre cintas desnudas, enterradas,
reavivan el goce
triste de ver ya frías, desamadas,
las prendas y el amor que aún las conoce.

Entonces a mí puedes
venir, llegar, oh, pluma que deriva
por los aires más solos:
yo tenderé y tiraré hacia arriba,
altos sueños, mis redes,
para que eterna, si antes fugitiva,
entre mis alas, no en mis brazos, quedes.

ENTONCES Y ADEMÁS

Cuando el llanto, partido en dos mitades,
cuelga, sombríamente, de las manos,
y el viento, vengador, viene y va, estira
el corazón, ensancha el desamparo.

Cuando el llanto, tendido como un llanto
silencioso, se arrastra por las calles
solitarias, se enreda entre los pies,
y luego suavemente se deshace.

Cuando morir es ir donde no hay nadie,
nadie, nadie; caer, no llegar nunca,
nunca, nunca; morirse y no poder
hablar, gritar, hacer la gran pregunta

Cuando besar una mujer desnuda
sabe a ceniza, a bajamar, a broza,
y el abrazo final es esa franja
sucia que deja, en bajamar, la ola.

Entonces, y también cuando se toca
las dos manos el vacío, el hueco,
y no hay donde apoyarse, no hay columnas
que no sean de sombra y de silencio.

Entonces, y además cuando da miedo
ser hombre, y estar solo es estar solo,
nada más que estar solo, sorprenderse
de ser hombre, ajenarse: ahogarse sólo.

ÍMPETU

Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río

de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo

con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.

LA TIERRA

De tierra y mar, de fuego y sombra pura,
esta rosa redonda, reclinada
en el espacio, rosa volteada
por las manos de Dios, ¡cómo procura

sostenemos en pie y en hermosura
de cielo abierto, oh inmortalizada
luz de la muerte hiriendo nuestra nada!
La Tierra: girasol; poma madura.

Pero viene un mal viento, un golpe frío
de las manos de Dios, y nos derriba.
Y el hombre, que era un árbol, ya es un río.

Un río echado, sin rumor, vacío,
mientras la tierra sigue a la deriva,
¡oh Capitán, oh Capitán, Dios mío!

oooOOOooo

Es una broma pesada. Y sin embargo,
el aire existe y el año diecisiete existe indestructible
y ella y yo hemos sin causa aireado días en Castilla
y junto al Cáucaso del Norte,
es que la vida no sabe lo que hace,
a veces falta a su palabra,
no es un río que rueda y refleja los árboles, las nubes
y desemboca a hora fija en el Atlántico,
sino un caballo violento, arbitrario, ciego
y sin embargo hermoso como un caballo,
y ella y yo lo llevamos asido duramente
lo mismo en La Habana, Kislavosqui o Bilbao,
y el aire revuelve las florecillas silvestres
y estalla la tormenta y corremos hacia la larga fachada
del palacio de invierno, donde la vida se mudó de ropa.
«Colócalo en un lugar visible»

PORQUE QUIERO TU CUERPO

Porque quiero tu cuerpo ciegamente.
Porque deseo tu belleza plena.
Porque busco ese horror,
esa cadena mortal,
que arrastra inconsolablemente.
Inconsolablemente.

Diente a diente,
voy bebiendo tu amor,
tu noche llena.
Diente a diente, Señor,
y vena a vena vas sorbiendo mi muerte.
Lentamente.

Porque quiero tu cuerpo
y lo persigo a través de la sangre y de la nada.
Porque busco tu noche toda entera.
Porque quiero morir,
vivir contigo esta horrible tristeza enamorada
que abrazaría, oh Dios, cuando yo muera.

VI QUE ESTABAS...

Volví la frente: Estabas. Estuviste
esperándome siempre.
Detrás de una palabra
maravillosa, siempre.
Abres y cierras, suave, el cielo.
Como esperándote, amanece.
Cedes la luz, mueves la brisa
de los atardeceres.
Volví a la vida; vi que estabas
tejiendo, destejiendo siempre.
Silenciosa, tejiendo
(tarde es, amor, ya tarde y peligroso.)
y destejiendo nieve...

JUICIO FINAL

Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.

Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Pequé. No me arrepiento.

Nací para narrar con estos labios
que barrerá la muerte un día de éstos,
espléndidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.

Alas arriba disparó los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. Escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.

Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.

Ímpetus nuevos nacerán, más altos.
Llegaré por mis pies -¿para qué os quiero?-
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras ésas y de sueños ésos.

ES INÚTIL

Cada beso que doy, como un zarpazo
en el vacío, es carne olfateada
de Dios, hambre de dios, sed abrasada
en la trenzada hoguera de un abrazo.

Me pego a ti, me tiendo en tu regazo
como un náufrago atroz que gime y nada,
trago trozos de mar y agua rosada:
senos las olas son, suave el bandazo.

Se te quiebran los ojos y la vida.
Lloras sangre de Dios por una herida
que hace nacer, para el amor, la muerte.

¡Y es inútil pensar que nos unimos!
¡Es locura creer que pueda verte,
oh dios, abriendo, entre la sombra, limos!

MÚSICA TUYA

¿Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas; abismarte
en esa luz tan honda y escondida?

Si es así, no ames más; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida estás de Dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar sólo esa herida.

Mares, alas, intensas luces libres,
sonarán en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, tañida entre mis brazos.

Y yo sabré la música ardorosa
de unas alas de Dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos.

SERENIDAD

Serenidad, seamos siempre buenos
amigos. Caminemos reposada-
mente. La frente siempre sosegada
y siempre sosegada el alma. Menos
mal que bebí de tus venenos,
inquietud, y no me supiste a nada.
El aire se serena, remansada
música suena de acordes serenos.
No moverán la hoja sostenida
con mis dedos, a contra firmamento
en medio del camino de mi vida.
Vísteme de hermosura el pensamiento,
serenidad, perennemente unida
al árbol de mi vida a contra viento.

CIEGAMENTE

Porque quiero tu cuerpo ciegamente.
porque deseo tu belleza plena.
Porque busco ese horror, esa cadena
mortal, que arrastra inconsolablemente.

Inconsolablemente. diente a diente,
vos bebiendo tu amor, tu noche llena.
Diente a diente, Señor, y vena a vena
vas sorbiendo mi muerte. Lentamente.

Porque quiero tu cuerpo y lo persigo
a través de la sangre y de la nada.
porque busco tu noche toda entera.

Porque quiero morir, morir contigo
esta horrible tristeza enamorada
que abrazarás, oh, Dios, cuando yo muera.

YO POR TI, TÚ POR MÍ...

Están multiplicando las niñas en alta voz,
yo por ti, tú por mí, los dos
por los que ya no pueden ni con el alma,
cantan las niñas en alta voz
a ver si consiguen que de una vez las oiga Dios.

Yo por ti, tú por mí, todos
por una tierra en paz y una patria mejor.
Las niñas de las escuelas públicas ponen el grito en el cielo,
pero parece que el cielo no quiere nada con los pobres,
no lo puedo creer. Debe haber algún error
en el multiplicando o en el multiplicador.

Las que tengan trenzas, que se las suelten,
las que traigan braguitas, que se las bajen rápidamente,
y las que no tengan otra cosa que un pequeño caracol,
que lo saquen al sol,
y todas a la vez entonen en alta voz
yo por ti, tú por mí, los dos
por todos los que sufren en la tierra
sin que le haga caso Dios.

AQUÍ TENÉIS EN CANTO Y ALMA...

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.

FRANCISO DE QUEVEDO

FRANCISO DE QUEVEDO El sábado 7 de Mayo dedicamos la Noche Temática del Club a Francisco de Quevedo.
Este es un pequeño resumen de lo que dió de sí. Gracias a todos por participar, ya fuera con vuestra presencia, aportando datos o poemas, e incluso... y quizás sobre todo, por vuestra alegría.


FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS

Algunos apuntes sobre su biografía

Francisco Gómez de Quevedo y Villegas, hijo de Pedro Gómez de Quevedo y Villegas y de María Santibáñez, nació en Madrid el 17 de septiembre de 1580 en el seno de una familia de la aristocracia cortesana. Escritor español, que cultivó con abundancia tanto la prosa como la poesía y que es una de las figuras más complejas e importantes del Siglo de Oro español.

En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de los jesuitas; -hoy Instituto de San Isidro- y después en la prestigiosa universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.

Hombre de acción envuelto en las intrigas más importantes de su tiempo, era docto en teología y conocedor de las lenguas hebrea, griega, latina y modernas. Destacaba por su gran cultura y por la acidez de sus críticas; acérrimo enemigo personal y literario del culterano Luis de Góngora, el otro gran poeta barroco español.

El año 1606 vuelve a su Madrid natal en busca de éxito y fortuna a través del duque de Osuna que se convierte en su protector; también entabla un pleito por la posesión del título nobiliario del señorío de La Torre de Juan Abad, -pequeña villa dependiente del municipio de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) al sur de La Mancha.

Se traslada a Italia en el año 1613, llamado por el duque de Osuna, entonces virrey de los reinos de Nápoles y Sicilia, el cual le encarga importantes y arriesgadas misiones diplomáticas con el fin de defender el virreinato que empezaba a tambalearse; entre éstas intrigó contra Venecia y tomó parte en una conjura.

El duque de Osuna cayó en desgracia en 1620 y Quevedo fue arrastrado en la caída y desterrado a sus posesiones de La Torre de Juan Abad, después, sufrió presidio en el monasterio de Uclés (Cuenca) y arresto domiciliario en Madrid.

Por defender con virulencia la propuesta que el Apóstol Santiago fuese elegido el patrón de España, en pugna con los carmelitas que proponían a Santa Teresa, se vuelve a ver Quevedo castigado al destierro de nuevo en La Torre de Juan Abad.

Esta etapa azarosa y desgraciada marcó todavía más su carácter agriado y además entró en una crisis religiosa y espiritual, pero desarrolló una gran actividad literaria. Con el advenimiento del reinado de Felipe IV cambia algo su suerte; el rey le levanta el destierro pero el pesimismo ya se había apoderado de él.

Su matrimonio con la viuda Esperanza de Mendoza (1634) tampoco le proporcionó ninguna felicidad al gran misógino y se separó de ella a los pocos meses.
De nuevo se siente tentado por la política, pues ve el desmoronamiento que se está cerniendo sobre España y desconfía del conde-duque de Olivares, valido del rey, contra quien escribió algunas diatribas amargas.

Más tarde, por un asunto oscuro que habla de una conspiración, es acusado de desafecto al gobierno, y es detenido en 1639 y encarcelado en el monasterio de San Marcos (León), -hoy convertido en parador turístico de lujo- prisión tan miserable y húmeda, que provoca grandemente la merma de su salud.

Cuando es liberado, en 1643, es un hombre acabado y se retira a sus posesiones de La Torre de Juan Abad para después instalarse en Villanueva de los Infantes donde el 8 de septiembre de 1645 murió.

Su obra literaria es inmensa y contradictoria. Hombre muy culto, amargado, agudo, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran altura y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual, que le hace ser el principal representante del barroco español.
Su obra está entroncada con su forma de vida: desenvuelta y alegre en las sátiras de su juventud -letrillas burlescas y satíricas como "Poderoso caballero es don Dinero"- es el Quevedo más conocido y popular. Criticó con mordacidad atroz los vicios y debilidades de la humanidad, y zahirió de una manera cruel a sus enemigos, como en el conocido soneto, paradigma conceptista: "Érase un hombre a una nariz pegado...".

En su poesía amorosa, de corte petrarquista en la que lo que cuenta es la hondura del sentimiento, Quevedo vio una posibilidad de explorar el amor como lo que da sentido a la vida y al mundo, ejemplo de ello es el soneto "Cerrar podrá mis ojos la postrera..." que es uno de los sonetos más bellos de las letras españolas, en el cual la muerte no vence al amor que permanecerá en el amante como queda evidente en el último terceto.

Es un poeta genial, cuya permanente actualidad, maravillosa capacidad creadora del idioma castellano, honradez moral y elevada lírica, le dan un lugar preeminente en la poesía española.

(A continuación, algunos de los poemas del genial Quevedo, que se recitaron en el Club).
...................................

Soñé que el brazo de rigor armado,
Filis, alzabas contra el alma mía,
Diciendo: Este será el postrero día
Que ponga fin a tu vivir cansado.

Y desde luego, con golpe acelerado,
Me dabas muerte en sombra de alegría,
Y yo triste al infierno me partía,
Viéndome ya del cielo desterrado.

Partí sin ver el rostro amado y bello,
Mas despertóme deste sueño un llanto,
Ronca la voz y crespo mi cabello.

Y lo que más en esto me dio espanto
Es ver que fuese sueño algo de aquello
Que me pudiera atormentar tanto.

Fin


Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece,
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.

Puto es el gusto, y puta la alegría
que el rato puteril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.

Mas llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado,

si de otras tales putas me pagare;
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.

Fin


A LA EDAD DE LAS MUJERES

De quince a veinte es niña; buena moza
de veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil mujer de veinticinco a treinta.
¡Dichoso aquel que en tal edad la goza!

De treinta a treinta y cinco no alboroza;
mas puédese comer con sal pimienta;
pero de treinta y cinco hasta cuarenta
anda en vísperas ya de una coroza.

A los cuarenta y cinco es bachillera,
ganguea, pide y juega del vocablo;
cumplidos los cincuenta, da en santera,

y a los cincuenta y cinco echa el retablo.
Niña, moza, mujer, vieja, hechicera,
bruja y santera, se la lleva el diablo.

Fin


AL MOSQUITO DE LA TROMPETILLA

Ministril de las ronchas y picadas,
Mosquito postillón, Mosca barbero,
Hecho me tienes el testuz harnero
Y deshecha la cara a manotadas.
Trompetilla que toca a bofetadas,
Que vienes con rejón contra mi cuero,
Cupido pulga, Chinche trompetero
Que vuelas comezones amoladas,
¿Por qué me avisas si picarme quieres?
Que pues que das dolor a los que cantas,
De Casta y condición de potras eres.
Tú vuelas y tú picas y tú espantas
Y aprendes del cuidado y las mujeres
A malquistar el sueño con las mantas.


LETRILLA SATÍRICA - TODAS PONEMOS

Sabed, vecinas,
Que mujeres y gallinas
Todas ponemos,
Unas cuernos y otras huevos.
Viénense a diferenciar
La gallina y la mujer,
En que ellas saben poner,
Nosotras sólo quitar;
Y en lo que es cacarear
El mismo tono tenemos.
Todas ponemos,
Unas cuernos y otras huevos.
Docientas gallinas hallo
Yo con un gallo contentas;
Mas si nuestros gallos cuentas,
Mil que den son nuestro gallo;
Y cuando llegan al fallo,
En Cuclillos los volvemos.
Todas ponemos,
Unas cuernos y otras huevos.
En gallinas regaladas
Tener pepita es gran daño,
Y en las mujeres de ogaño
Lo es el ser despepitadas.
Las viejas son emplumadas,
Por darnos con que volemos.
Todas ponemos,
Unas cuernos y otras huevos.


MADRIGAL

Está la ave en el aire con sosiego,
en la agua el pez, la salamandra en fuego,
y el hombre, en cuyo ser todo se encierra,
está en sola la tierra.
Yo sólo, que nací para tormentos,
estoy en todos estos elementos:
la boca tengo en aire suspirando,
el cuerpo en tierra está peregrinando,
los ojos tengo en llanto noche y día,
y en fuego el corazón y la alma mía.


EXHORTA A LOS QUE AMAREN...

Cargado voy de mí; veo delante
muerte que me amenaza la jornada;
ir porfiando por la senda errada,
más de necio será que de constante.
Si por su mal me sigue ciego amante,
que nunca es sola suerte desdichada,
¡ay!, vuelva en sí, y atrás; no dé pisada
donde la dio tan ciego caminante.
Ved cuán errado mi camino ha sido;
cuán sólo y triste, y cuán desordenado,
que nunca así le anduvo pie perdido;
pues por no desandar lo caminado,
viendo delante y cerca fin temido,
con pasos que otros huyen, le he buscado.


Conoce las fuerzas del tiempo, y el ser ejecutivo cobrador de la muerte

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas!

Feroz de tierra el débil muro escalas,
en quien lozana juventud se fía;
mas ya mi corazón del postrer día
atiende el vuelo, sin mirar las alas.

¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!
¡Que no puedo querer vivir mañana,
sin la pensión de procurar mi muerte!

¡Cualquier instante de la vida humana
es nueva ejecución, con que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.

Fin


Osar, temer, amar y aborrecerse,
Alegre con la gloria, atormentarse;
De olvidar los trabajos olvidarse,
Entre llamas arder sin encenderse;

con soledad entre las gentes verse
y de la soledad acompañarse;
morir continuamente, no acabarse,
perderse por hallar con qué perderse;

ser Fúcar de esperanzas sin ventura,
gastar todo el caudal en sufrimientos,
con cera conquistar la piedra dura,

son efectos de amor en mis tormentos;
nadie le llame dios, que es gran locura,
que más son de verdugo sus tormentos.


A UNA MUJER FLACA

No os espantéis, señora Notomía,
Que me atreva este día,
Con exprimida voz convaleciente,
A cantar vuestras partes a la gente:
Que de hombres es en casos importantes
El caer en flaquezas semejantes.
Cantó la pulga Ovidio, honor Romano,
Y la mosca Luciano,
De las ranas Homero; yo confieso
Que ellos cantaron cosas de más peso:
Yo escribiré con pluma más delgada
Materia más sutil y delicada.
Quien tan sin carne os viere, si no es ciego,
Yo sé que dirá luego,
Mirando en vos más puntas que en rastrillo,
Que os engendró algún miércoles Corvillo;
Y quien pez os llamó, no desatina,
Viendo que tras ser negra, sois espina.
Dios os defienda, dama, lo primero,
De sastre o zapatero,
Pues por punzón o alesna es caso llano
Que cada cual os cerrara en la mano;
Aunque yo pienso que por mil razones
Tenéis por alma un viernes con ciciones.
Mirad que miente vuestro amigo, dama,
Cuando «Mi carne» os llama,
Que no podéis jamás en carnes veros,
Aunque para ello os desnudéis en cueros;
Mas yo sé bien que quedan en la calle
Picados más de dos de vuestro talle.
Bien sé que apasionáis los corazones,
Porque dais más pasiones
Que tienen diez Cuaresmas con la cara,
Que Amor hiere con vos como con jara;
Que si va por lo flaco, tenéis voto
De que sois más sutil que lo fue Scoto.
Y aunque estáis tan angosta, flaca mía,
Tan estrecha y tan fría,
Tan mondada y enjuta y tan delgada,
Tan roída, exprimida y destilada,
Estrechamente os amaré con brío,
Que es amor de raíz el amor mío.
Aun la sarna no os come con su gula,
Y sola tenéis Bula
Para no sustentar cosas vivientes;
Por sólo ser de hueso tenéis dientes,
Y de acostarse ya en partes tan duras,
Vuestra alma diz que tiene mataduras.
Hijos somos de Adán en este suelo,
La Nada es nuestro abuelo,
Y salístele vos tan parecida
Que apenas fuisteis algo en esta vida.
De ser sombra os defiende no el donaire,
Sino la voz, y aqueso es cosa de aire.
De los tres enemigos que hay del alma
Llevárades la palma,
Y con valor y pruebas excelentes
Los venciérades vos entre las gentes,
Si por dejar la carne de que hablo,
El mundo no os tuviera por el diablo.
Díjome una mujer por cosa cierta,
Que nunca vuestra puerta
Os pudo un punto dilatar la entrada
Por causa de hallarla muy cerrada,
Pues por no deteneros aun llamando,
Por los resquicios os entráis volando.
Con mujer tan aguda y amolada,
Consumida, estrujada,
Sutil, dura, büida, magra y fiera,
Que ha menester, por no picar, contera,
No me entremeto: que si llego al toque,
Conocerá de mí el señor San Roque.
Con vos cuando muráis tras tanta guerra,
Segura está la tierra
Que no sacará el vientre de mal año;
Y pues habéis de ir flaca en modo extraño
(Sisándole las ancas y la panza)
Os podrán enterrar en una lanza.
Sólo os pido, por vuestro beneficio,
Que el día del juicio
Troquéis con otro muerto en las cavernas
Esas devanaderas y esas piernas,
Que si salís con huesos tan mondados,
Temo que haréis reír los condenados.
Salvaros vos tras esto es cosa cierta,
Dama, después de muerta,
Y tiénenlo por cosa muy sabida
Los que ven cuán estrecha es vuestra vida;
Y así, que os vendrá al justo, se sospecha,
Camino tan angosto y cuenta estrecha.
Canción, ved que es forzosa
Que os venga a vos muy ancha cualquier cosa:
Parad, pues es negocio averiguado
Que siempre quiebra por lo más delgado.


QUE COMO SU AMOR NO FUE SÓLO DE LAS PARTES EXTERIORES, QUE SON MORTALES, ANSÍ TAMBIÉN NO LO SERÁ SU AMOR

Que vos me permitáis sólo pretendo,
y saber ser cortés y ser amante;
esquivo los deseos, y constante,
sin pretensión, a sólo amar atiendo.
Ni con intento de gozar ofendo
las deidades del garbo y del semblante;
no fuera lo que vi causa bastante,
si no se le añadiera lo que entiendo.
Llamáronme los ojos las faciones;
prendiéronlos eternas jerarquías
de virtudes y heroicas perfecciones.
No verán de mi amor el fin los días:
la eternidad ofrece sus blasones
a la pureza de las ansias mías.

Fin


PASIONES DE AUSENTE ENAMORADO

Este amor, que yo alimento
de mi propio corazón,
no nace de inclinación
sino de conocimiento.
Que amor de cosa tan bella,
y gracia que es infinita,
si es elección, me acredita;
si no, acredita mi estrella.
Y, ¿qué deidad me pudiera
inclinar a que te amara,
que ese poder no tomara
para sí, si le tuviera?
Corrido, señora, escribo
en el estado presente,
de que estando de ti ausente,
aún parezca que estoy vivo.
Pues ya en mi pena y pasión,
dulce Tirsi, tengo hechas
de las plumas de tus flechas
las alas del corazón.
Y sin poder consolarme,
ausente y amando firme,
más hago yo en no morirme
que hará el dolor en matarme.
Tanto he llegado a quererte,
que siento igual pena en mí
del ver, no viéndote a ti,
que adorándote, no verte,
si bien recelo, señora,
que a este amor serás infiel,
pues ser hermosa y cruel
te pronostica traidora.
Pero traiciones dichosas
serán, Tirsi, para mí,
por ver dos caras en ti,
que han de ser por fuerza hermosas.
Y advierte, que en mi pasión
se puede tener por cierto
que es decir ausente, y muerto,
dos veces una razón.


Por más poderoso que sea el que agravia, deja armas para la venganza

Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado,
en no injuriar al mísero y al fuerte;
cuando le quites oro y plata, advierte,
que le dejas el hierro acicalado.

Dejas espada y lanza, al desdichado;
y poder y razón, para vencerte:
no sabe pueblo ayuno temer muerte,
armas quedan al pueblo despojado.

Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.

Ama su desnudez y su querella
con desesperación, cuando le ofrece
venganza del rigor, quien lo atropella.

Fin


Ay Floralba !Soñé que te ... ¿ dirélo?
Sí, pues que sueño fue : que te gozaba.
¿ y quién, sino un amante que soñaba,
juntara tanto infierno a tanto cielo?

Mis llamas con tu nieve y con tu hielo,
cual suele opuestas flechas de su aljaba,
mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
como mi adoración en su desvelo.

Y dije: "Quiera Amor, quiera mi suerte,
que nunca duerma yo si estoy despierto,
y que si duermo, que jamás despierte".

Mas desperté del dulce desconcierto;
y vi que estuve vivo con la muerte,
y vi que con la vida estaba muerto.

Fin


Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

Salime al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados;
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo, y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

Fin


A UNA NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado.

Érase un reloj de sol mal encarado,
érase un alquitara pensativa,
érase un elefante boca aariba,
era Ovidio Nasón mas narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísima nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.

Franciso de Quevedo y Villegas

"DIA DE LA MADRE"

"DIA DE LA MADRE" A MI MADRE...

IV

Yo tuve una dulce madre,
concediéramela el cielo,
más tierna que la ternura,
más ángel que mi ángel bueno.

En su regazo amoroso,
soñaba... ¡sueño quimérico!
dejar esta ingrata vida
al blando son de sus rezos.

Mas la dulce madre mía,
sintió el corazón enfermo,
que de ternura y dolores,
¡ay!, derritióse en su pecho.

Pronto las tristes campanas
dieron al viento sus ecos;
murióse la madre mía;
sentí rasgarse mi seno.

La virgen de las Mercedes,
estaba junto a mi lecho...
Tengo otra madre en lo alto...
¡por eso yo no me he muerto!

(Fragmento de "A mi madre" de Rosalía de Castro)

Mimos regalas a cualquier hora,
Abrazos y besos, caricias todas.
Dándote siempre tan generosa.
Rodéame, tierna, alma preciosa
Eres la más dulce y voluntariosa.

(Aire...22-9-04)

Madre, madre, tu me besas,
pero yo te beso mas.
Como el agua en los cristales,
caen mis besos en tu faz...
Te he besado tanto, tanto
que de mí cubierta estás
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear:
Cuando tú, a tu hijito escondes
no se le oye el respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y que lindo niño veo
a tus ojos asomar...
el estanque copia todo
lo que tu mirando estás;
Pero tú en los ojos copias
a tu niño y nada más.
Los ojitos que me diste
yo los tengo que gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...

(Gabriela Mistral)

A Mi Madre

¡Oh, cuan lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormias!

¡Con que grato embeleso recojías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera
con maternal orgullo repetias!

Hoy que de la vejez en el quebranto,
mi barba se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,

al recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque, pensando en tí, me siento niño.

(Vicente Riva Palacio)

EPITAFIO

Un golpe dí con temblorosa mano
sobre su tumba venerada y triste;
y nadie respond1o ... Llamé en vano
porque ¡la madre de mi amor no existe!

Volví a llamar, y del imperio frío
se alzo una voz que dijo: ¡Si existe!
Las madres, nunca mueren ... Hijo mío
desde la tumba te vigilo triste ...

¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Díos, en espiral de nubes...
¡La madre, es inmortal!


Venga MADRE
hoy quiero sorprenderte
te voy a llevar al parque
antes de que tu te marches
por el sendero tranquilo
quiero, sonreírte, amarte ayudarte,
quiero quitar esas piedras que tu no puedes saltarte
quiero decirte bajito
que adelante
que soy tu bastón de roble
o tu bambú joven
que tienen mis brazos fuerza
para poder pasearte
y que mientras yo viva madre
no tendrás que andar sola el camino
yo estoy aquí para ayudarte.

(ARMONIA)

Madre Amorosa

Sólo la madre amorosa,
de sus hijos cuidadosa,
yace en vela;
y a su afecto reverente
es, de la vida inocente,
centinela.
¿Qué del hombre sucediera,
si a su lado no tuviera
en la infancia,
de una madre el dulce anhelo,
sus caricias, su consuelo,
su constancia?

(Rafael Carvajal)

Mas no, que también velando
en su triste soledad,
con el alma dolorida
un hijo infeliz está;
y en medio de la amargura
de su mísera aflicción
al suspirar por su madre
calma un tanto su dolor.
¡Ay! suspiro, que en mi pecho
el amor hizo nacer,
parte veloz, ahora mismo,
adonde mi alma se fue;
y dile a mi dulce madre,
ocultando tu aflicción,
que eres consuelo en su ausencia,
que eres prenda de su amor.
Y dile, si acaso llora,
proscrito al verme infeliz,
por Dios, que enjugue su llanto,
que no lo vierta por mí.
Tal vez sus lágrimas pías,
agravando su pesar
haranme víctima triste
de inconsolable orfandad.
Que ella es la luz de mis ojos,
el remedio en mi dolor,
el sostén de mi esperanza,
la vida del corazón.
Que guarde su tierno llanto
para otro cercano mal...
¡Quizá las puertas se me abren
de la inmensa eternidad!
Que una lágrima en mi tumba
debo a sus ojos pedir;
pero esa lágrima sólo
por el tiempo que viví.
Entre tanto, madre mía,
calme el cielo tu aflicción,
recordando que padezco
por mi patria y por mi honor.
Todo harán mis enemigos
con la fuerza y su maldad;
pero no impedir que te ame,
eso no, jamás podrán:
Y a que conozcas te envío
desde extranjera mansión
"Un recuerdo", a tu memoria
y a tus caricias, mi amor.

(Rafael Carvajal)

Madre del alma, madre querida,
Son tus natales, quiero cantar;
Porque mi alma, de amor henchida,
Aunque muy joven, nunca se olvida
De la que vida me hubo de dar.

Pasan los años, vuelan las horas
Que yo a tu lado no siento ir,
Por tus caricias arrobadoras
Y las miradas tan seductoras
Que hacen mi pecho fuerte latir.

A Dios yo pido constantemente
Para mis padres vida inmortal;
Porque es muy grato, sobre la frente
Sentir el roce de un beso ardiente
Que de otra boca nunca es igual.

(José Martí)

Soy la semilla que ama, la que derrama lo que tiene
Doy lo que sé, para que todos se sirvan de ello
La luz me da la vida y el crecimiento
Yo doy mi vida por todos para que crezcan
Crecen se hacen grandes y aprenden mientras yo menguo
Trabajo en las profundidades oscuras de donde me nutro
Filtro los sentimientos de todos los tipos de dureza y paz
Para dar lo mejor a los que se nutren de mí
Me alegro verlos volar mientras moribunda me anclo
Me gusta verlos felices, me conformo con la humedad
Y el viento fresco que me trae la sal del mediterráneo
Me conformo.... ser útil con Amar.

(Juan de barro)

A mi madre (Adiós al buen tiempo" : poesías y mesenianas)

Oh sol de mi niñez, madre querida,
que te ocultas en nubes de pesares,
los ecos de mi alma entristecida
lleve hacia ti la brisa de los mares.
No muevo el arpa a melodioso canto
por seguir el fantasma de la gloria,
cada son es la gota de este llanto
que consagro a tu plácida memoria.
Si lleno de pesar mi triste pecho
su llanto no vertiera en este día,
a mis penas el alma cauce estrecho
en mares de dolor se anegaría.
Si yo culpable fui o si he sembrado
de crímenes la tierra que me abriga,
o al cielo en su justicia he provocado
¿porqué, oh madre, porqué cruel te castiga?
¿Porqué sumida en la doliente ausencia
te erige sus cadalsos el dolor?
Tu delito fue darme la existencia,
¡fue tu delito tu materno amor!
¿Quién de ti me apartara, madre mía?
¿Quién ha turbado tu felice anhelo?
el que trueca en desorden la armonía,
y la paz ahuyentó del triste suelo.

El oro, sí, fue el oro mercenario
que abrojos presta al cabezal del hombre,
el oro a la ventura necesario
hasta de aquel que aborreció su nombre.
Lo buscaré, sí, madre, y la ventura
a vivir con nosotros volverá,
su tiránica ley, de la natura
los vínculos de amor no romperá.
En arras pues de bienhechores tratos
van con destino, madre, a tu sustento,
de mi primer afán los dones gratos,
son muestras de esperanza y de contento.
Que no la vanidad ni las grandezas,
ni codicias injustas, criminales,
me impulsan a soñar con las riquezas,
mis fines son, lo juro, celestiales.
La paz del corazón, el goce santo
de la familia en el honrado gremio,
el bien no individual, son el encanto
que busca el corazón cual grato premio.
¡Ah! ¡si cual ave que llevó ligera
a sus hijos las presas inocentes,
en alas de mi amor volar pudiera
o darte mis abrazos elocuentes!
Tú me diste tu sangre en alimento
en la risueña edad de mi lactancia,
hoy mi sudor, mi ser, todo mi aliento
los cuidados te pagan de la infancia.
Y aun yacen en mi pecho enrojecidas
por fuego de virtud, las bendiciones
que me diste al partir, no desoídas
se pierdan tus maternas oraciones.
Bendigo, sí, a mi vez, bendigo el oro
que así se presta a generoso empleo,
lo bendigo también si enjuga el lloro
o redimiendo al infeliz lo veo.
Mas, oh madre, ¿qué alcanzo con que vivas
si los aromas de tu amor no alcanzo?
¿qué te importan los dones que recibas
si en pos de tus caricias no me lanzo?

Adiós, oh madre, pues, ruégale al cielo
que luzca siempre su genial bonanza
y nunca el triste y nebuloso velo
nos encubra ¡ay! ¡el sol de la esperanza!

(Alejandro Tapia y Rivera)

A MI MADRE

Decir madre es decir amor y vida,
abrir al horizonte la mirada,
sentir que en el silencio y en la nada
su mano va cubriendo nuestra huída.

Es volver a la infancia alborozada,
es tornar brevemente a la cordura,
admirar en un soplo la figura
que desprende su imagen sosegada.

Decir madre es privarse de amargura,
apartar de la mente la agonía
y guardar en el seno la valía
de sentir cada instante su bravura.
Yo que afirmo en el alma la ternura
que brota de su blanco pensamiento,
en la dicha proclamo con el viento
ese gozo que ensalza su armonía
y el orgullo que inflama mi alegría
al decirle a mi madre lo que siento.

(José Luis Muñoz, 23-08-01)

¡Madre!

Alas de ternura todo un firmamento,
de las calmas azules donde me acunas
terciopelo de mieses en la luz de las lunas
aurora de sinfonías en el talle de tu aliento.

Angelus de noche y día en mi pensamiento
como la infancia alejada de templadas dunas
¿recuerdas mamá tus veladas diurnas?
que añoranza es mi canto con sentimiento.

Tu belleza serena de los años labrados,
y seda tus manos de memorias curtidas
si han de recuperar algún momento ausente

Abrázame hoy madre en los relojes parados,
de los crueles kilómetros que aún nos dominan
¡abrázame madre! que te siento presente.

(Elegancia)

DOLOROSO SILENCIO

A veces, duele la paz del silencio;
duele el recuerdo que acude
resbalando amargo por el cerebro,
acompañado de la soledad
y de la agonia de la nostalgia,
abriendose heridas sin cicatrizar.
Aquellos abrazos de niños,
aquellas manos que acariciaban
nuestras cabezas, entre suspiros.
Eran suspiros liberados,
escapados de lo hondo del pecho
de aquellos seres tan venerados.
Una madre que al mundo nos trajo,
esa madre de pechos henchidos,
coronados por aquel pezón rosado,
que fueron manantial de vida
y deleite para nuestras manos,
que los mesaban en feliz caricia.
O aquel padre, tan orgulloso
con su hijo/a venido al mundo,
que era su pasión y su gozo;
sus manos ásperas y grandes,
curtidas tal vez por rudos trabajos,
acariciaban nuestra piel con arte.
Eran cálidas y lentas caricias
como para infundir en nosotros,
la fuerza que llevaban escondida
en los mas hondo del alma,
y que querian transmitirnos
antes de que su vida finara.
Duele si, a veces el silencio;
duele el pensar en la infancia,
duelen aquellos bellos recuerdos:
el sonido de aquellas voces,
la aspereza de un rostro,
de unos labios el calido roce...
Duele que se hayan marchado
por esa senda del no regreso,
nuestros seres más amados...
Aunque ...un consuelo nos dejaron,
acaso escrito en las nubes,
o en el verdor de esos campos.
O escrito sobre la parda tierra,
y en el verde de las pámpanas
y en el polvo de la vereda...
Donde quiera que ellos pisaron
y nosotros aún recorremos,
en pos de algun mensaje dejado.

(G.- diciembre de 2002)

Madre, llévame a la cama
Madre, llévame a la cama.
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.
Ven, hijo, Dios te bendiga
y no te dejes caer.

No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquél.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.

¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquél?
No dice, hijo mío, reza,
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.

¿Estás aquí, madre mía?
porque no te logro ver...
Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.

(Manuel de Unamuno)

A MI MADRE - XII

Nunca permita Dios que yo te olvide,
mi santa, mi amorosa compañera;
nunca permita Dios que yo te olvide,
aunque por tanto recordarte muera.

Venga hacia mí tu imagen tan amada
y hábleme al alma en su lenguaje mudo,
ya en la serena noche y reposada,
ya en la que es parto del invierno crudo.

Y que en tu aislado apartamiento fiero,
tan ajeno del hombre y su locura,
velen mi llanto y mi dolor primero
al lado de tu humilde sepultura.

(Rosalía de Castro)

Madrecita

Madrecita del alma querida
en mi pecho yo llevo una flor,
no te importe el color que ella tenga,
porque al fin tú eres, madre, una flor.

Tu cariño es mi bien madrecita,
en mi vida tú has sido y serás
el refugio de todas mis penas
y la dicha de amor y verdad.

Aunque amores yo tenga en la vida
que me llenen de felicidad,
como el tuyo jamás madrecita,
como el tuyo no habré de encontrar.

(Oswaldo Farrés)

CARICIA

Madre, madre, tú me besas
pero yo te beso más
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...

(Gabriela Mistral)

Madre, la noche llega sorda
mi mano busca tu espalda.
Madre, el corazón se desangra
y mi alma en la tristeza ahonda.

Madre, repique de pena
tu voz ya no suena
ni en el patio, ni en la torre
ni en la sala, ni en la almena.

Un dia recogiste la alegria
la dulzura, la risa y la fantasia,
abriste la puerta oscura.

Ahora, Madre, que estoy sola
busco en el aire, en las olas
Solo, Madre, la tristeza perdura

"¡Mamá, te quiero mucho!"
Ese algo que me despierta
y me amenaza con el filo dentado
de la infancia.
¿Quién me roba, después, ese algo?.
Amargo soplo que revienta la esfera
donde guardo
mi más preciado secreto.

Tendida estoy
contemplando la variaciones de insectos
que pintarrajean el techo.
El suelo está helado.
Me abro de piernas
y me cuelgo las rodillas
de las palmas de mis manos.

Sal, amor,
y despierta al dormido espinazo
que ya mi olfato trabaja a pleno
rendimiento.
Fluye
maloliente lengua de lento
movimiento,
aquí te esperan mis manos
-espátulas y pinceles desahuciados-
gozoso embadurne de piernas,
vientre e ombligo,
hedor desbordado de su cauce
anegando planicies y vaguadas resecas.

(LGinebra)

RECUERDO

Recuerdo , tantas cosas!
Aquel nombre que me pusisteis
Para pasar las horas.....
Un día me dijisteis
Angelote pasa!
Hoy, aun estoy viva
Y como siempre trague saliva.....
Y más saliva.
El nácar de tu cara
Se acentuaba de mañana en mañana....
Tu sonrisa de boca y de ojos
Se perdía en la nada....tu fuerza de vida
Se desvanecía en el cuarto blanco
Tus manos de alas
Morían poco a poco
Eran muchos los que querían verte, y me decías
No quiero que me vean, hija mía...
A pesar de todo, relucías
Sentadas en el banco de la muerte
Me contabas historias sabidas
Pero en aquel momento duro
De vida entregada
Tu LUZ, hechicera....me enseño
Que el camino no termina.
Que suerte para mí
TENERTE.

(Ñato)

DIOS LO QUIERE

I La tierra se hace madrastra
si tu alma vende a mi alma.
Llevan un escalofrío
de tribulación las aguas.
El mundo fue más hermoso
desde que me hiciste aliada,
cuando junto de un espino
nos quedamos sin palabras,
¡y el amor como el espino
nos traspasó de fragancia!
Pero te va a brotar víboras
la tierra si vendes mi alma;
baldías del hijo, rompo
mis rodillas desoladas.
Se apaga Cristo en mi pecho
¡y la puerta de mi casa
quiebra la mano al mendigo
y avienta a la atribulada!
II Beso que tu boca entregue
a mis oídos alcanza,
porque las grutas profundas
me devuelven tus palabras.
El polvo de los senderos
guarda el olor de tus plantas
y oteándolas como un ciervo,
te sigo por las montañas...
A la que tú ames, las nubes
la pintan sobre mi casa.
Ve cual ladrón a besarla
de la tierra en las entrañas,
que, cuando el rostro le alces,
hallas mi cara con lágrimas.
III Dios no quiere que tú tengas
sol si conmigo no marchas;
Dios no quiere que tú bebas
si yo no tiemblo en tu agua;
no consiente que tú duermas
sino en mi trenza ahuecada.
IV Si te vas, hasta en los musgos
del camino rompes mi alma;
te muerden la sed y el hambre
en todo monte o llanada
y en cualquier país las tardes
con sangre serán mis llagas.
Y destilo de tu lengua
aunque a otra mujer llamaras,
y me clavo como un dejo
de salmuera en tu garganta;
y odies, o cantes, o ansíes,
¡por mí solamente clamas!
V Si te vas y mueres lejos,
tendrás la mano ahuecada
diez años bajo la tierra
para recibir mis lágrimas,
sintiendo cómo te tiemblan
las carnes atribuladas,
¡hasta que te espolvoreen
mis huesos sobre la cara!

(Gabriela Mistral)

LÁPIDA FILIAL

Apegada a la seca fisura
del nicho, déjame que te diga:
-Amados pechos que me nutrieron
con una leche más que otra viva;
parados ojos que me miraron
con tal mirada que me ceñía;
regazo ancho que calentó
con una hornaza que no se enfría;
mano pequeña que me tocaba
con un contacto que me fundía:
¡resucitad, resucitad,
si existe la hora, si es cierto el día,
para que Cristo os reconozca
y a otro país deis alegría,
para que pague ya mi Arcángel
formas y sangre y leche mía,
y que por fin os recupere
la vasta y santa sinfonía
de viejas madres: la Macabea,
Ana, Isabel, Lía y Raquel!

(Gabriela Mistral)

MADRE

Alas de ternura todo un firmamento,
de las calmas azules donde me acunas
terciopelo de mieses en la luz de las lunas
aurora de sinfonías en el talle de tu aliento.

Angelus del día eres en mi pensamiento
como la infancia alejada de templadas dunas
¿recuerdas mamá tus veladas diurnas?
y añoranza es mi canto con sentimiento.

Tu belleza serena de los años labrados,
seda tus manos de memorias curtidas
si han de recuperar algún momento ausente
Abrázame hoy madre en los relojes parados,
de las crueles distancias que aún nos dominan
¡abrázame madre! que te siento presente.

(Elegancia)

ANTONIO GALA

ANTONIO GALA BREVES NOTAS BIOGRÁFICAS:

Poeta, dramaturgo, novelista y escritor español que ha conocido en los últimos años un reconocimiento unánime de público y crítica. Nacido en Brazastortas (Ciudad Real), consiguió un accésit del premio Adonais de poesía en 1959, con Enemigo íntimo, obtuvo el Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca en 1963, por Los verdes campos del Edén y consiguió el Premio Planeta en 1990 por su primera novela, El manuscrito carmesí. La obra teatral de Gala es muy amplia y ha gozado más de los favores del público que de una parte de la crítica. Esto ha podido deberse a la dificultad de clasificar su obra, ni de crítica social ni acomodaticia burguesa sino lírica y épica, y con una gran carga alegórica para que el público establezca las conexiones con la realidad próxima o lejana que su imaginación le permita. Entre sus obras de más éxito pueden citarse Anillos para una dama (1973), ¿Por qué corres, Ulises? (1975), Petra Regalada (1980), Samarkanda (1985), Carmen, Carmen (1988) y La truhana (1992). Su llegada a la novela fue tardía, pero con un éxito de público arrollador. A El manuscrito carmesí, han seguido, La pasión turca (1993), llevada al cine por Vicente Aranda, Aguila bicéfala (1994) y La regla de tres (1996). Toda la trayectoria literaria de Gala está marcada por temas de tipo histórico que utiliza más para iluminar el presente que para ahondar en el pasado. Ha escrito también guiones televisivos, como la serie Paisaje con figura, artículos periodísticos, entre los que destaca, la serie publicada en El País, Charlas con Troylo, e incluso el texto de la ópera, Cristobal Colón (1992).

POEMAS:

ATARDECIO SIN TI

Atardeció sin ti. De los cipreses
a las torres, sin ti me extremecía.
Qué desgana esperar un nuevo dia
sin que me abraces y sin que me beses.

A fuerza de tropiezos y reveses
la piel de la esperanza se me enfria.
Qúe agonía ocultarte mi agonía,
y que resurrección si me entendieses.

Atardeció sin ti. Seguro y lento,
el sol se derrumbó, limón maduro,
y a solas recibí su ùltimo aliento.

Quién me viera caer,, lento y seguro,
sin más calor ni más resurgimiento,
gris el alma y frustrada entre lo oscuro.-

CÓMO RETUMBA AMOR, CÓMO RESUENA...

Cómo retumba amor, cómo resuena
tu nombre, suelto en flor, por los collados:
su aletear de palomos azorados
ni el orden de la noche lo serena.

Cuánta luna y qué olor de luna llena
empapan con su lino los sembrados.
Brilla tu nombre en los desiertos prados,
y en el tobillo siento su cadena.

Vendrá la luz, regresará la hora
en que, abierta, la luz despavorida
vierta sonora sangre de granada.

Vendrá otra vez la sangre más sonora
golpeando en las llagas de la vida,
pero estará la vida ejecutada.

MI CINTURÓN APRIETA TU CINTURA

Mi cinturón aprieta tu cintura,
y tu sonrisa, mi corazón.
Sobrevolamos las islas indecibles
y a nuestro paso las nubes se disipan.
¿Cómo regresar al beso y la armonía
sin que la respiración se entrecorte?
¿Cómo planear la noche compartida
después de tanta ausencia?
Sólo el aire es aliado nuestro
porque nuestro deseo es de aire puro.
Cuando descendamos a la tierra
las alas deberán seguir batiendo:
el aire de las alas
es nuestro sostén único
y las alas del aire nuestro lecho.
Desembocan los ríos en los mares azules
como en tu pecho desemboca el mar.
Abrázame en tus alas
para que otro aire no me roce
sino tu aliento, del que vivo y muero.
Bajo el cielo impalpable
hecho de luz y espera,
abrázame, amor mío, con tus alas.
Abrázame sobre la corrompida
ciudad sagrada de los hombres.

EL ARMA QUE TE DI PRONTO LA USASTE

El arma que te di pronto la usaste
para herirme a traición y sangre fría.
Hoy te reclamo el arma, otra vez mía,
y el corazón en el que la clavaste.

Si en tu poder y fuerza confiaste,
de ahora en adelante desconfía:
era mi amor el que te permitía
triunfar en la batalla en que triunfaste.

Aunque aún mane la sangre del costado
donde melló su filo tu imprudencia,
ya el tiempo terminó de tu reinado.

Hecho a los gestos de la violencia,
con tu mala costumbre ten cuidado;
tú sólo no te hieras en mi ausencia.

TENGO LA BOCA AMARGA

Tengo la boca amarga y no he mordido;
el alma, atroz, y la canción, tronchada.
No sé qué fuerza traigo en la mirada,
ni qué traigo en mi cuello, de vencido.

No sé ni cómo ni por qué he venido.
Esto es todo: llegué; no sé más nada.
No me importa el quehacer ni la jornada,
y me da igual herir que ser herido.

La sangre, a punto, se impacienta y arde
por inundar la alcoba a la que vine,
donde fui tan feliz que fui cobarde.

Sólo pido al amor que no se obstine.
Me sentiré a su orilla cualquier tarde
para que alguien, de paso, me termine.

SI YA NO VIENES

Si ya no vienes, ¿ para qué te aguardo?
Y si te aguardo, di por qué no vienes,
verde y lozana zarza que mantienes
sin consumirte el fuego donde ardo.

Cuánto tardas, amor, y cuánto tardo
en rescindir los extinguidos bienes.
Ya quién me salve no lo sé, ni quienes
clavan el alma dardo sobre dardo.

A la mañana, que se vuelve oscura,
sigue la noche, que se vuelve clara
a solas con tu sed, que hiere y cura.

No quisiera pensar si no pensara
que, privado que fui de tu hermosura,
me olvidara de mí si te olvidara.

RAFAEL MONTESINOS

RAFAEL MONTESINOS BIOGRAFÍA:

Rafael Montesinos, poeta sevillano, Hijo Predilecto de Andalucía en 1989, falleció el 4 de marzo a los 84 años en el hospital Ramón y Cajal de Madrid a consecuencia de un fallo renal. Montesinos, Premio Nacional de Literatura en 1958 y 1977, había ingresado por una insuficiencia respiratoria tres días antes en este hospital.
El poeta, autor de 'Los años irreparables', había nacido el 30 de septiembre de 1920 en Sevilla, ciudad en la que cursó el Bachillerato en el colegio Villasís de los jesuitas, y en 1941 se trasladó a Madrid, ciudad en la que ha vivido desde entonces.
Sus primeros poemas aparecieron en 1943 en la revista 'Garcilaso' y en esa época colaboró también en laa revistas 'Espadaña' e Insula y en otras publicaciones nacionales y extranjeras.
Poco después de llegar a Madrid publicó 'Balada del amor primero' (1944), pero su primer libro de poemas, 'Canciones perversas para una niña tonta', lo editó dos años más tarde junto a su obra 'El libro de las cosas perdidas'. En 1948 publicó 'Las incredulidades' y en 1952 fundó la Tertulia Literaria Hispanoamericana y editó su primer libro de ensayo con el título 'Los años irreparables'.
Un año más tarde obtuvo el Premio Ateneo de Madrid por 'País de la esperanza', obra con la que abandonó sus referencias al pasado para situarse en el presente.
Tras 'Cuaderno de las últimas nostalgias' (1954) y 'La soledad y los días' (1956), Montesinos obtiene el Premio Nacional de Literatura y el Ciudad de Sevilla con 'El tiempo en nuestros brazos', libro de poemas dedicado a su mujer y sus hijos.
En 1963 fue elegido por unanimidad miembro de la Hispanish Society de Nueva York y, después de obras como 'La verdad y otras dudas' (1966) o 'Antonio Zarco, estudio sobre su vida y su obra' (1976), obtiene un año más tarde el Premio Nacional de Literatura en la categoría de ensayo por su libro 'Bécquer, biografía e imagen'.
Es además autor de las obras: «Balada del amor primero» en 1944, «Antología poética» en 1956, «El tiempo en nuestros brazos» en 1958 y «La verdad y otras dudas», 'El libro de los gorriones' (1984), 'De la niebla y sus nombres' (1985), 'Alzado en almas, canciones, poemas y verso libre para Andalucía' (1987) y 'La semana pasada murió Bécquer', entre otras.

Rafael Montesinos nos lega una poesía de muy variados registros en la mejor tradición de la sensibilidad de Gustavo Adolfo Bécquer (a quien él estudió en profundidad) y de otros grandes maestros sevillanos: los hermanos Machado y Luis Cernuda. El escritor sevillano nació el 30 septiembre de 1920. Cursó el bachillerato en el colegio Villasís de los jesuitas. A principios de 1941 trasladó su residencia a Madrid, donde vivía desde entonces. Sus primeros poemas aparecieron en 1943 en la revista «Garcilaso». En esa época colaboró también en «Espadaña» y en publicaciones de todo el mundo.

Maestro de fecundas promociones:

En 1952 fundó la Tertulia Literaria Hispanoamericana, el mejor espejo en el camino de la poesía hispánica. En 1953 obtuvo el Ateneo de Madrid por «País de la esperanza», donde se sitúa en una afirmación del presente que derivará hacia motivos sociales en «La verdad y otras dudas». De 1958 es «El tiempo en nuestros brazos», libro de poemas dedicado a su mujer y sus hijos, extraordinaria celebración del mundo doméstico y con el que fue galardonado con el Nacional de Literatura y el Ciudad de Sevilla. En 1963 fue elegido, por unanimidad, miembro de la Hispanic Society de Nueva York. Con «Bécquer, biografía e imagen» logró el Nacional de Ensayo y el Fastenrath de la Real Academia en 1979. Hijo predilecto de Andalucía, algunas de sus obras han sido publicadas en sistema Braille y traducidas a diversos idiomas. Sus perfectas poesía y métrica han sido revalorizadas por la más fecunda promoción de poetas actuales.

Dice de él Antonio Burgos:

“Rafael Montesinos ha vivido siempre instalado en el abono de la carrera oficial de la nostalgia. La nostalgia en el tiempo, la nostalgia en el espacio.
La nostalgia en el tiempo, que empezó a vivir desde muchacho. Rafael Montesinos tiene nostalgia de la niñez desde el mismo día que la perdió, desde el mismo día que se enamoró de una niña sevillana y la amó junto a un tapiz clásico con Dante y Beatriz. Su insuperable prosario de "Los años irreparables" es nostalgia a pie de obra, a pie de infancia perdida, y hallada al tercer día entre los doctores del templo de la melancolía becqueriana, en el que Montesinos oficia de sumo sacerdote. Y la nostalgia en el espacio, que se llama Sevilla.”

Andaluz como pocos, hondo, serio. Su Tertulia Hispanoamericana del Instituto de Cultura Hispánica fue muchos martes, lustros de martes, una activa ventana abierta a la poesía andaluza, cuando otros la negaban. Cuando nadie hablaba de Andalucía, Montesinos hasta tenía nostalgias de ella. El colofón de sus libros de versos lo demuestra. Es tan andaluz de la Bética, del olivo de Tarazona, que su "Viva Andalucía Libre" lo pone en latín de Villasís: "Laus Baeticae".

Su amistad con José García Nieto, también poeta, periodista y fundador de la Revista Garcilaso y ganador entre otros de un premio Cervantes, fallecido en el 2001, le llevó a relacionarse con él de modo epistolar. En algunas de esas epístolas se hallan poemas originales de puño y letra del autor.

Ver: http://www.garcianieto.com/rafael_montesinos.htm

POEMAS:

A UNA ADOLESCENTE

Porque en tu sangre había
diecisiete caballos galopando,
en el dulce pecado de la carne
tú y yo nos encontramos,
que el amor vuelve un día de repente,
igual que vuelve el árbol
del estéril invierno a la más verde
mentira del verano.

Porque en tu sangre había
diecisiete caballos galopando,
al corazón quisiste
llegar y te quedaste entre mis manos.
Mi corazón es sitio solamente
de corazón. Me lo dejé olvidado
en una tierra roja de olivares
donde todo es más claro.
Déjalo sollozar. Sólo me sirve
para un amor lejano.

Pero medí tu cuerpo con mis besos,
tus besos con mis labios,
para las altas lunas de tus pechos
fui poeta romántico,
porque en tu sangre había diecisiete
caballos galopando.

EL RITO Y LA REGLA

En el patio mi padre con su túnica
negra, en la madrugada más profunda
de la clarísima ciudad, se ha puesto
solemnemente el negro capirote.

Silencioso es el rito, no aprendido
sino heredado, yéndole en la sangre,
pues los siglos se ven hasta en la forma
de sujetarse el antifaz al rostro.

(Y silencioso y sin hablar con nadie,
el nazareno escogerá el camino
mas corto….)

Oh padre mío,
cuánto silencio hay en este Viernes,
tan lejos de mi vida,
cerrada para siempre la cancela
que a nadie espera ya.

Hoy la memoria escoge
el camino más corto para herirme.
(Viernes del 82)

Ver:http://www.antonioburgos.com/antologia/semana_santa/anecdotas/montesinos.html

LAS DEMÁS... ¿CÓMO FUERON?

Las demás... ¿cómo fueron? Tú jugabas
en algún sitio, niña todavía.
Bajo la madrileña luz del día,
entre juegos y penas me esperabas.

Las demás... ¿dónde fueron? Tú cantabas:
«Yo tenía un castillo...», y Dios sabía
que era yo, poco a poco, quien hacía
el castillo que matarileabas.

«Las demás, ¿cómo fueron?», me preguntas
pensativa la boca, el aire triste,
bajos los ojos y las manos juntas.

¡Las demás! ... ¿Quiénes fueron? Yo quisiera
que me explicaras cómo te me hiciste
tan niñamente mi pasión primera.

SONETO A JOSÉ GARCÍA NIETO PORQUE ME VIO MUERTO EN ESCENA

Tan fácil es morirse de repente
que de repente, amigo, me he quedado
muerto entre bastidores, transformado
en frío aquel calor que hubo en mi frente.

Si morir es sentir lo que se siente
cuando falta el amor, yo le he entregado
a la Muerte -impaciente enamorado-
mi vertical mentira indiferente.

Ya me llevan en vilo a la salida
para dejarme donde están aquellas
mujeres que llorándome adivino.

Muerto a la escena voy como la vida,
que estaba muerto ya cuando mis huellas
encontraron un día su camino.

YO ESTOY SOLO EN LA TARDE

Yo estoy solo en la tarde. Miro lejos,
desesperadamente lejos. Quedan
por el aire las últimas palabras
de los enamorados que se alejan.
Las nubes saben dónde van, mi sombra
nunca sabrá dónde el amor la lleva.
¿Oyes pasar las nubes, dime, oyes
resbalar por el césped mi tristeza?

Nadie sabe que amo. Nadie sabe
que si llegó el amor trajo su pena.
Yo estoy sólo en la tarde y miro lejos.
No sé de dónde vienes a mis venas.

Te me vas de las manos, no del alma.
Nos separan montañas, vientos, fechas.
El amor, cuando menos lo pensamos,
se nos viste de ausencia.

Estoy en soledad. Miro a lo lejos
oscurecer la tarde y mi tristeza.
Estoy pensando en ti y estoy pensando
que acaso en soledad también me piensas.

SÁLVAME

A eso puedo decir -respondió Don Quijote-
que Dulcinea es hija de sus obras.
(II parte, cap. XXXI!)

Pobladora de todos mis sentidos,
tan castamente tú la pobladora,
sálvame, amor, ahora y en la hora
de la muerte, la tierra y los olvidos.

Ay, niña, sálvame a ratos perdidos
la eternidad que al alma, triste, llora
ya por perdida, oh mi eternizadora,
mi arcángel de los gestos doloridos.

Álcese ya mi voz en tu alabanza,
corazón que en un sólo nombre fija
mi corazón de yentes y vinientes,

oriunda de mi única esperanza,
hija de Dios y de tus obras hija,
que me salvas con besos diferentes.